lunes, 30 de abril de 2018

Ordesa, Manuel Vilas


“Ordesa”, es la última producción literaria de Manuel Vilas. Hace unos días decidí leerla amparada en la recomendación de una gran lectora; hoy no puedo reseñarla porque me parecería un atrevimiento hacerlo, primero por lo desafiante de dicha empresa y segundo porque he sido incapaz de terminarla.
“Escrito a ratos desde el desgarro, y siempre desde la emoción, este libro es la crónica íntima de la España de las últimas décadas, pero también una narración sobre todo aquello que nos recuerda que somos seres vulnerables, sobre la necesidad de levantarnos y seguir adelante cuando nada parece hacerlo posible, cuando casi todos los lazos que nos unían a los demás han desaparecido o los hemos roto. Y sobrevivimos”.
Ante la desazón que me ha ocasionado el abandono de esta novela autobiográfica, no he tenido más remedio que bucear en blogs de lecturas en busca de opiniones diferentes a las que me parecían “palmeros de editoriales”, porque no entendía las buenas críticas y halagos hacia “Ordesa”, ni reconocía las virtudes y hermosuras que al parecer definen esta obra en prosa de Manuel Vilas, narración que yo he reconocido como un lamento y regodeo en un duelo demasiado extenso, negativo y autodestructivo.
No he podido pasar de la página 60, y confieso que no me he planteado seguir al menos por ahora. No dudo del potencial como escritor de este hombre, pero francamente no encuentro nada de interés que me motive a seguir hasta el final. Este drama tan particular y especial, me ha parecido un proyecto de cura y sanación hecho a su medida y con el que no he podido empatizar en las primeras páginas.
Ya he dicho siempre que soy una aficionada que me gusta compartir mis impresiones, en este caso me da reparos hacerlo no quiero pecar de enterada, puedo deciros que las descripciones me han resultado obvias, cansinas y repetitivas, demasiado machacón en determinados aspectos, de ahí lo monótono y aburrido de los textos de frases muy cortas y sueltas mezcladas con otras tan largas que no se les veía el final.
No voy a extenderme en la reseña porque ya digo que sería un atrevimiento por mi parte. Mis respetos hacia el escritor y su obra, seguro que no la he entendido y no porque no sepa lo que es un duelo, ya no tengo padres y podía haberme resultado más fácil entender sus sentimientos, pero no ha sido así…, de vez en cuando pasan estas situaciones de falta de conexión. Por si sirve de algo, la persona que me lo recomendó lo está terminando con trabajo, pero sigue manteniendo la grandeza de la obra y su autor. Vosotros decidís.
“Ser íntegro, es hacer aquello que consideras correcto, sin necesidad de espectadores ni ojos que enjuicien tus actos”.

