Todas
las entregas de Almudena Grandes las espero con auténtica devoción,
es una de las mujeres que más me gustan contando historias de ayer y
de hoy.
Hasta
el momento he procurado estar al día de su producción literaria y
quiero recordar que he leído todo lo que ha escrito, porque me gusta
esa forma de narrar tan especial que tiene, la sencillez, la
agilidad, los personajes, sus historias sencillas de gentes
corrientes, con vivencias comunes a cualquier mortal y esa manera de
conseguir que aunque pasen muchos años, nunca olvidas de qué iban
sus libros, y eso no es fácil, eso se logra cuando aquellos que lees
es “inolvidable”.
“Los
besos en el pan” sigue
el esquema de novela coral ya habitual en Almudena, no es la primera
vez que ella hace un despliegue de personajes tan numeroso, que es
necesario una pequeña chuleta a modo de árbol genealógico para
ubicar a todos y cada uno de los actores que en ella aparecen. El
caso más abrumador que me he encontrado fue “El
corazón helado”,
bastante más saturado que en esta ocasión, donde el número es más
reducido y el pasado no se mezcla con el presente, algo que es muy de
agradecer.
Ambientada
en un céntrico barrio de Madrid de clase media, en el que sus
vecinos se convierten en protagonistas de sus propias vidas, un
narrador cuenta sus experiencias y sucesos que conforman situaciones
representativas de todos y cada uno de ellos. Es un paseo por el
presente que vivimos, la actual crisis y sus devastadores efectos
sociales, económicos y emocionales; y especialmente, es un relato de
las diferentes formas en las que cada uno afronta y se defiende de la
mala suerte, de un destino no buscado y de un presente asfixiante y
sin futuro. Puede parecer un panorama derrotista, pero la escritora
madrileña consigue crear un relato optimista que apuesta por el
cambio y la superación de un capítulo de nuestra Historia que ya
dura demasiado.
Abordar
nuestra “Crisis”
es
escribir sobre los temas de más candente actualidad; recortes
sanitarios, preferentistas, comedores infantiles, inmigración,
burbuja inmobiliaria, la competencia china, deshaucios, jóvenes con
gran formación y dependientes de sus padres, el papel de los
abuelos, los yihadistas... y por efectos colaterales para dar cuerpo
a todos ellos, presenta unos escenarios fácilmente reconocibles; los
centros de salud, las peluquerías, las tiendas chinas, los bares...
y en definitiva, un
“barrio al completo”.
La
historia se teje a modo de
“tela de araña”,
abogados, médicos, periodistas, banqueros, parados, amas de casa,
adoslescentes rebeldes, universitarios, abuelas abnegadas... un
abanico de personajes que realmente son caricaturas de estereotipos
deformados, todos cargados con grandes dosis de ganas de lucha y con
sobradas expectativas de futuro.
En
esta lectura entretenida, Almudena expone el devenir de los
personajes, y lo hace de manera conmovedora a través de relatos
enternecedores e individuales que te atrapan y acaban en un suspiro
de emociones. Su habilidad consigue entrelazar todas las historias en
una trama justa que no resultan atropellada ni modorra.
La
critica social está en cada renglón de la novela, no podía ser de
otra manera con el escenario de una crisis endémica como la que
padece España y la lucha que en ella sufren muchos de estos héroes
anónimos con “nombre
propio”.
A
lo largo de las más de trescientas páginas de “Los
besos en el pan” se
percibe el desencanto y la indignación provocadas por situaciones
muy dilatadas en el tiempo y la práctica totalidad de nuestro
territorio nacional; las motivaciones personales e ideológicas de la
escritora se palpan a modo de conciencia
“Pepito Grillo”,
y gracias a este repaso de lo que vivimos a diario, hace un pequeño
homenaje a colectivos afectados y olvidados por las instituciones y
el Estado; eso sí, sin dramatismo y con ocurrentes golpes de humor
que provocan naturalidad y satisfacción a los que como yo hemos
disfrutado con este preciosa novela.
Aunque
al principio pueda parecer un rompecabezas imposible de casar, todo
se ajusta a la perfección y lo que parece ser una madeja muy a lo
“Grande”,
resulta ser un bálsamo para quien la lee. Reconozco que me apasiona
la autora de “Las
tres bodas de Manolita” y
es que hasta la elección del título y la foto, es un acierto que
regala a los que generacionalmente teníamos que rendir ese rito de
besar el pan al caer al suelo.
Es
una de las lecturas que estoy recomendando con más pasión, no hace
falta venderla a los que siguen a Almudena en su trayectoria
literaria, solo puedo decir que como todo lo que ella hace, está
genialmente escrita, narrada con pulcritud, apta para todos los
públicos y de brutal actualidad.
Me
gustaría decir que hay tres capítulos inolvidables, no quiero
destriparlos, pero os diré que para mi han sido de los más bellos y
a la vez divertidos, tanto que me permití leerlo en voz alta a mi
hijo para que viera la grandeza de cosas cotidianas que pasan a
diario en nuestras vidas. Uno, es un nieto que recibe unas
reflexiones geniales de su abuela, otro, la actuación de unos
bomberos en una manifestación y el último, el que cuenta la
relación entre la tercera edad y las pensiones; a cual de ellos más
únicos.
Me
acompañó en unos momentos de mi vida muy “especiales”
, fue un regalo de alguien imprescindible en mi vida y me ayudó a
dotar de optimismo mi enrevesado e incierto futuro. Os gustará.
“Correr
hacia el futuro no resulta demasiado grave, siempre que se intente
aprovechar al máximo el presente”.
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