lunes, 28 de mayo de 2018

Las hijas del Capitán, María Dueñas


Una cálida y elegante portada es la encargada de presentar la última novela de María Dueñas. Siguiendo la trayectoria literaria de la autora del “Tiempo entre costuras”, nuevamente nos deleita con un relato de trasfondo histórico, marcado por la emigración y la supervivencia en los inicios del siglo más convulso de la Humanidad.
Nueva York, 1936. La pequeña casa de comidas El Capitán arranca su andadura en la calle catorce, uno de los enclaves de la colonia española que por entonces reside en la ciudad. La muerte accidental de su dueño, Emilio Arenas, obliga a sus hijas veinteañeras a asumir las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad. Con una lectura tan ágil y envolvente como conmovedora, Las hijas del Capitán despliega la historia de tres jóvenes españolas que cruzaron a la fuerza un océano, se asentaron en una urbe deslumbrante y lucharon con arrojo para encontrar su camino: un tributo a las mujeres que resisten cuando los vientos soplan en contra, y un homenaje a todos aquellos valientes que vivieron la aventura a menudo épica y casi siempre incierta de la emigración.
Ya es un clásico hablar de esta autora y del libro que la catapultó a la fama. Tras esa primera incursión, su segunda novela no gozó del aplauso y la acogida de ese “Tiempo entre costuras” y como no hay dos sin tres, “La Templanza” vino a equilibrar las buenas y malas críticas entre las primeras, llegando a ganarse la confianza pérdida tras “Misión Olvido” y deseando saber de los nuevos proyectos venideros de esta promesa de la narrativa española.
En abril de este año los escaparates de las librerías se llenaron de “Las hijas del capitán”, confieso que no sentí el impulso irrefrenable de comprarla, más bien asumí una actitud de calma y tras leer la sinopsis la puse en la lista de espera para un momento adecuado que no hiciera peligrar una lectura, que sinceramente no acababa de seducirme del todo.
Novela coral repleta de personajes femeninos, que asumen el protagonismo de la historia irrumpiendo con fuerza y dando vida a un universo muy del estilo de la “Dueñas”. No es una novela de mujeres y para mujeres, pero es sin duda un tributo al papel jugado por la mujer en la emigración. A ellas, les acompañan unos secundarios masculinos que redondean esta historia de emigración voluntaria que perseguía la agrupación de una familia malagueña, cuyo destino les conducirá a justamente lo contrario.
Si tuviera que contar de manera breve el argumento de la misma, diría que es la historia de una madre y tres hijas que por circunstancias extremas deciden reunirse con su padre en Nueva York y que dicha decisión es el comienzo de una nueva vida repleta de desafíos y sin sabores. Tres vidas diferentes que pertenecen a un mismo núcleo familiar, tres experiencias que tienen como escenario la Calle 14 del Manhattan de los años 30. La casa de comidas abierta por Emilio Arenas, la muerte en accidente del patriarca y las consecuencias de tan inesperada pérdida, son el motor del relato que a lo largo de seiscientas páginas va desentrañando no solo una supervivencia agónica sino una lucha incansable compartida por los que como ellas, asumen la condición de emigrantes en una de las colonias de españoles de las que menos se ha hablado hasta nuestros días.
Bien escrita, lenguaje sencillo y asequible, estructurada en capítulos y con buenas dosis de diálogos que favorecen el ritmo de la narración. Tensión continúa, siempre están sucediendo giros argumentales que mantienen el interés de la historia y la documentación sigue las líneas de trabajo habituales en la autora.
Podría seguir diciendo muchas cosas buenas de la novela por ejemplo que se detiene en los episodios más relevantes del siglo XX,  que se recrea en personajes como Gardel, Cugatt o el Conde de Covadonga, personaje este último, que para mi gusto, asume una parte excesiva y prescindible de la novela, la misma que en tramos he tenido que ir pasando por árida y repetitiva. Todo ello sin empañar la fuerza de personajes de la época como eran los estibadores, boxeadores, cocineros, cazatalentos, contrabandistas, abogados sin escrúpulos, comerciantes y un sinfín de seres humanos que completan el abanico de vidas marcadas por la emigración.
A pesar de todo mientras leía los infortunios de estas mujeres, he echado de menos lo que para mí era el detonante de las calamidades a las que tienen que enfrentarse al llegar a Nueva York. El accidente de Emilio Arenas y la indemnización del mismo provocan la aparición de dos personajes que desaparecen de escenas durante capítulos y capítulos, preguntándome continuamente por ellos, hacen acto de presencia con pinceladas esporádicas y vuelven al relato cuando menos lo esperas, como intentando colocarlos para demostrar que siguen estando ahí. Esos mismos personajes van a jugar un papel determinante en el final de las desventuras de las mujeres Arenas, con un cierre más propio de una historia de amor que no de un relato de vidas marcadas por la supervivencia y el desarraigo.
A grandes rasgos es entretenida, no va a defraudar a los seguidores de María, pero desde mi humilde opinión no ha respondido a mis expectativas y no es que fueran muy altas.
No quiero terminar la reseña sin mencionar la extrañeza ante el epílogo de la novela, no digo nada, lo dejo a vuestro criterio. Espero que os guste.
"Nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte se convierte en tu única opción".

