Hoy
le toca la ocasión al “último libro” que he
leído, al “último regalo” que me han hecho y para
que no haya dos sin tres, a “la última novela” del
escritor Eloy Moreno.
Cuando
voy al Corte Inglés, ya se que suena algo “cateto”,
hay algo que no es negociable; aprovechar la oportunidad de visitar
la sección de libros, los miras, los tocas, casi los disfrutas como
tuyos... en esta ocasión surgió en Sevilla y para nada fue en valde. Mirando y sin verlo acabó en mis manos; ya conocía al autor,
no así la publicación de esta “última” entrega,
por eso siguiendo las recomendaciones de Teito, me dejé llevar sin
resistencia ante el ofrecimiento de un “regalo”
inesperado y gustosamente recibido.
Mi
primeros contactos con Eloy vinieron de la mano de “Lo que
encontré bajo el sofá”, ya entonces me pareció que su
forma de contar las cosas eran originales y agradables de leer,
igualmente confieso que no he leído “El bolígrafo de gel
verde”, aunque sabiendo el esfuerzo que entrañó su
publicación seguro que acabaré haciéndolo, completando las lecturas
este funcionario dedicado al difícil arte de escribir.
Tengo
muy fácil lo de no poner sinopsis, aunque no es lo habitual, no
aparece en el libro, más bien es un párrafo alusivo a lo que nos
encontraremos dentro; ahora bien, si yo tuviera que contar de qué va
para animaros a leerlo, diría: “Un ciudadano cualquiera que
cuenta con una calidad de vida impecable, sufre un inesperado revés
el mismo día que estrena su flamante coche nuevo, el robo del mismo,
es el desencadenante de un rosario de acontecimientos que alteraran
su perfecta y acomodada existencia”.
Con
estas líneas es posible adivinar el argumento pero la trama y el
desenlace no se dejan ver hasta bien avanzada la lectura. Escrita en
capítulos de una brevedad inusual, favorece el ritmo de la historia,
con un lenguaje sencillo, ágil y agradable, asistiendo a la mezcla
de historias que se desarrollan en diferentes espacios físicos y
temporales y que acaban entrelazándose a la perfección. Hay una
diferencia entre la historia “eje” y lo que yo
llamaría historias “bisagras” que se intercalan
alternativamente.
La
confusión está servida desde la primera página; un padre está
contando un cuento a su hijo antes de dormir, al terminar dicho
cuento todo cobra forma a modo de fábula adaptada a los tiempos
modernos. Por supuesto no quiero seguir desgranando el libro porque
una de las pretensiones de Eloy es hacer volar nuestra imaginación y
sin duda invitarnos a las reflexiones acerca de los valores perdidos
en una sociedad como la actual, muy criticable por lo que
consideramos imprescindible en detrimento de lo verdaderamente
importante, el valor de “las pequeñas” y
“cotidianas cosas”; es tanto como decir que hay que
replantearse nuestro actual estilo de vida a base de ejercicios
emocionales que despierten nuestras aletargadas conciencias.
Numerosos
personajes a cual de ellos más extraños, vivencias originales y
casi surrealistas, escenarios mágicos, una isla donde todo el mundo
parece ser feliz, tres días para cambiar una vida entera, misterios,
curiosidades, intrigas, sobresaltos y hasta decepciones; todo eso y
más es utilizado para conducir al personaje principal hacia el caos
más absoluto.
He
pensado con este libro que somos victimas de un montón de
“hipotecas” y no me refiero solo a la de los
bancos, son más inquinas las hipotecas familiares, laborales,
sociales y por supuesto las sentimentales y emocionales. Buscando el
origen de estos “males” que nos aquejan a la
mayoría, miro a la infancia y creo que desde pequeños se nos educa y
manipula para ser parte de este puzle que nos convierte en esclavos
de la rutina y prisionero de nuestros caprichos... y así nos va.
Muchos
dirían que es un libro raro porque no se ajusta a la estructura
narrativa habitual, y en consecuencia no puedo asegurar el género al
que pertenece
Desde
el primer renglón me gustó, me enganchó y sin prisas la disfruté;
creo que ha sido un “regalo” leerla. La he
encontrado tierna, sensible, que nadie se asuste por lo filosófica
que me he puesto, en el fondo no resulta un Premio Nobel, pero sí
una narración bien contada, entretenida y hecha para disfrutar... un
“regalo” para los
sentidos, escrita con buen gusto y bajo el inconfundible sello de
este joven y prometedor escritor.
Os
la recomiendo para vosotros y para “regalar”.
Bonita por dentro y por fuera.
“No
necesito que mis sueños tengan más poder que mis excusas”.
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