miércoles, 26 de julio de 2017

El monarca de las sombras, Javier Cercas


Cuando  decidí leer “El monarca de las sombras”, lo hice pensando en el Javier Cercas de “Soldados de Salamina”, novela de la que guardo un recuerdo muy especial por razones íntimas y personales. Mi impresión sobre esta obra de narrativa de ficción de Javier es muy contradictoria, por un lado es muy propio de este extremeño abordar un tema relacionado con la Guerra Civil Española, algo que como historiadora me agrada, pero también me resulta repetitivo y poco novedoso; y por otro el recurso de contar una historia desvelando un secreto incómodo y acallado de su propia familia, sí que me provocó curiosidad y morbo, por eso empecé con muchas ganas y se fue desinflando mi interés muy a mi pesar a medida que avanzaba su lectura, porque he tenido la sensación de estar leyendo más una crónica que no una novela.
“El monarca de las sombras narra la búsqueda del rastro perdido de un muchacho casi anónimo que peleó por una causa injusta y murió en el lado equivocado de la historia. Se llamaba Manuel Mena y en 1936, al estallar la guerra civil, se incorporó al ejército de Franco; dos años después murió combatiendo en la batalla del Ebro, y durante décadas se convirtió en el héroe oficial de su familia. Era tío abuelo de Javier Cercas, quien siempre se negó a indagar en su historia, hasta que se sintió obligado a hacerlo”.
El protagonista indiscutible es Manuel Mena, nombre que se repite incontables veces a lo largo de las casi trescientas páginas de la obra, personaje alrededor del que gira el objetivo del escritor. Era tío abuelo de Javier Cercas, y a modo de relato íntimo y personal, cuenta la vida de este joven falangista acallada por buena parte de la familia y lo hace mirando al pasado y exprimiendo los recuerdos que permanecen en la memoria de quienes aún viven, esperando reconciliarse con todos los miembros de su familia.
He reconocido que esta era la trama principal, pero que en ella hay dos hilos argumentales, uno la propia historia de Manuel y otra el trabajo periodístico y de documentación que ha necesitado para dar vida al relato. No creo que esto sea suficiente para considerarla novela histórica, como he mencionado anteriormente es más crónica que novela.
Tengo la sensación de que Javier ha desaprovechado una buena historia, el ritmo que al principio engancha después se hace lento y te ves leyendo párrafos muy largos que no aportan ni dicen nada de interés; incluso los capítulos son tan extensos que llegan a ser propios de ensayos. No es perezoso a la hora de dar explicaciones de todo, datos históricos acompañados de largas reflexiones y sin saber por qué, la expectación inicial se ha esfumado entre otras razones debido a que Javier lo cuenta todo en el primer capítulo y el lector solo tiene que leer y leer.
La vinculación personal y emocional con el protagonista puede ser la causa de ésta percepción que destila la novela, los sentimientos del autor empañan la objetividad con el hecho real que narra, me llama la atención su ideología de izquierdas y como ha querido “quedar bien” con los de posturas ideológicas opuestas, una forma generosa de no lesionar la memoria de su tío abuelo.
Ha sido algo decepcionante y hasta cansina, la empecé con ganas y salvo las descripciones de personajes como su madre que es de una ternura extrema, o la riqueza de su prosa que no deja lugar a dudas, no la recomendaría si no es a los que disfrutan sin condiciones del tema “Guerra Civil Española”. Sigo quedándome con mi “Soldado de Salamina”, aunque como siempre os digo la última palabra es vuestra.

“Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”.