lunes, 21 de mayo de 2018

El secreto de los Hoffman, Alejandro Palomas


Se ha convertido en algo habitual leer a este escritor catalán, Alejandro Palomas nunca decepciona, sus relatos en los que la familia juega un papel importante, siempre resultan bienvenidos y reconfortantes. En esta ocasión es una historia en la que según su particular visión del universo familiar, va dibujando un lienzo cargado de sentimientos, donde la finalidad de sobreponerse al dolor y a la soledad mueve los resortes de una tribu, cuyos personajes ya nos resultan conocidos.
Cuatro miembros de una misma familia se reúnen con motivo de la muerte de Constanza, la abuela, y vínculos y desarraigos surgen en torno a ellos a lo largo de un fin de semana, en un relato introspectivo, poético y coral, que describe un pequeño universo cerrado con mucha fuerza emotiva. Los sueños y anhelos de una familia rota por un secreto oculto durante años. 
Constanza acaba de morir tras una larga enfermedad y en el cementerio, en torno a su tumba, se agolpan los recuerdos. Allí se reúnen su hija Martina, sus nietos Lucas y Verónica, y su marido, Rodolfo Hoffman, un afamado cantante que huyó a Argentina hace veinte años tras un terrible acontecimiento que desbarató el futuro de todos ellos. 
Viendo próximo el fin de sus días, Rodolfo decide que ha llegado el momento de recuperar lo que perdieron, destapando el secreto que cambió para siempre sus vidas. 
Planteado como una reunión familiar, el argumento se construye entorno al funeral de Constanza, a partir de ahí, la singular “quedada” es el hilo conductor que propicia un retrato de cinco seres humanos con sus secretos, sus virtudes y defectos, con razones comunes para mantener por encima de cualquier adversidad el vínculo familiar que les une.
Historia breve pero intensa, intimista, no es un relato que encierre un misterio, es una novela coral, de protagonistas que consiguen empañar la historia en sí, bien escrita, sencilla y con buen ritmo, dividida en capítulos con diálogos que evidencia la maestría de Alejandro en este recurso. Narrada alternativamente por cada personaje, momento en el cada uno de ellos va realizando un ejercicio de desnudez interior para ser conocido, sinceridad de gran descaro de sentimental, muy al estilo de Palomas. Todos sufren una evolución emocional gracias a  una escritura tierna, irónica y cargada de buenas dosis de humor.
No es la primera vez que el “amor” es el eje conductor de una historia de Alejandro, él lo entiende como los cimientos de las familias y confía en su poder sanador hasta el punto de lograr fusionar un núcleo descalabrado por secretos, y convertirlo en el más sólido de los edificios, donde habitar y disfrutar de la vida.
Recomendada como otras que ya he reseñado, es el escritor de la normalidad de lo cotidiano, del mundo en el que todos los mortales nos movemos y al que pertenecemos sin diferencias. Os gustará.
“Nunca hay que dejar de sonreír, vale más llegar con arrugas en el rostro que con estrías en el corazón”.

