martes, 18 de julio de 2017

El silencio de la ciudad blanca, Eva García Sáenz de Urturi


Durante meses, en las librerías me asaltaba este título como si me persiguiera por alguna razón desconocida. Junto a este “Silencio de la ciudad blanca”, otro con parecida insistencia ejecutaba la misma acción de acoso, “Los ritos del agua”; incluso una amable dependienta me los quiso vender con una larga parrafada que hablaba de sus virtudes y éxitos de ventas. Mi actitud de desconfianza no respondía a nada en especial, más bien lo de la “trilogía” era lo más cuestionable a la hora de decidirme por ellos. Así los fui dejando sin darles la más mínima oportunidad y eso que la sinopsis era bastante atractiva y del tipo de historias que me seducen; todo esto se terminó con la llegada del verano, esa estación en la que todas las horas del día son pocas para leer, de manera que en un impulso de generosidad los compré decidida a saber si tanta campaña de marketing respondía o no a lo que sus páginas prometían.
“Una ciudad aterrorizada por el regreso de unos asesinatos rituales. Un experto en perfiles criminales que esconde una tragedia. Un thriller hipnótico cuyas claves descansan en unos misteriosos restos arqueológicos»
Tasio Ortiz de Zárate, el brillante arqueólogo condenado por los extraños asesinatos que aterrorizaron la tranquila ciudad de Vitoria hace dos décadas, está a punto de salir de prisión en su primer permiso cuando los crímenes se reanudan de nuevo: en la emblemática Catedral Vieja de Vitoria, una pareja de veinte años aparece desnuda y muerta por picaduras de abeja en la garganta. Poco después, otra pareja de veinticinco años es asesinada en la Casa del Cordón, un conocido edificio medieval. El joven inspector Unai López de Ayala alias Kraken, experto en perfiles criminales, está obsesionado con prevenir los crímenes antes de que ocurran, una tragedia personal aún fresca no le permite encarar el caso como uno más. Sus métodos poco ortodoxos enervan a su jefa, Alba, la subcomisaria con la que mantiene una ambigua relación marcada por los crímenes?.  El tiempo corre en su contra y la amenaza acecha en cualquier rincón de la ciudad. ¿Quién será el siguiente?”.
Eva García era una auténtica desconocida de la que no había leído nada, su “ciudad blanca”, no es la primera de sus obras, las anteriores han gozado de un éxito si no de estas dimensiones, muy acordes a la escritura que la define. Sencillamente no había reparado en ella y hoy casi tengo que pedirle disculpas por ello. Buena sinopsis que tiene todos los ingredientes de la novela negra, policíaca y de terror, escrita con un gusto que engancha y destila elegancia, sin paja, nada sobra en estas casi quinientas páginas, todo lo escrito tiene una razón de ser, las leyendas de Álava, los relatos mitológicos, secretos de familia, pinceladas arqueológicas y dosis de psicología criminal, evidencian la gran labor de documentación realizada por esta escritora de futuro prometedor.
Gracias a todo esto la novela se disfruta desde el principio, con un ritmo bien mantenido aunque en la segunda parte algo más lento pero salvado con tanta soltura que es casi inapreciable. Prosa y lenguaje sencillo, tensión narrativa garantizada, ambientes muy bien trabajados y descritos que sirven de escenarios para conocer a sus personajes, que te atrapan tanto o más que la historia en sí.
Los asesinatos rituales que dan cuerpo a esta historia forman parte de una trama que sucede en el presente inmediato, pero el libro dividido en capítulos, desarrolla dos hilos argumentales que corren de forma paralela para entrelazarse al final del libro; en el segundo Eva García, nos va narrando una historia del pasado que guarda relación con los acontecimientos que vive la ciudad de Vitoria y sus habitantes. Desde la primera página nos vamos encontrando pistas para resolver el misterio de este “silencio” que castiga a una ciudad que sin duda adquiere rango de personaje con letras mayúsculas.
Kraken es el joven inspector que asume buena parte del protagonismo de esta saga, él se encarga de narrar en primera persona la evolución de estas muertes y los progresos de la investigación y tendrá un papel estelar en un final muy deseado y agónico. Para nada se escatima en giros argumentales y sorpresas que te mantienen pegados al libro, no es el único personaje excelentemente trabajado en la novela y por supuesto aplaudir la imagen que al menos yo he conseguido de una ciudad que no conozco y que ha sabido retratar con mimo y acierto.
Sobra decir que la recomiendo, no como novela de playa, cualquier momento es bueno para sentarse frente a lecturas agradables y entretenidas como “El silencio de la ciudad blanca”, es casi imposible que decepcione, aunque en honor a la verdad me ha recordado mucho a Dolores Redondo, pero eso ni es bueno ni malo, y mucho menos si como es mi caso es una de las escritoras con las que más disfruto. Si continuara con la reseña y dando detalles, reventaría la novela y prefiero animaros para que no hagáis lo que hice yo, ignorarla sin saber lo mucho que me perdía. Os gustará.
“A veces la memoria clava chinchetas en momentos triviales del pasado y los fija para siempre, aunque "para siempre" parezca mucho tiempo”.

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