sábado, 22 de julio de 2017

Los ritos del agua, Eva Gacía Sáenz de Urturi


Una vez leída “El silencio de la ciudad blanca”, sobraban motivos para seguir con esta trilogía que tanto me ha hecho disfrutar en su primera entrega. Aprovecho para contar que sus lecturas pueden hacerse independientes, pero lo recomendable es seguir el orden cronológico en el que la escritora los ha contado, muchas de las referencias del segundo están vinculadas a lo acontecido en el primero, incluso el inicio de “Los ritos del agua” hilvana con el desenlace de la anterior novela, pero eso son decisiones últimas del lector que “sabe lo que se trae entre manos”.
“Ana Belén Liaño, la primera novia de Kraken, aparece asesinada. La mujer estaba embarazada y fue ejecutada según un ritual de hace 2600 años: quemada, colgada y sumergida en un caldero de la Edad del Bronce. 1992. Unai y sus tres mejores amigos trabajan en la reconstrucción de un poblado cántabro. Allí conocen a una enigmática dibujante de cómics, a la que los cuatro consideran su primer amor. 2016. Kraken debe detener a un asesino que imita los Ritos del Agua en lugares sagrados del País Vasco y Cantabria cuyas víctimas son personas que esperan un hijo. La subcomisaria Díaz de Salvatierra está embarazada, pero sobre la paternidad se cierne una duda de terribles consecuencias. Si Kraken es el padre, se convertirá en uno más de la lista de amenazados por los Ritos del Agua”.
En esta ocasión la ambientación se amplía a Cantabria y por supuesto la ciudad de Vitoria, que sigue siendo una protagonista de cinco estrellas. Al tener dos momentos temporales, dichos escenarios se combinan con las idas y venidas del pasado al presente respectivamente. En lo concerniente a la autora pocas novedades que no se hayan dicho en la reseña de “El silencio de la ciudad blanca”; prosa limpia y elegante, sencillez del lenguaje, tensión narrativa bien gestionada, diálogos administrados a la perfección, intriga, suspense, puesta en escena cuidada y la demostración en sus páginas de una gran labor de documentación y dominio de la psicología criminal.
Siguiendo la estructura de su anterior entrega y enlazando el final con el momento actual, el argumento se divide en dos tramas que cuentan con una diferencia de 25 años entre ellas; de manera que en el presente iremos conociendo la actualidad de Kraken y la investigación del misterio que vuelve a castigar a Vitoria, y en el pasado la autora narra los acontecimientos de un verano inolvidable vivido por nuestros protagonistas. Es imprescindible no perder detalle del pasado para que encajen las piezas de este puzzle en el presente. Aquí sigue destacando la labor de Eva a la hora de construir los personajes, especialmente porque los coloca en situaciones reales que llegan a ser muy creíbles.
Estructura de la novela dividida en un prólogo inicial y 70 capítulos de corta duración, Kraken sigue en primera persona tirando de la novela en los momentos presente, y un narrador omnisciente, que todo lo sabe de antemano y todo lo ve, en tercera persona va dando a conocer las vivencias extremas de aquel poblado cántabro. El uso de esta combinación de voces narrativas aporta tensión al relato que adquiere tintes de thriller de misterio con pinceladas mitológicas y mucho de cultura celta.
A lo largo de más de cuatrocientas páginas el entretenimiento y suspense han sido muy similares en intensidad a “El silencio de la ciudad blanca”, pero hay ciertos detalles que me han chirriado y que me han descolocado con respecto a los cuidados que vi en la primera; la mejoría repentina de nuestro inspector que resulta imposible de creer, la cantidad de pistas falsas que va dejando la autora para que saquemos nuestras propias conjeturas y que desmerecen a mi gusto el hilo narrativo y por poner otra pega, el final algo rebuscado.
Son solo pequeñas apreciaciones que para nada ensombrecen la novela, es más hay temas de fondo muy trabajados como la importancia de la paternidad y maternidad y una reflexión acerca de nuestros actos en el pasado que siempre acaban pasando factura en el presente más inminente.
Sobra decir que la recomiendo en los mismos términos que la primera, sin día ni hora, ni fecha en el calendario… esperando la tercera de la saga que espero nos haga disfrutar como estas dos. La última palabra es vuestra.

Comprendí que el dolor también une a las personas, tal vez más que las alegrías, porque de esas, como buenos desagradecidos que todos somos, nos olvidamos pronto”.

