jueves, 19 de noviembre de 2015

Los besos en el pan, Almudena Grandes

Todas las entregas de Almudena Grandes las espero con auténtica devoción, es una de las mujeres que más me gustan contando historias de ayer y de hoy.
Hasta el momento he procurado estar al día de su producción literaria y quiero recordar que he leído todo lo que ha escrito, porque me gusta esa forma de narrar tan especial que tiene, la sencillez, la agilidad, los personajes, sus historias sencillas de gentes corrientes, con vivencias comunes a cualquier mortal y esa manera de conseguir que aunque pasen muchos años, nunca olvidas de qué iban sus libros, y eso no es fácil, eso se logra cuando aquellos que lees es “inolvidable”.
Los besos en el pan” sigue el esquema de novela coral ya habitual en Almudena, no es la primera vez que ella hace un despliegue de personajes tan numeroso, que es necesario una pequeña chuleta a modo de árbol genealógico para ubicar a todos y cada uno de los actores que en ella aparecen. El caso más abrumador que me he encontrado fue “El corazón helado”, bastante más saturado que en esta ocasión, donde el número es más reducido y el pasado no se mezcla con el presente, algo que es muy de agradecer.
Ambientada en un céntrico barrio de Madrid de clase media, en el que sus vecinos se convierten en protagonistas de sus propias vidas, un narrador cuenta sus experiencias y sucesos que conforman situaciones representativas de todos y cada uno de ellos. Es un paseo por el presente que vivimos, la actual crisis y sus devastadores efectos sociales, económicos y emocionales; y especialmente, es un relato de las diferentes formas en las que cada uno afronta y se defiende de la mala suerte, de un destino no buscado y de un presente asfixiante y sin futuro. Puede parecer un panorama derrotista, pero la escritora madrileña consigue crear un relato optimista que apuesta por el cambio y la superación de un capítulo de nuestra Historia que ya dura demasiado.
Abordar nuestra “Crisis” es escribir sobre los temas de más candente actualidad; recortes sanitarios, preferentistas, comedores infantiles, inmigración, burbuja inmobiliaria, la competencia china, deshaucios, jóvenes con gran formación y dependientes de sus padres, el papel de los abuelos, los yihadistas... y por efectos colaterales para dar cuerpo a todos ellos, presenta unos escenarios fácilmente reconocibles; los centros de salud, las peluquerías, las tiendas chinas, los bares... y en definitiva, un “barrio al completo”.
La historia se teje a modo de “tela de araña”, abogados, médicos, periodistas, banqueros, parados, amas de casa, adoslescentes rebeldes, universitarios, abuelas abnegadas... un abanico de personajes que realmente son caricaturas de estereotipos deformados, todos cargados con grandes dosis de ganas de lucha y con sobradas expectativas de futuro.
En esta lectura entretenida, Almudena expone el devenir de los personajes, y lo hace de manera conmovedora a través de relatos enternecedores e individuales que te atrapan y acaban en un suspiro de emociones. Su habilidad consigue entrelazar todas las historias en una trama justa que no resultan atropellada ni modorra.
La critica social está en cada renglón de la novela, no podía ser de otra manera con el escenario de una crisis endémica como la que padece España y la lucha que en ella sufren muchos de estos héroes anónimos con “nombre propio”.
A lo largo de las más de trescientas páginas de “Los besos en el pan” se percibe el desencanto y la indignación provocadas por situaciones muy dilatadas en el tiempo y la práctica totalidad de nuestro territorio nacional; las motivaciones personales e ideológicas de la escritora se palpan a modo de conciencia “Pepito Grillo”, y gracias a este repaso de lo que vivimos a diario, hace un pequeño homenaje a colectivos afectados y olvidados por las instituciones y el Estado; eso sí, sin dramatismo y con ocurrentes golpes de humor que provocan naturalidad y satisfacción a los que como yo hemos disfrutado con este preciosa novela.
Aunque al principio pueda parecer un rompecabezas imposible de casar, todo se ajusta a la perfección y lo que parece ser una madeja muy a lo “Grande”, resulta ser un bálsamo para quien la lee. Reconozco que me apasiona la autora de “Las tres bodas de Manolita” y es que hasta la elección del título y la foto, es un acierto que regala a los que generacionalmente teníamos que rendir ese rito de besar el pan al caer al suelo.
Es una de las lecturas que estoy recomendando con más pasión, no hace falta venderla a los que siguen a Almudena en su trayectoria literaria, solo puedo decir que como todo lo que ella hace, está genialmente escrita, narrada con pulcritud, apta para todos los públicos y de brutal actualidad.
Me gustaría decir que hay tres capítulos inolvidables, no quiero destriparlos, pero os diré que para mi han sido de los más bellos y a la vez divertidos, tanto que me permití leerlo en voz alta a mi hijo para que viera la grandeza de cosas cotidianas que pasan a diario en nuestras vidas. Uno, es un nieto que recibe unas reflexiones geniales de su abuela, otro, la actuación de unos bomberos en una manifestación y el último, el que cuenta la relación entre la tercera edad y las pensiones; a cual de ellos más únicos.
Me acompañó en unos momentos de mi vida muy “especiales” , fue un regalo de alguien imprescindible en mi vida y me ayudó a dotar de optimismo mi enrevesado e incierto futuro. Os gustará.

Correr hacia el futuro no resulta demasiado grave, siempre que se intente aprovechar al máximo el presente”.

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