lunes, 23 de abril de 2018

El día que se perdió el amor, Javier Castillo



Me gustaría dar una explicación, al hecho de leer nuevamente a un autor que no me dejó satisfecha con su primera novela. Javier Castillo, tuvo un éxito comercial con “El día que se perdió la cordura”, recuerdo que hice la reseña y dejé claro que las novelas con temática de sectas no gozaban de mi aplauso, aunque reconozco que estuvo bien como entretenimiento. En esta ocasión, traigo la segunda entrega de lo que bien podía ser una futura trilogía, “El día que se perdió el amor”, clara continuación de la anterior, un thriller de investigación policial cuyo motor son los recuerdos y el peso del pasado, convertido en best seller nacional avalado por el éxito editorial de su predecesora.
«A veces el amor te pone en el camino equivocado para que sepas cuánto duele».
A las doce de la mañana del 14 de diciembre, una joven llena de magulladuras se presenta desnuda en las instalaciones del FBI de Nueva York con varias notas amarillentas en la mano. El inspector Bowring, jefe de la Unidad de Criminología, intentará descubrir qué oculta la joven y su conexión con otro caso, el de una mujer que aparece decapitada horas más tarde y cuyo nombre coincide con el que estaba escrito en una de las notas. A medida que avance en la investigación se dará cuenta de que este caso abre antiguas heridas difíciles de cicatrizar.
Visto la cantidad de seguidores con los que cuenta este joven escritor, está de más decir que algo bueno tendrá su pluma que gusta tanto. Es la novela “pegamento” con inicio “trampolín” cuya introducción en las primeras páginas enganchan al lector por las grandes dosis de intriga y personajes de acciones espontáneas y resolutorias. Ambientada en los EEUU, Javier confiesa que no es accidental esta elección, al seguir el esquema de thriller americano de estilo directo y rápido, entendía que allí era el lugar perfecto para hacerlas creíbles.
La novela recupera la historia de sectas narradas en la anterior entrega, no obstante se pueden leer individualmente, de ahí las similitudes que guarda con ella. Planteada en diferentes hilos argumentales y temporales, arranca en un determinado día y en una situación geográfica concreta, la estructura se presenta de forma sencilla a través de la división en capítulos pequeños, un total de 57, predecidos por una introducción y cerrada con un epílogo. Hay un ir y venir del presente al pasado en una alternancia continua de capítulos que hacen avanzar la historia bajo un paralelismo de voces y acciones temporales. Un narrador omnisciente es el testigo que todo lo ve y lo cuenta, llegando a dar consistencia al argumento. Comparte estilo y personajes de “El día que se perdió la cordura”, por lo que ha resultado familiar la aparición de dichos protagonistas.
Entretenido y sin grandes pretensiones, muy semejante a su primera entrega, aparecen los ingredientes de cualquier novela de intriga, se mezclan diferentes nudos, escenarios, suspense y tensión que afortunadamente no decae. Las tramas se entrecruzan en determinados capítulos y eso genera algún giro argumental de agradecer.
Mi opinión personal, no es diferente a lo dicho hasta ahora, es predecible, los personajes son planos y carentes de credibilidad, las soluciones bastante irreales y el tema “secta” no me acaba de convencer, aunque reconozco que en la sociedad americana juegan un papel incuestionable.
Recomendada sin reparo porque hay un público muy enganchado a este formato de thriller psicológico, al fin y al cabo es una historia bien contada y estructurada, fácil de seguir y que sin grandes miramientos convence y entretiene…, la ideal para el verano que se acerca a pasos agigantados. Os gustará.
“Cuando la vida sea dulce, agradece y celebra. Cuando la vida sea amarga, agradece y aprende”.

miércoles, 18 de abril de 2018

Un extraño en casa, Shari Lapena


Me he adelantado a los momentos de “literatura piscinera/playera”, y convencida de la lectura que me iba a encontrar, he elegido “La mujer en la ventana” y “Un extraño en casa”, de las dos puedo deciros que he acertado de pleno, ambas ejemplos que nos recuerdan a “La chica del tren” y como todo en esta vida, “para gusto los colores”.
Te encuentras en casa preparando la cena mientras esperas a que tu marido vuelva del trabajo. Estás deseando verle. Eso es lo último que recuerdas.
Despiertas en el hospital sin saber cómo has llegado hasta allí. Te cuentan que has sufrido un accidente. Perdiste el control de tu coche mientras conducías a toda velocidad por uno de los peores barrios de la ciudad.
La policía sospecha que ocultas algún secreto oscuro, pero tu marido se niega a creerlo. Tu mejor amiga no está tan segura. Y ni siquiera tú sabes qué creer...
Ante las similitudes encontradas en las lecturas de “La mujer en la ventana” y “Un extraño en casa”, he decidido compartir fragmentos de las reseñas, más que nada porque las coincidencias en cuanto a las impresiones causadas se acercan mucho la una a las otra.
Cuando ciertos libros se cruzan por todos lados en los inicios de año, y poco menos que les falta llamarte a gritos, tienes dos opciones; o los ignoras por la obviedad de lo que se te viene encima, o claudicas y les prestas la atención que te demandan. Por deformación profesional y casi por masoquismo, suelo caer en la segunda salida y a sabiendas de la experiencia tan floja que me van a deparar, leo su sinopsis, busco su atractivo y genero unas dudas que solo se disiparan si acabo leyendo estas y otras tantas novelas de denominación “veraniegas”, no importa el nombre desconocido del autor, ni los por los recuerdos negativos hacia historias pasadas…, las leo y tras unos minutos de lamentaciones por el tiempo desperdiciado, vuelvo a caer en la misma tentación…, son errores sin importancia y además estas novelas gozan del aplauso de muchos lectores, algo que acaba cuestionando mis propios gustos y conocimientos literarios.
Algo menos de cuatrocientas páginas para desarrollar una trama poco novedosa, hasta creo recordar un guion de película que se asemeja mucho a este argumento. Ambientada en Nueva York, la protagonista principal es una esposa amnésica, que junto al marido bueno y la vecina cotilla, conforman el tridente peliculero de escaso interés que lejos de ir dando vida a una narración que te mantenga en vilo, la va destripando a medida que se pasan las páginas. Es apurado hacer una reseña negativa de un libro que he leído, pero es que no tengo por costumbre abandonarlos salvo que sea algo irremediable; por eso voy a contar lo bueno que tiene y justificar el hecho de haberlo terminado.
Cuenta con un prólogo introductorio y una estructura dividida en 49 capítulos de una brevedad admirable. Prosa sencilla que sabe crear una atmósfera acorde con el hilo argumental. Personajes escasos en número y  reconocibles pero mejorables en su tratamiento, diálogos cortos y descripciones escasas que sin quererlo le dan cierto ritmo a la lectura. Investigación peregrina y sin fundamento pero fácil de entender, muy predecible en cuanto al final y unas posibilidades de ser visualizada propia de estas novelas de corte “peliculero”.
El gran misterio es saber cómo se ha podido convertir en pocos meses en la novela revelación del año. Cierto que gusta una lectura con muchos diálogos, con capítulos breves, con personajes poco profundos, escenarios limitados, trama sencilla, lenguaje ágil y asequible y cuyo argumento que no nos lleve a esfuerzos sobrenaturales a la hora de resolver el supuesto misterio.
La he leído y no me arrepiento de ello, la encuentro el típico thriller doméstico de corte psicológico escrito para todos los públicos;  a pesar de ello, se deja leer, el hecho de estar narrada en tercera persona facilita el llegar al final de un relato en el que la tensión y el suspense acaban bajo mínimos.
Avisados de las semejanzas con otras novelas estivales, estoy segura que será el éxito de estos meses de playa y sol, lo que francamente me alegra…hay que leer aquello que te haga disfrutar y aunque hoy lo critique, confieso que yo también lo he hecho. Hay novelas que nacen predestinas a ser un best seller con todos los ingredientes que la llevan a ser un éxito imparable. Espero que os guste.
“Volví a sentir unas extraordinarias ganas de vivir, cuando descubrí que el sentido de vida era el que yo quisiera darle”.