martes, 18 de julio de 2017

El silencio de la ciudad blanca, Eva García Sáenz de Urturi


Durante meses, en las librerías me asaltaba este título como si me persiguiera por alguna razón desconocida. Junto a este “Silencio de la ciudad blanca”, otro con parecida insistencia ejecutaba la misma acción de acoso, “Los ritos del agua”; incluso una amable dependienta me los quiso vender con una larga parrafada que hablaba de sus virtudes y éxitos de ventas. Mi actitud de desconfianza no respondía a nada en especial, más bien lo de la “trilogía” era lo más cuestionable a la hora de decidirme por ellos. Así los fui dejando sin darles la más mínima oportunidad y eso que la sinopsis era bastante atractiva y del tipo de historias que me seducen; todo esto se terminó con la llegada del verano, esa estación en la que todas las horas del día son pocas para leer, de manera que en un impulso de generosidad los compré decidida a saber si tanta campaña de marketing respondía o no a lo que sus páginas prometían.
“Una ciudad aterrorizada por el regreso de unos asesinatos rituales. Un experto en perfiles criminales que esconde una tragedia. Un thriller hipnótico cuyas claves descansan en unos misteriosos restos arqueológicos»
Tasio Ortiz de Zárate, el brillante arqueólogo condenado por los extraños asesinatos que aterrorizaron la tranquila ciudad de Vitoria hace dos décadas, está a punto de salir de prisión en su primer permiso cuando los crímenes se reanudan de nuevo: en la emblemática Catedral Vieja de Vitoria, una pareja de veinte años aparece desnuda y muerta por picaduras de abeja en la garganta. Poco después, otra pareja de veinticinco años es asesinada en la Casa del Cordón, un conocido edificio medieval. El joven inspector Unai López de Ayala alias Kraken, experto en perfiles criminales, está obsesionado con prevenir los crímenes antes de que ocurran, una tragedia personal aún fresca no le permite encarar el caso como uno más. Sus métodos poco ortodoxos enervan a su jefa, Alba, la subcomisaria con la que mantiene una ambigua relación marcada por los crímenes?.  El tiempo corre en su contra y la amenaza acecha en cualquier rincón de la ciudad. ¿Quién será el siguiente?”.
Eva García era una auténtica desconocida de la que no había leído nada, su “ciudad blanca”, no es la primera de sus obras, las anteriores han gozado de un éxito si no de estas dimensiones, muy acordes a la escritura que la define. Sencillamente no había reparado en ella y hoy casi tengo que pedirle disculpas por ello. Buena sinopsis que tiene todos los ingredientes de la novela negra, policíaca y de terror, escrita con un gusto que engancha y destila elegancia, sin paja, nada sobra en estas casi quinientas páginas, todo lo escrito tiene una razón de ser, las leyendas de Álava, los relatos mitológicos, secretos de familia, pinceladas arqueológicas y dosis de psicología criminal, evidencian la gran labor de documentación realizada por esta escritora de futuro prometedor.
Gracias a todo esto la novela se disfruta desde el principio, con un ritmo bien mantenido aunque en la segunda parte algo más lento pero salvado con tanta soltura que es casi inapreciable. Prosa y lenguaje sencillo, tensión narrativa garantizada, ambientes muy bien trabajados y descritos que sirven de escenarios para conocer a sus personajes, que te atrapan tanto o más que la historia en sí.
Los asesinatos rituales que dan cuerpo a esta historia forman parte de una trama que sucede en el presente inmediato, pero el libro dividido en capítulos, desarrolla dos hilos argumentales que corren de forma paralela para entrelazarse al final del libro; en el segundo Eva García, nos va narrando una historia del pasado que guarda relación con los acontecimientos que vive la ciudad de Vitoria y sus habitantes. Desde la primera página nos vamos encontrando pistas para resolver el misterio de este “silencio” que castiga a una ciudad que sin duda adquiere rango de personaje con letras mayúsculas.
Kraken es el joven inspector que asume buena parte del protagonismo de esta saga, él se encarga de narrar en primera persona la evolución de estas muertes y los progresos de la investigación y tendrá un papel estelar en un final muy deseado y agónico. Para nada se escatima en giros argumentales y sorpresas que te mantienen pegados al libro, no es el único personaje excelentemente trabajado en la novela y por supuesto aplaudir la imagen que al menos yo he conseguido de una ciudad que no conozco y que ha sabido retratar con mimo y acierto.
Sobra decir que la recomiendo, no como novela de playa, cualquier momento es bueno para sentarse frente a lecturas agradables y entretenidas como “El silencio de la ciudad blanca”, es casi imposible que decepcione, aunque en honor a la verdad me ha recordado mucho a Dolores Redondo, pero eso ni es bueno ni malo, y mucho menos si como es mi caso es una de las escritoras con las que más disfruto. Si continuara con la reseña y dando detalles, reventaría la novela y prefiero animaros para que no hagáis lo que hice yo, ignorarla sin saber lo mucho que me perdía. Os gustará.
“A veces la memoria clava chinchetas en momentos triviales del pasado y los fija para siempre, aunque "para siempre" parezca mucho tiempo”.

