Como
todos los años por estas fechas, estoy delante del prestigioso
Premio Planeta para hacer lo que ya es una costumbre..., cuestionar
la validez de los mismos y por supuesto averiguar el significado del
concepto “premio”, que a mi personalmente no me
deja de “sorprender”.
Llevo
media vida leyendo y esperando que estos señores de la editorial
Planeta se dignen a deleitarnos con una novela digna que merezca el
galardón y que superen sus ansias comerciales y su magnifico
esfuerzo por lograr un éxito de venta que no deja más que
insatisfacción a los que leen en este país. Sin duda cada lector es
un mundo, por eso ante la pregunta de cómo es el libro, resumo
diciendo que es entretenido para aquellos que están familiarizados
con la escritora donostiarra; pero en el fondo prefiero ser sincera
para evitar decepciones a los que regalan estos ejemplares en estas
fechas tan señaladas, y boicotear así, las arcas de estos
empresarios que flaco favor le hacen a sus lectores.
Dolores
Redondo es la autora de “Todo eso te daré”, al
haberme leído las más de seiscientas páginas, encontré la
referencia al título en una frase que el diablo le dice a un mortal
refiriéndose a los beneficios que obtendría si pactara con él. De
manera que eso al menos me ha quedado claro. Aunque todo el mundo me
ha invitado a leer “La Trilogía de Batzán”,
después de esta experiencia no tengo intenciones de hacerlo, aunque
sí he leído otras publicaciones de esta escritora y valoro su
trayectoria literaria. Sin duda es un betseller navideño con
intenciones comerciales y el respaldo de un “Premio” a
estas alturas muy cuestionado. Ante esta entrada cañera lo mejor es
presentaros las sinopsis y seguir con una reseña de traca que pueda
compensar mi decepción annual “Planetaria”.
El
escritor madrileño Manuel se entera de que su marido, Álvaro, que
le había dicho que estaba en Barcelona, ha muerto en la Ribeira
Sacra, en Galicia, tras un accidente de coche. Rápidamente se
traslada al lugar, para identificar el cuerpo, y asistir al
funeral.
Una vez allí,
descubrirá que el difunto pertenecía a una familia noble, los Muñiz
de Dávila, y poseía una fortuna de la que le ha nombrado único
heredero. Aunque en un principio Álvaro quiere renunciar a todo, y
huir del lugar, por el rechazo de su familia política, Nogueira, un
guardia civil jubilado, y Lucas, sacerdote amigo de su marido, le
pondrán tras la pista de que hay gato encerrado en el fallecimiento
de este último.
Cuando
se lee un argumento corto y sencillo, esperas una estructura ordenada
y una trama bien configurada; cuando se habla de un personaje
estrella, esperas que este sirva de eje central a la historia y
cuando te hablan de una muerte sospechosa, piensas que el misterio
está servido en bandeja de plata..., pues todos los pensamientos se
me han ido al traste en las primeras páginas de la novela.
No
me ha enganchado en ningún momento, el ritmo es lento y pastoso
hasta ir saltando párrafos en los que no pasaba nada, la intriga
brilla por su ausencia, las descripciones son excesivas y flojas, los
monólogos interminables, la documentación geográfica con errores
de primaria, expresiones y tópicos repetitivos, muertos cada cien
páginas, final forzado, faltas de ortografía y gramática,
capítulos abultados con rellenos innecesarios, reflexiones
intimistas que condicionan la visión de los personajes, tramas y
subtramas no justificadas en el argumento inicial, excesos de
sentimentalismos y melodramas, desenlace embarullado, investigación
policial infantil..., todo ello bajo el calificativo de un estilo
narrativo hiperbarroco al que solo le salva el nombre de la escritora
y las intenciones comerciales que avalan el premio con el que ha
llegado a nosotros.
Lo
que más me ha sorprendido es el hecho de que una novela esquelética
que podía haber sido buena, se ha convertido intencionadamente en
una novela “chicle”, se estira como si hacerla tan
larga fuera un encargo, algo que le ha perjudicado enormemente, no
todo vale para hacer “grande lo pequeño”; dar
vueltas para contar algo simple pone en peligro el armazón del
argumento y acabas perdiéndote en subtramas que sobran.
Por
otro lado, Dolores ha querido abordar un abanico de temas de
actualidad y ninguno lo ha hecho en profundidad, ha sido como la
enumeración de un repertorio de situaciones que forman parte de
nuestra realidad más inmediata; la homosexualidad, la violencia de
género, los abusos infantiles, el narcotráfico gallego, los
“Grandes de España”... y eso ha dejado en pañales
a la historia.
La
autora es muy dada a los relatos de familia y sus secretos; un clan
con demasiados homosexuales para mi parecer, con enganchados a la
droga, patriarca recalcitrante, hijos víctimas de colegios de curas,
matriarca malvada y cuñadisimas que no pasan de puntillas..., vamos
la familia española típica.
Voy
terminando con los personajes, menudo desperdicio a la hora de
construirlos, ninguno se sostiene por si solo, están configurados
por encima, sin consistencia, difícil de empatizar con ellos y sus
descripciones rozan el nivel de alumnos de la ESO; es lo peor de
todo, porque en muchas novelas unos buenos personajes salvan un
enmarañado argumento.
No
quiero seguir hablando mal de la novela, ya digo que es entretenida
para los que no tengan pretensiones más allá del disfrute del hecho
de leer, pero me agota el fenómeno de los premios y la impunidad con
la que se estafa al lector. Os contaré una anécdota que me ocurrió
hace meses, una editorial me ofreció regalarme un ejemplar de una
novela a cambio de una buena reseña en el blog, mi compromiso seria
hacerlo si el libro era merecedor de ello y sobra decir que nunca me
lo mandaron. Es la única explicación que hay para esas decenas de
buenas opiniones de otros blogs que no coinciden con la paliza que yo
acabo de dar a “Todo eso te daré”. Yo creo que por
hoy ya he dado suficiente.
“Llegará
un día en el que nuestros recuerdos será nuestra mayor riqueza”.