Nuevamente,
una portada de lujo atrae mis ojos y claudico ante ella por muchas razones. Si yo pudiera transmitir lo que significa ese
sencillo y noble medio de transporte..., pero hoy por hoy prefiero
dejar pasar ese desafío y centrarme en la tarea de reseñar esta
novela que me ha encandilado y ocupado un par de tardes de este
repentino y esperado otoño.
Nieves
García Bautista, era hasta ayer una desconocida para mi, buceando en
su biografía he conocido la grata noticia de no ser este su único
libro y me he propuesto, saber “Si el amor huele a
chocolate”; de ser tan dulce el contenido como el título,
se avecina otra tarde de “lujuria y pasión literaria”.
Ha
sido un placer en toda regla leer esta novela, que a decir verdad, su
relato poco tiene que ver con la imagen que lo presenta, pero es tan
preciosa que no voy a poner pegas a ese insignificante detalle. Todo
un mérito que tras una autopublicación, puedan llegar a nosotros
el trabajo de escritores que se tienen que labrar un porvenir en la
dura “jungla” del mercado de los libros.
Lo
encontré en la sección de “novedades” de mi
biblioteca, esa que frecuento los domingos y sin pensarlo dos veces
se vino a casa, ostentando el privilegio de ser el primer lector que
la paseaba..., no es importante, pero a mi me ha hecho ilusión.
¿Quién
no tiene un sueño? Todos hemos albergado en nuestro corazón, alguna
vez, un anhelo por cumplir. ¿Cuál es el tuyo?Marie
trabaja como mensajera
en el centro de Madrid y, entre paquetes y cartas, porta sueños a
los destinatarios. Ella también tiene los suyos y necesita
realizarlos. Esa fuerza le permite continuar en la ciudad, sin
perecer entre las pesadillas que desvelan sus noches y las ausencias
a las que todavía no puede decir adiós.
Seis meses atrás tuvo que huir de su pueblo natal, en Francia, pero su especial estancia en Madrid toma un giro definitivo cuando Marie fotografía una escena aparentemente intrascendente desde el ático-estudio donde vive. Esta historia comienza cuando está a punto de terminar.
Seis meses atrás tuvo que huir de su pueblo natal, en Francia, pero su especial estancia en Madrid toma un giro definitivo cuando Marie fotografía una escena aparentemente intrascendente desde el ático-estudio donde vive. Esta historia comienza cuando está a punto de terminar.
Es
la lectura “pegamento”,te
quedas agarrada al libro hasta el final. Su estructura está dividida
en tres partes y para ser sincera no de igual intensidad, la primera
y la tercera, ambas ambientadas en Madrid, supera con creces a la
segunda, que es la más densa y la que a poco hace peligrar el buen
concepto que he otorgado al relato. Verdad es, que las tres son
necesarias, pero con un poco más de fluidez hubiera estado perfecta.
Aunque
Marie es la protagonista indiscutible, es una novela coral en la que
hacen aparición un repertorio de personajes muy bien perfilados y
con fuerza dentro del argumento. Alrededor de la vida de cada uno de
ellos, se va tejiendo una tela de araña en la que todo lo que
acontece está relacionado, sin dejar un solo cabo suelto en la
trama.
Dividida
en capítulos, con gran fluidez y ritmos cambiantes, proporciona una
lectura agradable y sin edad, apta para todos los públicos, donde se
mezclan las historias del pasado con el presente en el que vive
nuestra portadora de “recados”
y “sueños”.
La narración va de menos a más, es bonita, bien contada, con
acontecimientos que no escatiman en tristezas pero bien amenizados y
suavizados con detalles elegantes y bien medidos. Hace alusiones a
los colores de las ropas de Marie como un mecanismo de defensa ante
la tristeza y aporta dosis de humor de la mano de un personaje muy
entrañable Pierre, os gustará, porque gracias a él hace un
tratamiento de la homosexualidad digno de una “dama”.
Mi
disfrute ha venido por el hecho de leer pequeñas historias dentro de
una historia general, cuyos protagonistas forman parte a su vez de la
trama principal, está llena de sorpresas que algunas se intuyen,
pero otras son auténticos descubrimientos de última hora, y eso
mantiene el interés de un libro que habría caído en el
aburrimiento al más mínimo descuido.
Todo
garantizado con un vocabulario asequible y sencillo que ha
contribuido a crear la atmósfera ideal. Aunque son más de
quinientas páginas, que no se acobarde nadie, merecen la pena y es
la adecuada entre novelas “densas”
de verdad, donde es necesario descansar de misterios y asesinatos.
Por
una vez le tengo que dar la razón al marketing que ha roto todos sus
tópicos, cayendo en el acierto más absoluto tanto para editores
como para lectores.
Me
gustaría felicitar a Nieves por haber abordado en la obra todo un
repertorio de temas de gran actualidad, por invitar al amor sin
condiciones ni reservas, por animarnos a enfrentarnos a los secretos
del pasado, a superar rencores y a conocer el amor desde diferentes
perspectivas, que eso es muy enriquecedor a nivel humano.
Yo
necesitaba un libro como este para pensar que alguna vez me llegará
un mensaje que cumplan mis sueños, incluso los imposibles llegan a
cumplirse. En su defecto y hasta entonces, ha cubierto mis
expectativas con creces, bien es verdad que me ha dejado “el
corazón partido”l, pero
hace mucho que dejé de creer en “fueron felices y
comieron perdices”, a la
realidad no llega nada y en el fondo cuando estamos satisfechos con
una novela queremos un final digno de la misma.
Sin
duda os gustará.
“Y
lo bonito de esta vida es: coser sueños, bordar historias, tejer
amores, enhebrar recuerdos, anudar el pasado, estrangular rencores y
desatar nudos, que nos ahogan en el día a día y nos privan de una
colorida manta de felicidad”.
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