sábado, 15 de julio de 2017

"Ese mundo desaparecido",

Las lecturas relacionadas con asesinatos violentos a manos de mafiosos o redes de sicarios nunca han estado entre mis preferencias, para que pasen a la lista de libros recomendados deben venir acompañados de algún consejo personal de aquellos que conocen mis gustos literarios, o en su defecto de alguna buena reseña leída en un blog de confianza. En este caso, fue lo primero, pero se le olvidó el detalle de que “Ese mundo desaparecido” era la tercera entrega que cerraba una trilogía de Dennis Lehane, “Cualquier otro día” y “Vivir de la noche”, son los dos títulos anteriores del personaje Joe Coughlin, protagonista  de una serie dedicada al mundo del Hampa; lo bueno es que se pueden leer independientemente, de manera que problema solucionado.
“Nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial y el antaño todopoderoso  Joe Coughlin casi ha logrado cortar amarras con su turbulento pasado, aunque no del todo, pues ejerce de consejero del importante clan mafioso de los Bartolo. Pese a ello, lleva una vida más o menos tranquila hasta que dos hechos inquietantes vienen a perturbarla: la aparición del fantasma de un chico que le resulta vagamente familiar, y, mucho más grave, el soplo de que alguien ha puesto precio a su cabeza y planea matarlo durante el Miércoles de Ceniza. Así pues, entre su tarea de mediador entre clanes mafiosos al borde del conflicto y sus pesquisas para descubrir quién quiere acabar con él, Joe se verá retrotraído a los viejos tiempos, aquellos años de traiciones y venganzas, bañados en sangre, donde cada día podía ser el último. Y es que tal vez haya llegado al fin la hora de pagar por sus pecados”.
Como es casi de esperar tras una sinopsis como la que acabamos de leer, el guionista de Myster River, aborda en esta trilogía la trayectoria de un personaje como Joe iniciada a principios de siglo XX en el corazón de la mafia bostoniana, su devenir en el tiempo y los crímenes que acompañan su vida. “En un mundo desaparecido”, el ambiente ha cambiado nos encontramos en los años 40, y el retrato del mundo de los gangsters en estos momentos responde a una compleja realidad en evidente declive, donde muchos inadaptados son la antesala de un “un mundo que se desvanece”, acertado título pues, para este cierre de la saga de mafiosos de Boston que nos recuerda inevitablemente al Padrino.
Como todo cuadro representativo de una sociedad criminal que se precie, no deben faltar la pareja de detectives que luchan contra esta lacra social, Patrick y Angela, ambos con sus propias historias de vidas, sus pretensiones personales y profesionales y sus ambiciones por acabar con un mundo plagado de asesinatos, ajustes de cuentas, muertes escabrosas, mujeres de mala condición, venganzas enquistadas, luchas de poder y viejas traiciones que nunca se olvidan. Todos tópicos de este género que mezcla intriga, terror, tensión y complejidad psicológica, dentro de lo que es sin duda una historia trágica con mayúsculas.
La línea argumental gira alrededor de una abanico de personajes, de hecho es un libro que va relatando pequeñas historias acerca de cada uno de ellos, tanto que se convierten en microrrelatos de experiencias de vidas que permiten conocer su carácter, el porqué de sus actos y hasta sus futuros. El papel otorgado a los grandes secundarios enriquece mucho la novela, sin desplazar en absoluto la figura de Joe y la trama principal de estos capos que acusan el declive de un mundo que “desaparece”.
Engancha desde el principio, su estilo no lo varía en relación a las entregas anteriores, escritura sencilla, fácil de entender, lenguaje cuidado y vocabulario muy acertado para la ambientación, no suele ser detallista pero sí que se recrea en exceso en acciones violentas y crueles que llegan a ser desagradables, aunque no por ello injustificadas.
La he leído porque es una mezcla de novela melancólica dentro de un perfil de obra marcada por la violencia, pero es amena en su lectura, los diálogos suavizan momentos de extrema crudeza, los continuos flashbacks están perfectamente administrados y aportan muchos datos de las novelas anteriores; y porque es imposible no reconocer la prosa precisa de este guionista que sin querer se delata con ese estilo cinematográfico que le acompaña en su pluma.
Es cierto que no aporta nada diferente a lo ya conocido del mundo de estos matones que se movían desde Florida a Cuba y que tenían su cuartel general en Boston; pero igualmente ha sabido reflejar la inestabilidad y la atmósfera que se respiraba en la década de los años 40, abordando temas como las desigualdades económicas, el impacto de la Segunda Guerra Mundial, el racismo y el peso de unos convencionalismos aquejados por una fecha de caducidad inminente.
Recomendada por ser una historia bien contada, con muchas otras narraciones humanas dignas de leer, por tener a nuestra disposición algo menos de cuatrocientas páginas que se leen solas y sin duda porque este señor escribe muy bien. Queda pendiente leer las anteriores. Por cierto el final es de “traca”.

