He
cerrado el año con una novela que estaba en los escaparates de todas
las librerías, aunque no quisieras mirar, allí aparecía “Puerto
escondido” de María Oruña, luego muy escondido no estaba...
Os
hago esta entradilla en la reseña, porque a veces las editoriales
se empeñan en vendernos producciones al margen de la calidad
literaria que estas puedan tener. En lo que entiendo y con mis
pretensiones de lectora que quiere aprender, curiosear y
entretenerse, en muchas ocasiones me parece que no es tan bueno el
libro que adorna esos expositores, pero sí que son desmedidos los
intereses que se “esconden” tras ellos.
Portada
atractiva, entre romántica y bucólica, con grandes evocaciones de
algún misterio por resolver, bien presentado, fechas propicias para
los regalos y una buena campaña publicitaria... no se puede pedir
más para caer atrapada en sus redes, y caí. No me arrepiento, me
gustó, me enganchó y la terminé, justo cumplí mis objetivos
básicos cuando me enfrento a una lectura. Ahora bien, no es un
Premio Nobel y los cohetes los reservaremos para otra ocasión.
Más
de cuatrocientas páginas de novela que algunos han catalogado de
negra, pero para nada de la “negra” buena.
Antes
de poner la sinopsis, os cuento que la trama está inspirada en un
crimen muy sonado que hubo en Cantabria en 1953. Una joven ama de
llaves, mató y arrojó por un acantilado a un señorito de Las
Fondas de Ubiarco; y para centraros en el resto dejo la
sinopsis:”Oliver,
un joven londinense con una peculiar situación familiar y una triste
pérdida, hereda una casona colonial, Villa Marina, a pie de playa en
el pueblecito costero de Suances, en Cantabria. En las obras de
remodelación se descubre en el sótano el cadáver emparedado de un
bebé, al que acompaña un objeto que resulta completamente
anacrónico. Tras este descubrimiento comienzan a sucederse, de forma
vertiginosa, diversos asesinatos en la zona (Suances, Santillana del
Mar, Santander, Comillas), que, unidos a los insólitos resultados
forenses de los cadáveres, ponen en jaque a la Sección de
Investigación de la Guardia Civil y al propio Oliver, que inicia un
denso viaje personal y una carrera a contrarreloj para descubrir al
asesino”.
Que
os puedo adelantar, es un tragedia del pasado que se cuenta en el
presente, con personajes de antes que en algunos casos siguen en el
ahora, con unas localizaciones reales y muy reconocibles por los
amantes de Cantabria; que está bien narrada, con muchas dosis de
suspense y con un inicio que atrapa hasta pensar que es la lectura de
tu vida...
Lo
cierto es que es una historia de secretos de familias, de caserones
abandonados que guardan horrendos misterios, de venganzas y chantajes
heredados de padres a hijos, guardias civiles, investigadores femeninas...
vamos, un relato para conocer las consecuencias que pueden traer las andanzas de remover el pasado y las sorpresas que un incauto como
Oliver, tendrá que ir poco a poco asumiendo.
No
le voy a restar mérito a la narración, tiene dos líneas o tramas
que van y vienen del presente al pasado; las dos suman continuamente
incógnitas sin resolver y complican un final que por desgracia se ha
descubierto en la página treinta más o menos... Yo creo que es una
mezcla de género lo que desarrolla aquí María Oruña, y la falta de
giros e imprevistos argumentales nos lleva rápidamente a pasar de un
relato entretenido a tedioso y “televisivo”. Me ha recordado la
inspectora Valentina al personaje de Huesos de la serie Bones. Con
ello quiero deciros que me ha desencantado bastante y que detrás de
todo hay “escondido” un gato relacionado con tirones de ventas y
otras cuestiones que se escapan a la calidad literaria.
Puedo
parecer dura con la critica, pero al final siempre os animo a leerla,
peor fue “La isla de Alice” y la terminé; y es que dejar un
libro a medias es como no ayudar a un hijo a hacerse mayor, saldrá
mejor o peor, pero hay que terminarla y bueno, que lo de escribir es
más difícil de lo que parece, que no me ciegue el pesimismo.
Venga,
que en el fondo es un libro con tildes históricos y detectivescos,
que al final acaba gustando. Suerte.
“Si
dejas salir todos tus miedos tendrás más espacio para vivir tus
sueños”.
“El
alma siempre sabe que debemos hacer para curarse, el reto es
silenciar la fuerza de nuestra mente”.