martes, 15 de mayo de 2018

Morir no es lo que más duele, Inés Plana


Ayer, terminé otro éxito de “escaparate de librerías”  de esos que últimamente me ha dado por leer. “Morir no es lo que más duele”, es la primera novela de Inés Plana, un thriller psicológico que campea entre el género de ficción y la novela negra de crimen y misterio. Preferiría deciros que me ha gustado, pero os mentiría y por supuesto sin ser demasiado agresiva y desconsiderada, voy a explicar las razones de tan sincera confesión.
Un hombre aparece ahorcado en un pinar a las afueras de Madrid, con los ojos arrancados de cuajo. En uno de sus bolsillos se halla un misterioso papel con el nombre y la dirección de una mujer: Sara Azcárraga, que vive a pocos kilómetros del escenario del crimen. Frágil, solitaria, bebedora de vodka en soledad, Sara rehúye cualquier contacto con los humanos y trabaja
desde casa. El teniente de la Guardia Civil Julián Tresser se hace cargo del caso, asistido por el joven cabo Coira, que se enfrenta por vez primera a una investigación criminal, una investigación difícil, sin apenas pistas, con demasiados enigmas. A medida que el teniente Tresser avance en sus indagaciones, descubrirá unos hechos que darán un trágico vuelco a su existencia y le conducirán a un viaje a los infiernos que marcará su vida para siempre.
Llegas entusiasmada, vuelves el libro, lees la sinopsis, abres los ojos y dices: “promete”, “me gusta”, te lo llevas a casa, te gastas el dinero y empiezas con entusiasmo lo que seguramente has pensado es la novela del verano…, tras las primeras veinte páginas, la decepción va asomando tímidamente vaticinando el peor de los presagios, augurios que se hacen realidad mucho antes de la mitad de la historia, las restantes casi cuatrocientas “hojitas”, van a ser una misión imposible y por supuesto la confirmación de haberme equivocado por cuarta vez en lo que va de año.
Es el momento, en el que me pregunto si las personas que alaban y ensalzan estas novelas, de verdad se la han leído, o solo son lectores al servicio de las editoriales y periodistas encargados de garantizar las ofertas de lecturas de ventas con éxito seguro. No quiero ser cruel con esta periodista oscense, a la que le han caído muy mal las críticas de otros lectores, que aleluya, piensan lo mismo que yo; quiero ser justa y expresar con honestidad lo que en realidad ha sido para mi, ésta su primera incursión literaria y casi seguro que la última mía.
Es una historia de investigación con un buen arranque, un ahorcado con una notita en un bolsillo, el despegue “pegamento” que le digo yo. El marco socioeconómico se mueve en los momentos previos a nuestra gran crisis económica, la trama está basada en una experiencia vivida por la escritora, muy lineal, cargada de reflexiones que sobran y no tienen justificación en el relato, la importancia del pasado ensombrece los acontecimientos del presente, además de un ir y venir en el tiempo con demasiada frecuencia, haciendo muy repetitivos los recuerdos que nutren el argumento. Tensión narrativa escasa por lo predecible de la historia, se llega a conocer al asesino y sus andanzas pasadas desde el principio, lo que priva al lector de participar en el juego policial y reduce el porcentaje de entretenimiento a la categoría de “aquí no va a pasar nada”.
Pero si algo podría haber salvado a “Morir no es lo que más duele”, eran los personajes y la verdad que en el fondo es lo más criticable de la novela. Demasiados actores que aportan detalles irrelevantes a la obra, en el caso de los policías se llega a la confusión más absoluta, entre otras razones por la similitud de nombres, no hay jerarquía de protagonistas y ninguno está construido con la solidez como para ser creíble. Pensé que la traductora sería la protagonista y narradora principal y como siempre me equivoqué.
Salvo el incidente de la aparición del ahorcado, no hay giros ni sobresaltos que hagan de esta novela un relato que crece en tensión, se hace lenta y monótona, en lo poco que entiendo, existen fallos narrativos escandalosos y desvelar al asesino ha sido para mi imperdonable, además de tener que aceptar ciertas casualidades que hay que entrarlas en la trama casi que con calzador. Del final solo decir que cierra la falta de acierto de “Morir no es lo que más importa”.
A pesar de esta reseña tan poco afortunada pero sincera, puedo recomendarla para las horas de sol y playa, a los amantes de los thrillers al estilo clásico, con muertos, polis, asesino trasnochado y mentiras del pasado que afloran para recolocar tras décadas un presente demasiado caótico. Como siempre mis respetos a los escritores y mis lamentos como consumidora de lectura que defraudan por campañas de marketing deshonestas y peseteras.
“Nunca se conoce a las personas del todo. En cada una habita una sorpresa o una decepción”.