“No dependas de nadie en este mundo porque hasta tu sombra te abandona cuando estás en la oscuridad”.

miércoles, 12 de julio de 2017

Historia de un crimen perfecto, Mikel Santiago


 “Historia de un crimen perfecto”, es una de esas opciones que llegan al terminar una novela potente que te han quedado impactada y que sin duda quisieras encontrar en la siguiente elección. Igualmente, es el momento de descansar y rematar una tarde con un relato corto a modo de paréntesis para el libro que ya pide paso con urgencias.
"Me llamo Eric Rot y escribo estas últimas líneas de mi vida para confesarme: Soy un asesino. Yo lo hice. La maté. Linda Fitzwilliams está muerta. Ni huida con su amante, ni jugando a esconderse para irritar a su familia, como apuntaron en su momento las revistas del mundo rosa... "
No había leído nada de este autor, y me ha gustado bastante; en pocas páginas, unas ciento sesenta, ha logrado un relato lleno de intriga y suspense, intenso y sencillo, en el cual y para variar no hay que buscar al asesino que se presenta al principio de la narración. Planteado a modo de confesión, narra en un acto de sinceridad consigo mismo, como si de un lavado de conciencia se tratara, no solo su vida sino el cómo y las razones por las que mata a su amante Linda. Así con este argumento tan escueto, Mikel Santiago aborda el tema psicológico del asesino a través de los efectos de la culpa que pueden llegar a derivar en auténtica locura.
Visto desde este prisma, el remordimiento es el detonante de la trama, la necesidad de eliminar los motivos que le impiden seguir con una vida normal. Poco más se puede contar en la reseña debido a la brevedad de este ligero thriller muy susceptible de ser llevado al cine. Buen ritmo, lenguaje adecuado a la historia, intensidad de relaciones entre el binomio asesino y amante, escenarios muy bien descritos, ambientación cuidada en la ciudad del amor, París, dividida en capítulos y cargada de diálogos que favorece el ritmo trepidante de la lectura. A pesar de saber la autoría de los hechos, no está exenta de sorpresas, aunque lo predecible sea muy evidente en estas escasas páginas.
Recomendada por que garantiza un par de horas de entretenimiento y porque no deja de ser curiosa la actitud de este asesino que nos ofrece la historia de un asesinato con autoría propia. Ni que decir que brillan por su ausencia los polis borrachos y los investigadores depresivos; aquí es él y solamente él.

“La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros”.