viernes, 13 de abril de 2018

Una mujer en la ventana, A. J. Finn


Me he adelantado a los momentos de “literatura piscinera/playera”, y convencida de la lectura que me iba a encontrar, he elegido “La mujer en la ventana” y “Un extraño en casa”, de las dos puedo deciros que he acertado de pleno, ambas ejemplos que nos recuerdan a “La chica del tren” y como todo en esta vida, “para gusto los colores”.
No sabe si lo ha visto o lo ha imaginado.
Anna Fox vive sola, recluida en su casa de Nueva York, sin atreverse a salir. Pasa el día chateando con desconocidos, bebiendo vino (quizá más de la cuenta), mirando películas antiguas, recordando tiempos felices... y espiando a los vecinos. Entonces llegan los Russell al barrio: una pareja y su hijo adolescente. La familia perfecta. Hasta que una noche Anna ve algo desde su ventana que no debería haber visto. Todo su mundo empieza a resquebrajarse y sus propios secretos salen a la luz.
¿Qué es lo que ha visto? ¿Y qué ha imaginado? ¿Quién está en peligro? ¿Y quién está manipulándolo todo? En este thriller absolutamente fascinante, nada ni nadie es lo que parece.
Cuando ciertos libros se cruzan por todos lados en los inicios de año, y poco menos que les falta llamarte a gritos, tienes dos opciones; o los ignoras por la obviedad de lo que se te viene encima, o claudicas y les prestas la atención que te demandan. Por deformación profesional y casi por masoquismo, suelo caer en la segunda salida y a sabiendas de la experiencia tan floja que me van a deparar, leo su sinopsis, busco su atractivo y genero unas dudas que solo se disiparan si acabo leyendo estas y otras tantas novelas de denominación “veraniegas”, no importa el nombre desconocido del autor, ni los por los recuerdos negativos hacia historias pasadas…, las leo y tras unos minutos de lamentaciones por el tiempo desperdiciado, vuelvo a caer en la misma tentación…, son errores sin importancia y además estas novelas gozan del aplauso de muchos lectores, algo que acaba cuestionando mis propios gustos y conocimientos literarios.
Con un título como este el recuerdo a la “Ventana indiscreta” es inevitable, de hecho, le falta la escayola y la silla de ruedas a la protagonista para considerarla una versión modernizada de la misma.
Casi seiscientas páginas para una trama que no arranca hasta cerca de la mitad del libro. Planteamiento narrativo con todos los ingredientes de un thriller psicológico, aunque puntualizando que el suspense queda en segundo plano, la tensión y el ritmo es lento e irregular, las emociones y sobresaltos contados, final previsible y una ausencia de giros argumentales que la convierten en una historia aburrida y tediosa.
El gran misterio es saber cómo se ha podido convertir en pocos meses en la novela revelación del año. Cierto que gusta una lectura con muchos diálogos, con capítulos breves, con personajes poco profundos, escenarios limitados, trama sencilla, lenguaje ágil y asequible y cuyo argumento que no nos lleve a esfuerzos sobrenaturales a la hora de resolver el supuesto misterio…, pero es que esta novela de título tan poco original no deja lugar a la imaginación, si hasta la portada se carga el más mínimo intento de suspense.
La he leído y no me arrepiento de ello, advierto que tras veinte capítulos seguimos esperando que suceda lo inevitable, que la novela sea algo más que el personaje de Anna y su miedo a la calle, que todo nos depare algo más que un guion de película ya conocida y que pueda hacer honor a su género de intriga, aunque sea en las últimas diez páginas.
Avisados de las semejanzas con otras novelas estivales, estoy segura que será el éxito de estos meses de playa y sol, lo que francamente me alegra…hay que leer aquello que te haga disfrutar y aunque hoy lo critique, confieso que yo también lo he hecho. Espero que os guste.
“Un sueño no es lo que ves mientras duermes, es lo que no te deja dormir mientras estas despierto”.

