He
escuchado en los últimos meses, continúas referencias a esta novela
de Don Winslow; casi todas me han llegado de gente de mi entorno, de
buenos y aficionados lectores. Por circunstancias ajenas a mi
voluntad, me han regalado “El cártel” para que me
haga compañía en las próximas semanas que se avecinan y que me van
a traer un descanso obligado, de manera que, descrita la vía en la
que llegó a mi librería, me queda contaros lo que me ha parecido
esta narración, basada en hechos reales que tuvieron lugar entre los
años 2000 al 2011, entre Washington y los escenarios mexicanos más
profundos del mundo corrupto y violento que nos muestra, y con el
aderezo especial de ciudades europeas como Barcelona o Berlín.
Dos
personajes absorben la novela casi por completo, Adrián Barrera, el
máximo representante del cártel más poderoso de la droga en México
y el agente Keller; como curiosidad, ambos ya han protagonizado otra
novela de Don Winslow, “El poder del perro”, de
ahí que a los seguidores de este escritor no les resulte difícil
este tipo de lectura.
Quiero
hacer mi reseña sin estropearle a nadie la devoción demostrada
hacia la misma, ni el entusiasmo con la que la leyeron, pero
sinceramente, yo resumiría mis impresiones diciendo que es una
novela “escrita para hombres”, lo que no quiere
decir que no la recomiende para ser leída por ambos sexos.
Personalmente no he disfrutado con ella por la carga de violencia que
tiene, el realismo atroz, la crueldad expuesta en mil maneras
inimaginables y por que no he podido dejar de un lado la idea, de que
se ciñe a la más extrema realidad de esa parte del mundo que yo
siempre digo, anda “olvidada de Dios”.
Al
parecer, es un homenaje a los ciento treinta periodistas asesinados
en México, los mismos que intentaron mostrar al mundo una crónica
acerca de la “Guerra de las drogas”, así como el
entramado complejo y corrupto bajo el que se sustenta, la inoperancia
e hipocresía de los poderes públicos y el amparo de los gobiernos
implicados. Con un estilo periodístico y cinematográfico, el autor
en setecientas páginas, narra de manera explícita una realidad
ficcionada del funcionamiento de los cárteles de México, sus
alianzas, sus compromisos, infraestructuras, redes políticas,
ejércitos a su servicios, asesinatos institucionalizados y un crimen
organizado bajo una coyuntura económica, que deja en evidencia a un
país como México herido en sus entrañas por el monstruo de las
drogas y el desgarrador efecto de sus tentáculos que no deja a salvo
ni a las esferas más intocables.
Nadie
puede dudar del impresionante trabajo de documentación de este
escritor americano, de ahí que a pesar de ser un bestseller brutal,
tiene grandes dosis de calidad literaria.
La
acción está garantizada a lo largo de toda la lectura, el ritmo es
frenético y para mi angustioso; siempre está ocurriendo algo que
remueve por dentro el estómago; lo hace siguiendo dos lineas
argumentales diferentes que se entremezclan continuamente, pero que
no pierden el hilo principal de la trama.
Los
personajes nos resultan familiares, no hay nada novedoso y son
previsibles; peones de los narcos, policías corruptos , exmilitares
reconvertidos en criminales... con ellos, se viaja sin querer a las
profundidades más miserables de la condición humana.
Escenarios
de sangre y horror que describen un mundo apocalíptico pero real;
desde el tercer muerto ya estaba tocada moralmente, pero decidí
terminarla por ese afán mío de no dejar nada a medias y esperando
un final que poco dudaba cual era.
He
dejado claro que es muy dura y a la vez adictiva, que el morbo es un
arma muy traicionera y nos atrapa, que está escrita con una trama
perfectamente tejida, que no deja cabos sueltos; que sin dudas mis
quejas se encaminan a la excesiva brutalidad y detallismo del relato,
pero que sin estos elementos el tema no brillaría y la novela habría
quedado deslucida.
Si
tuviera que resumir el tema principal de la obra de este neuyorquino,
diría que es la exposición de los entresijos de la guerra federal
entre México y los Estados Unidos contra los señores de la droga,
así como las luchas intestinas entre los cárteles con nombres
propios; Sinaloa, Medellín, Juárez... y otros que ocupan los
“noticieros” de medio mundo.
No
quiero terminar sin dedicarle unas letras a las mujeres que aparecen
en la novela, a todas las desaparecidas y a sus madres que las lloran
de Ciudad Juárez, así como a Magda, personaje real que absorbe buena
parte de la acción y que fue ejecutada por los Zetas; un final real
que confirma la dureza del “Cártel”. Os invito a
leerla aunque yo sigo prefiriendo disfrutar con otras “cosas”.
“Esto
no es una guerra contra la droga. Esto es una guerra contra los
pobres. Esto es una guerra contra los pobres y los desposeídos, los
sin voz y los invisibles”.
“La
tan cacareada guerra contra la droga es una puerta giratoria:
eliminas a uno y otro pasa a ocupar la cabecera de la mesa. Eso no
cambiará mientras el apetito insaciable por la droga siga ahí”.
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