lunes, 7 de mayo de 2018

Ragdoll, Daniel Cole


Tras una lectura que me ha dejado buen sabor de boca, lo mejor es recurrir a uno de esos thriller policiacos donde las horas de entretenimiento están garantizadas. Cuando me detuve ante este título, otro muy semejante se vino a la cabeza, “Muñeco de nieve” que sin quererlo había visto en película un par de tardes antes. Con ciertas semejanzas y no pocas diferencias, me acabó de convencer esta historia de investigación policial alrededor de un hallazgo macabro y brutal y pasé a su lectura que solo me llevó algunas tardes de sillón y ventana, de esas que tanto gustan a los lectores.
 “Ragdoll, el muñeco de trapo» es el nombre con el que los medios sensacionalistas han bautizado al macabro hallazgo en un piso vacío de Londres. Cuelga del techo mediante unos hilos, apunta con un dedo hacia la ventana y está hecho con «retales» de seis personas, cosidos para formar un solo cuerpo del que solo han podido identificar la cabeza. ¿Quiénes eran las otras cinco víctimas? ¿Y por qué el dedo del Ragdoll señalaba hacia el apartamento de enfrente, donde vive el detective William Fawkes, alias Wolf?
Casi inmediatamente después del macabro hallazgo, el asesino hace llegar a la prensa una lista con sus seis próximas víctimas y el día en que las matará.
El detective y su equipo, presionados por sus superiores y acosados por la prensa, deben descubrir por qué fueron asesinados y que tienen en común para desenmascarar al culpable antes de que cumpla su amenaza”.
Daniel Cole, nos presenta su ópera prima dentro del género negro y criminal. Thriller de manual con todos los ingredientes que se precien; asesino en serie, muertes macabras, investigadores cuestionados y de implicación personal, equipo de trabajo inasequible a la adversidad, periodista ex mujer del protagonista, juego del gato y el ratón, errores judiciales, policía despistada e inexperta…, una trama bien trazada con buenos giros y sobresaltos, pero que no deja de ser una novela más de argumento trillado y predecible.
En favor de la novela, hay que reconocer que goza de un prólogo introductorio que te sitúa muy bien en la historia, que el ritmo es bueno y trepidante, que la ambientación está bien trabajada y cuidada, que las dosis de morbo y crueldad no se adornan ni maquillan, por lo que desde el inicio a modo de flashback genera la tensión y el interés suficiente para enganchar; aunque en el fondo sea una copia de la inigualable “Seven” y otras tantas obras del cine que con tanto éxito nos han conquistado a lo largo de los años.
En general, está bien escrita, lectura ágil, fácil, cargada de humor, tensión sexual, dolor recreado y trama que confunde en no pocos momentos. Escrita con prosa sencilla y un claro abuso del diálogo muy común en el género negro. Los personajes representan arquetipos ya trillados, incluso la presencia de la ex del policía al cargo de la investigación y su profesión de reportero, nos recuerda a novelas del panorama literario nórdico.
La recomiendo por sus detalles de originalidad que la hacen diferente, por el puntito peliculero y porque en líneas generales me ha resultado entretenida y muy ajustada a lo que necesitaba en estos momentos. Vosotros decidís, como para “gusto los colores”.
“Cuando alguien te lastime llora un río de lágrimas, construye un puente y luego pasa por encima.”

