jueves, 29 de marzo de 2012

Si a los tres años no he vuelto, Ana R. Cañil


Desde que inicié la andadura de mi blog de lectura, miro hacia atrás y recuerdo la cantidad de libros leídos que me gustaría haber comentado de haberlo creado muchos años antes. Cuando el tiempo libre me lo permite, vuelvo a releer novelas que me dejaron un grato recuerdo y que a menudo recomiendo a la gente que me rodea. Pero son pocas las ocasiones y esa tarea soy consciente de que nunca la voy a poder tener al día. Es por ello, que he decidido abordar aquellas lecturas de una manera breve y a modo de recomendaciones que podréis ampliar visitando otros blogs en los que seguro encontraréis reseñas muy de vuestro agrado.
De momento las iré nombrado y contando su sinopsis, sin en alguna ocasión puedo haceros participe de las impresiones que me causaron, no dudéis que así lo haré.
“Madrid, primavera de 1939: Jimena Bartolomé, apenas salida de la adolescencia y recién casada con el amor de su vida, es encerrada en la cárcel de mujeres de Ventas. En esta siniestra institución, su directora, María Topete, gobierna el destino de las reclusas y de sus hijos… Ana R. Cañil recrea en Si a los tres años no he vuelto unos hechos terribles y prácticamente desconocidos de nuestra posguerra: la historia de las prisioneras cuyos hijos les fueron arrebatados por sus carceleros para internarlos en seminarios y conventos o darlos en adopción. Si a los tres años no he vuelto se convierte en una novela imposible de soltar por el hecho terrible que denuncia y por el enfrentamiento entre Jimena y María, dos mujeres inolvidables”.
Aunque ya hace muchos años que lo leí, aún recuerdo lo mucho que me gustó la portada del libro, esa mujer andando por la calles del Madrid de Posguerra, sus ropas, la sobriedad de la estampa y ese gris que lo decía todo de aquellos duros años.
Ana R.Cañil, aborda serena y justamente un tema de gran complejidad con fuertes dosis de emotividad y dolor. La historia de las prisiones de posguerra y de aquellas mujeres que se vieron separadas de sus hijos una vez finalizado el conflicto, supuso para ella un reto, aprovechando esta preciosa y potente novela para denunciar los hechos silenciados y probados de una práctica que se convirtió en habitual en aquellos oscuros años de nuestra España más reciente.
Una historia bien contada, ágil, fácil de leer, documentada al detalle, tanto que se convierte en un ensayo que aborda los horrores y los dramas vividos por las mujeres en las cárceles franquistas.
Dos personajes asumen el protagonismo casi absoluto de la novela, Jimena Bartolomé y María Topete, reclusa y directora de la cárcel de Las Ventas donde suceden los hechos narrados.
Recomendable para todos los que disfrutan con historias del ayer que nunca han dejado de ser historias de hoy. Muy dura y potente pero nada comparado con la realidad. Os gustará.
“A pesar de la distancia la gente es parecida en todos lados, las similitudes que nos unen son mucho más que las diferencias que nos separan”.

viernes, 9 de marzo de 2012

La tienda de paraguas, Elin Hilderbrand

Que portada tan cálida y sencilla, la verdad es que se podría tratar de una mesita y jarrón de IKEA con fondo marino estrellita de mar incluida... El título me llamó la atención más que la portada y en especial por la poca relación que ambos detalles tenían; el caso es que en un viaje a Madrid me traje en mi libreta donde todo lo apunto la propuesta de esta novela que me provocó cierta curiosidad y que no me arrepiento de haberla leído.
Su autora es de nombre Elin y de apellido algo alemán y complejo, pero a la hora de narrar esa complicación se disipa y nos presenta una novela de gran sencillez para disfrutar un par de días de una lectura que te provoca sensibilidad y grandes dosis de gratitud para quien te ha logrado arrancar alguna que otra lagrimita incontrolada...
Para narrar la novela la autora se vale de un marco reducido en todos los aspectos; una isla, veinticuatro horas y el ambiente gastronómico de fondo; contada en tercera persona, la protagonista relata episodios de su vida entre el pasado y el presente, enlazando recuerdos que han marcado toda su existencia. Podríamos decir que es una obra para mujeres, pero en total son seis los personajes y el reparto es equilibrado, tres hombres y tres mujeres consiguen dar sentido a toda la narración.
En muchas ocasiones los reencuentros se convierten en oportunidades para destapar verdades encerradas, ocasiones para curar heridas que no han cicatrizado, momentos para detener escapadas eternas, intentos para limpiar el alma y asumir errores no reconocidos; todo ello refleja el peso de los recuerdos y la marca de lo que un día fue traumático y los recursos para superarlo tras años de silencio impuesto en el sentido más literal de la palabra. Historia de sentimientos donde afloran valores humanos negativos y positivos; la amistad,el amor, el rechazo, la incomprensión, lazos de afectos, historias pendientes, el conflicto de la existencia, la culpabilidad, los intentos por reparar daños no buscados. La autora recurre a personajes que encarnan dichos valores con tal calidad que acaban siendo inolvidables, siempre bien delimitados por sus acciones y con un carácter que les ayuda a dar cuerpo a la narración.
El resultado es una historia creíble; para algunos lectores es posible que les parezca algo empalagosa, poco profunda, pero las pretensiones ante ella debe aparcarse en el disfrute del rato literario , intimista y recogido en un espacio que no abarque el tamaño de un paraguas...”que todo lo para”.

Todo en esta vida es temporal así que, si las cosas van bien hay que disfrutarlas porque no durarán eternamente; y si por el contrario van mal, no hay que preocuparse, no van a durar eternamente”.