martes, 11 de julio de 2017

El Ángel, Sandrone Dazieri

 Sandrone Dazieri llegó a mi repertorio de lecturas con su primera entrega de “No está solo”, fue una sorpresa conocerlo y gozar de esa forma de escribir tan apasionante que tiene. En esta ocasión y nada más saber de “El Ángel”, la reacción fue muy parecida y sin pensarlo esperé al verano para disfrutar intensamente de este relato de suspense e intriga que yo calificaría de “negrísimo”.
La muerte llega a Roma a las doce menos diez minutos de la noche con un tren de alta velocidad procedente de Milán. Del coche de lujo extrañamente no sale nadie. Todos los pasajeros están muertos. La subcomisaria Colomba Caselli, que acaba de reincorporarse al servicio tras su último y escalofriante caso, es quien se encarga de evaluar la masacre. Aunque todo apunta a un ataque de terrorismo y el ISIS reivindica la autoría a través de un vídeo, Colomba prefiere pedir consejo a la única persona capaz de ver lo que nadie más ve: su excolaborador Dante Torre, al que no dirige la palabra desde hace meses. Este deberá juntar los indicios uno a uno hasta llegar al Ángel.
Al haber leído “No está solo”, lo primero que resulta fácil es reconocer a la pareja de investigadores que se harán cargo de este hecho criminal de magnitudes desproporcionadas; Colomba Caselli y Dante Torre vuelven a la acción, y lo hacen tras un paréntesis de separación que se irá desvelando en el libro. Ella apartada del servicio por insubordinación, acaba de volver y lo hace “a lo grande”, lo que parece estar claro por las evidencias se complica en una trama donde urge conocer al autor y las causas que han motivado la masacre.
El inicio es de zarpazo, te atrapa y engancha hasta el final, no hay posibilidad de abandonar hasta descubrir la personalidad de “El Ángel”. Hay una trama principal que a su vez se nutre de subtramas que nos llevan a momentos pasados, con referencias a años anteriores y acontecimientos que nada parece tener que ver con el suceso, pero que a medida que avanza la historia quedan justificados a la perfección. Sandro ha tenido el acierto de escribirlo en cursiva para marcar las diferencias temporales y los escenarios.
Estructurada en dos grandes bloques, divididos en cinco partes y distribuidos en capítulos de corta extensión. Prosa y lenguaje sencillo, que junto a  diálogos y reflexiones continuas ofrecen un ritmo intenso que no decae en ningún momento; el suspense y la tensión aumenta de manera marcada y culmina con un final de traca.
La complejidad de la trama y la carga imaginativa de este guionista italiano, podía haber puesto en peligro semejante cóctel de elementos, pero el planteamiento y el desarrollo es perfecto, todo bien hilvanado, descripciones visuales que llegan a parecer fotos escritas y los giros y efectos argumentales muy bien logrados, haciéndola una  novela “pegamento” con la que yo disfruto “a rabiar”.
Reconozco que estoy un poco cansada de parejas de investigadores y policías de pasados traumáticos y presentes echados a perder, pero también admito que no todos son de la misma calidad; ambas personalidades la de Colomba y Dante están muy trabajadas, son creíbles dentro de la ficción y su apoyo incondicional les hace la pareja perfecta para desafíos de esta envergadura. Hay un narrador omnisciente que va contando todo bajo una visión general, un testigo de hechos y pensamientos que verbaliza de cada personaje, lo que ayuda a seguir la trama de este monumental argumento.
Recomendada para los amantes del suspense y la intriga, pueden leerse de manera aislada, aunque lo recomendable es en el orden en el que han sido escritas. Espero que la producción literaria de este genio no se detenga aquí, a la espera entonces de la siguiente. Espero que os guste.

“Si algo despierta la curiosidad de los asesinos en serie es, además de sus crímenes, aquello que guardan en sus mentes enfermas”.

jueves, 6 de julio de 2017

Más allá del invierno, Isabel Allende

Hay autoras que para mi lo son todo, me gusta como escriben, lo que cuentan, aquello que trasmiten y por eso todo lo que han publicado lo he leído con la misma serenidad y entusiasmo con el que creo que ellas lo hacen para nosotros. Isabel Allende, Almudena Grandes, Julia Navarro, Matilde Asensi, Rosa Montero y otras que sería imposible de enumerar; entran en esa veneración personal hacia sus novelas que puedo decir se convierten en inolvidables.
“Una chilena, una joven guatemalteca ilegal y un maduro norteamericano, sobreviven a un terrible temporal de nieve que cae en pleno invierno sobre Nueva York y acaban aprendiendo que más allá del invierno hay sitio para el amor inesperado y para el verano invencible que siempre ofrece la vida cuando menos se espera”.
En la contraportada del libro, la sinopsis es más extensa e incluso se inaugura con una frase de Albert Camus que me la reservo para el cierre de la reseña; pero yo he preferido dejar el argumento en estas pocas frases para no reventar la novela.
¿Cómo es “Más allá del invierno?. No es la novela de realismo mágico a la que nos tiene acostumbrados la autora. Es una historia costumbrista protagonizada por tres personajes originales y a la vez muy comunes en las sociedades actuales. Con ellos y sus experiencias de vida, se ha permitido ahondar en el alma humana y lo que ésta esconde; pero además, le ha servido para tratar un tema de rabiosa actualidad como es la inmigración y la identidad de América, así como las denuncias sociales e ideológicas de las últimas décadas.
Un hecho fortuito crea una trama a ritmo de thriller que plantea una intriga y un problema urgente que resolver por este cóctel humano formado por Robert, Lucía y Evelyn. Narrado indistintamente por este trio, el relato avanza con flashback y gracias a estas idas y venidas en el tiempo, conocemos el contenido de las pesadas mochilas de estos “espaldas mojadas”.
Hay un elemento de suspense que actúa de hilo conductor de la novela y mantiene el ritmo aceptable de la misma, aunque hay que reconocer que al principio es algo lento e incluso hace peligrar la trama que flojea inevitablemente en momentos puntuales. Sin duda no tiene el mismo alma que otras de sus obras, pero sí su sello de identidad. Fácil de leer, buenas descripciones, ambientación muy lograda, todo trascurre en pocos días y demasiado acabamos sabiendo de todos.
En esta ocasión he querido ver una novela de “personajes” más que una historia de acción puesto que ha resultado muy predecible lo que iba a ocurrir. Ahora bien las emociones, sentimientos, la huella del exilio, la soledad, la falta de afecto o las segundas oportunidades, han acaparado buena parte de la narración y han empañado la intriga criminal que era la bisagra de la historia, el motivo que obliga a entrelazar estas vidas, a desnudarse ante nosotros; desplaza la esencia de la trama y convierte a “Más allá del invierno” en una novela de refugiados.
Imposible no recomendarla porque la lectura de Isabel es amena y reconfortante, no siendo la mejor de las que he leído, he vuelto a disfrutar de ella; puede que sea por el momento en el que se elige para ser leída, tal vez porque aquello que buscas lo encuentras, o simplemente tiene algo especial que me acaba atrapando.