miércoles, 2 de mayo de 2018

Que nadie duerma, Juan José Millás


Reseñar una novela de Juan José Millás, es algo más que un atrevimiento, de manera que desde mi opinión de lectora enamorada de escritores como este, voy a contar las impresiones acerca de “Que nadie duerma” y a recomendar su lectura, para todos aquellos que como yo admiran en un escritor, la maravillosa habilidad de articular fantasía y realidad en tan solo doscientas páginas, las mismas que acaban tejiendo una tela de araña con un final altamente imprevisible.
“El día en que Lucía pierde su empleo como programadora informática es también el día en que su vida va a dar un giro definitivo, tal vez por una sucesión de casualidades o tal vez porque ese era el destino que le estaba esperando desde su décimo cumpleaños. Como si de un algoritmo se tratara, Lucía establece los siguientes principios sobre los que basará su existencia futura: va a dedicarse a ser taxista; recorrerá las calles de Madrid -o tal vez Pekín- al volante de su taxi mientras espera pacientemente la ocasión de llevar en él a su vecino desaparecido, del que se ha enamorado, y todos los acontecimientos importantes para ella tendrán como banda sonora, a partir de ese momento, la ópera de Puccini Turandot, de la que se siente protagonista”.
La absoluta protagonista es Lucía y su viaje existencial y vital, no quiere decir que sea una novela de mujeres y para mujeres; la temática que encierra esta historia gira alrededor de una urgencia y necesidad de abordar la vida, siempre con la ayuda de recursos como la imaginación, de ahí que la invasión de lo irreal inunde la realidad más inmediata hasta llegarse a confundir. Un gran homenaje a la visión positiva de nuestra existencia.
La trama de la novela nos presenta al Millás más puro, sencilla en apariencia, pero cuyos derroteros y la de sus personajes, acabaran creando un relato diferente y original. Estilo ágil, elementos habituales en sus obras, la música, los tatuajes, la ciudad, los juegos literarios, las aves y las imágenes oníricas…, el universo al que nos tiene acostumbrados.
Lucía representa la idea de mujer que conduce un taxi como medida de salvación, desde el punto de vista del personaje cuenta con una construcción exquisita, tanto a nivel interior como exterior y que la hace ser el centro de toda la obra. Sus recursos emocionales para sobrevivir pasan por la obligación de enfrentarse a una ruptura con la realidad y materialización de sus sueños. La evolución a la que asistimos tanto a nivel personal como profesional es brutal. Una mujer que se nos presenta enamorada de un vecino que escucha ópera y del que es capaz de enamorarse, iniciando una búsqueda frenética y descabellada, para dar con su amor platónico. Tal y como Lucía se enfrenta a esta aventura, la convierte en un mujer víctima de una obsesión romántica, situación amenizada por los viajes en taxis y las vivencias rocambolescas que suceden en su interior, algo que sin duda daría para otra novela.
Todo pivota alrededor de Lucía, los pocos personajes que van haciendo acto de presencia lo hacen en función de su día a día, el ritmo del argumento lo marcan las conversaciones que tienen lugar en el taxi, todo sin apartarse de una mezcla exquisita entre el disparate y la lógica, la risa y el llanto, lo real y lo fantástico; es un espacio que otorga a esta mujer con problemas de socialización, un remanso de comodidad que sirve para evadirse de la realidad más cruel y el único nicho de confort para llegar a reinventarse.
La mujer es la gran elegida por Juan José Millás como protagonista para sumergirse en su psicología, en esta ocasión elige el argumento de la ópera de Turandot de Puccini, convirtiéndolo a su vez en el escenario en el que cobran vida sus personajes, fundiéndolo todo con su inigualable ingenio.
Nada de esto hubiera sido posible si en la escritura de este ensayista, articulista y periodista valenciano, no apareciera el humor, la ironía, la intriga, el sexo violento, la sangre, la crueldad y como novedad los algoritmos informáticos que le dan un punto surrealista a nuestra Lucía, la misma que nos ha descolocada en la mayor parte de la narración.
Quiero ir terminando la reseña aludiendo a la portada, el título es el nombre de la ópera de Puccini, “Nessun dorma”, personalmente la encuentro soberbia. La imagen de la mujer pájaro es perfecta; cuando leí las primeras páginas supe que habría que poner toda la imaginación a trabajar, y recordé otra pequeña novela de Mathias Malzini, “Metamorfosis en el cielo”, en la que los pájaros ya adquirían el protagonismo otorgado por Millás, de manera que me resultó familiar y nada chocante, tal vez por eso me ha gustado tanto.
Me gustaría acabar sin hacer alusión al final de la novela, pero es imposible no detenerse en la bofetada inesperada que recibí como lectora, que el giro argumental que le antecede me pilló desprevenida, pero que no solo lo agradecí sino que lo encontré acertado y conmovedor; es el justo y apropiado cierre para una historia de amor y de venganza.
Sobra decir que lo recomiendo especialmente a los seguidores de este valenciano que no deja de sorprendernos y que espero lo siga haciendo…”por los siglos de los siglos…”.
“Es preciso sentir el caos dentro de uno mismo para dar vida a un universo de sueños sonoros y danzantes.”