lunes, 9 de abril de 2018

Los dieciséis árboles del Somme, Lars Mytting


Hace ya unos meses que “Los dieciséis árboles del Somme” invaden las librerías de nuestro país. A ello hay que unirle que un domingo por la mañana, tuve la oportunidad de escuchar una entrevista que le hicieron a Lars Mytting, en la que desvelaba la esencia de esta novela galardonada con el Premio Libreros de Noruega, consolidando el talento del autor de “El libro de la madera”; gracias a ese programa de radio, no me quedó duda de que era el éxito literario de este año, por lo que la recomendé y la leí. Hoy sinceramente no sé si lo volvería hacer, es buena y mi opinión es solo de una aficionada, pero en algunos tramos de la misma, esa pasión por recrearse en todos los objetos que nos rodean, especialmente los de madera, se me ha hecho muy tedioso y le ha restado entusiasmo a una lectura que prometía ser inolvidable.
En 1971 una pareja muere al pisar una vieja granada en el antiguo campo de batalla del Somme, escenario de uno los episodios más cruentos de la Primera Guerra Mundial. Su hijo de tres años es encontrado cuatro días más tarde a muchos kilómetros de distancia. Edvard crecerá con su abuelo Sverre en una granja noruega ignorando el enigmático suceso hasta que, un día, alguien entrega un ataúd destinado a su abuelo: una espléndida pieza de carpintería tallada en madera de abedul. El muchacho intuye que es obra del hermano de Sverre, de quien se perdió el rastro tiempo atrás, y emprende una búsqueda desesperada del posible vínculo entre este nuevo misterio y la trágica muerte de sus padres.
Los autores de novela negra noruegos, son un clásico dentro de mis preferencias como lectora; ahora bien, en el caso de Lars Mytting, no he leído su anterior obra y no creo que lo haga. Respecto a esta he entendido que es una historia protagonizada por Edvard, joven que ha vivido con su abuelo y tras su muerte, se encuentra con la necesidad de dar respuestas a múltiples silencios que han convivido con él desde su infancia.
Al principio engancha a pesar de la lentitud con la que despega el relato; luego la tensión narrativa crece en favor de la historia, aunque no me ha mantenido atrapada como yo esperaba. Es un bucear continuo en el pasado con el objetivo de encontrar respuestas a innumerables secretos y misterios que han rodeado la vida de Edvard, el protagonista principal sobre el que pivota la trama de la novela.
El argumento se plantea en tres planos temporales abarcando la década de los años cuarenta, setenta y noventa respectivamente y cada espacio repleto de acontecimientos históricos que proporcionan una documentación exquisita de uno de los siglos más convulsos de la Historia de Europa. A ello hay que unirle el papel de la naturaleza y el respeto por el “bosque”, al que le otorga un papel estelar, siendo el guardián del principal misterio de la trama que da pie a esta búsqueda de identidad por parte de Edvard tras la muerte de su abuelo.
Muchos temas hacen acto de presencia en este drama familiar, los desencuentros entre hermanos, las muertes sin respuestas, el pasado nazi, el papel de la Resistencia Francesa, la culpa, las ambiciones económicas, la verdad y su peso brutal y de manera constante una obsesión por el pasado y sus secretos.
Tres generaciones cobran vida en esta particular tribu cuyos miembros quedan representados en personajes bien tratados y perfilados no solo física sino psicológicamente, arropados por unas descripciones de espacios que nos pasean por media Europa y cuyo epicentro se sitúa en el Somme, uno de los enclaves con más carga histórica de toda Europa.
A lo largo de casi quinientas páginas, Lars nos ha hecho participe de una labor de investigación que desenmarañaba una enorme y trágica bola de nieve de secretos, que paso a paso han ido desvelando el misterio que rodeaba las partes más endebles de la identidad del protagonista, llegando a un final muy esperado y para mí previsible.
La historia es muy buena, las descripciones impecables, los personajes extraordinarios, las ambientaciones inmejorables, los paisajes y recreaciones de la naturaleza soberbias; pero sin saber muy bien porqué, no me ha resultado una obra maestra, más bien creo que la respalda una buena campaña publicitaria y un buen momento de lanzamiento. Ahora bien la recomiendo para los amantes del género y de la Historia, es diferente a lo que estamos acostumbrados y porque seguramente vuelva a leerla y poder descubrir aquello que no me ha entusiasmado, estando como estoy segura de que es un gran libro.
“Nada es más trágico que encontrarse con un individuo sin aliento perdido en el laberinto de su vida”.