“En medio del invierno aprendí por fin que había en mí un verano invencible”.

lunes, 3 de julio de 2017

Escrito en el agua, Paula Hawkins

Paula Hawkins, llega a nosotros con otro gran éxito de ventas entorno a los más de 20 millones de ejemplares en pocos meses, sinceramente todo un misterio para mi, y creo que para más de un lector con el que he compartido mis impresiones acerca de ella. Publicada en mayo de 2017 la dejé en reserva para el verano tal y como hice con “La chica del tren”  creo que hasta en este pequeño detalle coinciden, aunque con ciertas diferencias claro. Comparaciones aparte ninguna de las dos son para tirar “cohetes”, novelas de drama y misterio, dentro de un género de ficción, thriller psicológico, suspense…, vamos que abarca un poco de todo, pero desde mi humilde opinión muy floja y cuestionable la aceptación que ha tenido, a no ser por esas buenas campañas de marketing que demuestran que hay libros que se escriben casi por encargo para garantizar buenos y seguros beneficios.
“ Pocos días antes de morir, Nel Abbott estuvo llamando a su hermana, pero Jules no cogió el teléfono, ignoró sus súplicas de ayuda. Ahora Nel está muerta. Dicen que saltó al río. Y Jules se ve arrastrada al pequeño pueblo de los veranos de su infancia, un lugar del que creía haber escapado, para cuidar de la adolescente que su hermana deja atrás. Pero Jules tiene miedo. Mucho miedo. Miedo al agua, miedo de sus recuerdos enterrados largo tiempo atrás, y miedo, sobre todo, de su certeza de que Nel nunca habría saltado?”
Cuando leí la sinopsis me pareció interesante, la ambientación en un pueblo, el regreso forzado de alguien que ha de hacer frente a la desaparición de una hermana, escritora de renombre que muere en extrañas circunstancias, asumir la responsabilidad de una sobrina que se ha quedado huérfana, la aparición en escena de una “Poza de las ahogadas”, un sitio donde todos padecen ocultar un secreto, un pasado opresivo, hasta dosis de temas de brujerías…, lo tenía todo para engancharme y me convenció esta trama con demasiados ingredientes y ahí estuvo la decisión de comprar el libro para mis horas de sol y playa.
Mis expectativas se marcharon igual que las horas de sol al caer la tarde. Cierto que atrapa en las primeras páginas pero la trama se complica y una historia que podría haber sido buena, se queda sin solidez argumental convirtiéndose en un relato superficial, con muchos cabos sueltos, personajes poco trabajados y un final predecible y precipitado.
La novela está estructurada en cuatro grandes bloques que a su vez se dividen en capítulos, cada uno de ellos narrados por un personaje diferente lo que enreda la trama e incluso colabora a desinflar la expectación sobre el misterio inicial. La narración se presenta con saltos continuos del pasado al presente llegando un momento en el que no sabes en que “tiempo” te encuentras, las incógnitas quedan por resolver, la historia no avanza, se empantana llegando a crear un ambiente demasiado opresivo. Son once personajes que son igualmente narradores que nos hablan de sus vidas y experiencias en esa “especial” localidad inglesa de secretos ancestrales. Todo acaba por hundir la trama que se hace aburrida y tediosa.
En favor de la escritora, que el estilo no dejar de ser sencillo y el lenguaje asequible, pero estos son detalles insignificantes comparados con la falta de giros argumentales, la tensión que decrece irremediablemente, el suspenso de la historia que no se deja ver y la falta de linealidad cronológica que hubiera sido de gran ayuda. Creo que el trasfondo de la historia es la relación tensa y después inexistente entre dos hermanas que optaron por modos de vidas diferentes y alejadas la una de la otra, y que el reencuentro dramático a sus orígenes desencadena una historia “sin pies ni cabeza”. Mientras la leía me recordó a una serie de televisión de mis años de adolescente que nunca acabé de entender y mucho menos conocí su final; “¿Quién mató a Laura Palmer?”…, algún día lo descubriré.
Recomendada para los que tengan mucho interés en perderse en una novela de la que no esperan nada o poco disfrute. Me cuesta hablar mal de los libros, pero más me indigna que nos “metan por los ojos” lecturas que lo prometen todo y nos quedan con la cara de incrédulos como si esto de ser lectores no fuera un hecho a respetar. Es triste sentirse engañados por las editoriales, pero nada es perfecto; como siempre hay gustos para todos y lo mejor es que la decisión final sea vuestra.

“La cura para todo es siempre agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar."

sábado, 1 de julio de 2017

Respóndeme, Susana Tamaro

Aunque es sobradamente conocida mi predilección por Susana Tamaro, debo confesar que acostumbrada a la belleza de su escritura, “Respóndeme” me ha encogido en sobre manera el “corazón”. Es una novela de personajes desesperados que nunca abandonan ante sus amargadas vidas, a las que ante todo están agradecidos. La portada es triste y poco afortunada, la sinopsis muy dura y las expectativas de disfrutar de una obra a lo más puro “Tamaro”, toda una utopía; pero no me desanimé y al ser muy corta decidí darle una oportunidad. A pesar de lo dicho, me alegro de haberla leído.
“Rosa, una adolescente huérfana de una prostituta, evoca en «Respóndeme» el calvario de una vida transcurrida entre monjas sin corazón, parientes que la odian, y un perverso padre adoptivo. La joven no se detendrá en su carrera hacia la autodestrucción, entre alcohol, drogas y agresividad... «El infierno no existe» es el monólogo de una esposa que se dirige a su marido muerto, un tirano doméstico, psicótico y cruel, responsable de la muerte de su propio hijo. En «El bosque en llamas», un marido celoso y obsesivo no acepta que su esposa deje de depender emotivamente de él y supere un estado depresivo crónico mediante la fe”.
Una triada de historias contemporáneas, de realidades novelada, cotidianas, de esas que todos conocemos si no en primera persona por allegados, tres relatos de una dureza difícil de olvidar.
Narrativa que nos pone frente a la maldad de la sociedad actual, de sectores donde la violencia se ha convertido en patrimonio de una humanidad despiadada, que al final convierten en habituales los códigos más infames de vida.
He empezado el verano con estas doscientas páginas engatusada por ser la italiana de “Donde el corazón te lleve” la que firmaba su autoría, pero he tenido conocimiento que Susana Tamaro, tuvo que hacer frente a una demanda de plagio ante la denuncia de otra escritora italiana muy amiga suya, quien la había hecho participe de este proyecto. Desconozco como terminó el litigio, lo cierto es  que estos registros no son a los que nos tiene acostumbrados la autora de Trieste, de manera que no ha resultado la obra que yo esperaba, lo que no le resta calidad narrativa y fuertes dosis de invitaciones a reflexionar sobre la actitud de estas conductas y la pasividad de quienes las contemplamos.
Recomendada para respiros de “entre novelas” como yo digo y en buenos momentos de ánimo.

“Un paisaje me llevaba a otro; la cima de una colina, a otra cercana, en la mitad del condado, y ya que mi respuesta no podía ser más que la de mover una palanca, dejé que el condado fluyera bajo mis ruedas”.