domingo, 1 de abril de 2018

Mar Blanco, Claudio Giunta



No es la primera vez que me confundo tras leer una sinopsis más que prometedora. Portada que inunda los escaparates de las librerías y muy comentada en los blogs de lectura. Claudio Giunta, es considerado una promesa de la novela negra italiana, en esta ocasión utiliza el misterio entorno a la desaparición de tres jóvenes, para escribir una novela policiaca alejada de los esquemas habituales. El hecho de tomar como referencia los ambientes que rodearon a los antiguos gulags rusos, me interesó por las referencias a una de las etapas más oscuras de la Rusia Soviética, aunque en líneas generales no ha respondido a mis expectativas.
“El Mar Blanco es de un negro aterrador, un negro que se mezcla al del cielo, al viento helado que entra en las grietas de los barcos, en los hogares y en los corazones de los hombres. Es un mar embravecido, hostil, en medio del cual las islas Solovkí permanecen sumergidas en la niebla.
Los tres amigos florentinos que salieron rumbo a ese antiguo gulag soviético para restaurar un monasterio en una misión de la Unesco nunca regresaron. Mientras que la policía rusa e italiana favorecen la hipótesis de una muerte accidental, Alessandro Capace, periodista independiente o más bien escritor fracasado, viaja al lugar para intentar desvelar la verdad.
¿Huyeron los jóvenes o alguien los hizo desaparecer? ¿Eran realmente amigos? ¿Y qué relación guarda su muerte con el pasado de violencia e injusticia de las islas, donde durante décadas el mal se ha conservado, adormilado como un virus?”.
Resolver la desaparición de estos tres amigos es el hilo conductor de la novela, toda la trama gira alrededor de dicho misterio, pero en el fondo, asistimos al retrato del mundo periodístico y de la clase burguesa florentina por parte de un único narrador, el mediocre periodista y frustrado escritor, Capace, que además se convierte en el personaje principal por excelencia.
Al principio engancha y resulta más entretenida, pero a medida que se recrea en las descripciones, se hace tediosa y los capítulos se alargan de manera interminable. He leído en algún comentario la similitud con el “Nombre de la Rosa”, y la verdad que salvo la coincidencia del monasterio, no encuentro puntos en común ningunos.
Mantiene la estructura de thriller de suspense con buena ambientación y un ritmo ágil en el que no destacan los sobresaltos ni los giros sorpresivos. Personajes muy comunes, reales y sencillos, pero con una carga de matices psicológicos exagerada. Toda la trama es una excusa para la esencia de la novela, y acabamos disfrutando de una historia alrededor de un personaje representativo de una generación, aparcando las desapariciones que pasan a un desmerecido segundo plano.
Hay varios retratos bien perfilados, uno de ellos es el papel de la prensa sensacionalista que se lleva un toque de atención considerable, y otro, el caciquismo ruso y sus efectos en las zonas locales de Rusia, además de una aguda critica a la precariedad de las relaciones sociales, al periodismo, las universidades y los organismos supranacionales y sus cuestionadas actuaciones.
Confieso que en algunos tramos del libro tuve que ir saltando párrafos, el viaje interior de este profesor, periodista, escritor me saturó y casi me pierdo el final precipitado y algo injustificado con el que se cierra una novela, que o bien no he entendido o tengo que volver a leerla.
Quiero terminar la reseña, diciendo que tras visitar varios blogs, algo que no es habitual, las críticas son bastantes buenas, siendo las parecidas a la mía excepcionales; de manera que nada como leerla uno mismo y opinar, hecho por el que os animo a elegirla en el momento que gustéis.
“Si quieres dar un paso adelante, debes perder el equilibrio por un momento”.