sábado, 31 de octubre de 2015

Vestido de novia, Pierre Lemaitre

Novela escrita en el 2014 por el escritor francés Pierre Lemaitre, autor de “Alex”, “Iréne”, y “Nos vemos allá arriba”. He tenido ocasión de comentar las tres y todas a excepción de la última, pertenecen al género de novela negra, siguiendo el tipo de thriller psicológico cargado de intriga y suspense, muy del estilo al que ya nos tiene acostumbrado este genio de la literatura contemporánea.
Curiosamente todas estas novelas tienen en común la presencia de mujeres con nombres propios; aunque en esta ocasión no da título a la obra, sí que acapara el protagonismo, convirtiéndose en el centro de la misma. Sophie, es el nombre elegido y para entrar en situación contaré ligeramente la sinopsis de la misma. Sophie Duguet sufre una serie de avatares en su vida que no recuerda haber vivido, para desgracia suya, algunos son tan extremos que advierte sorprendida como una cantidad incomprensible de cadáveres se agolpan a su alrededor, sobra decir que algo raro está ocurriendo. Partiendo de ese inicio y con ritmo trepidante, se confecciona la trama de esta novela ambientada en una atmósfera cargada de ansiedad y de acontecimientos aparentemente inexplicables, que irán desvelándose en el transcurrir de la misma.
La leí antes que “Iréne” y “Alex” y tras “Nos vemos allá arriba”, esto lo cuento porque me pareció muy buena en sus inicios, pero tras las lecturas de las dos primeras reconozco que es bastante más floja. La calidad narrativa de Pierre está presente, su inigualable estilo lo avala en la original forma de presentar el argumento; dividido en cuatro partes y subdivididos a su vez en capítulos, con un hilo conductor que va desde la sencillez de los inicios, hasta la famosa trama en “tela de araña” frecuente en sus novelas de suspense. Escalofriante, bien construida, con lenguaje sencillo y asequible, con todos los ingredientes para satisfacer a los amantes del género.
Es imposible no caer en las comparaciones pero tiene ciertas diferencias con las novelas de Camille Verthoeven; la intensidad no se mantiene por igual en el transcurrir de la narración, afloja en la segunda mitad, extensión menor, casi trescientas páginas que en ocasiones tienes la sensación de que algunas están de más, con capítulos repletos de frases cortas, con una mezcla sorprendente entre lo descabellado y lo difícilmente posible, con giros inesperados y violentos que aumentan la tensión y el suspense y con un claro telón de fondo que se identifica con la venganza y la locura y no precisamente de Sophie.
Sin abandonar su dedicación a los personajes a los que trata con mimo y construye a la perfección, en esta ocasión se permite la licencia de deleitarnos con recursos habituales en este tipo de historias; disfraces, madres desequilibradas, psiquiátricos, policías poco habilidosos, sillas de ruedas, almacenes de historiales que contienen misterios del pasado... hasta unos abuelos de Dachau aparecen en esta trama redonda, llena de agobio y desasosiego que sin quererlo nos lleva a pensar que lo que nos cuenta Pierre podría ser una pesadilla, que prescindiendo de todo lo anterior, podría pasarnos a cualquiera.
Al igual que en otras ocasiones he sufrido el efecto “pegamento”, me atrapó y hasta que no la terminé no quedé satisfecha; ahora bien, su final es muy previsible en el momento en el que Lamaitre da una explicación a los hechos vividos por Sophie, especialmente a través de unas pistas que el escritor presenta para guiarnos en un afán de no quedar cabos sueltos.
En el fondo es normal intuir el desenlace, lo agradecido es disfrutar de la lectura cuando sabes que la narración es de calidad, la historia está bien contada y las pretensiones del autor son sinceras; no creo que por ello pueda hablarse de decepción, son muchos los valores a tener en cuenta y como las anteriores, os animo a leerla... vale la emoción invertida y el tiempo dedicado. Os gustará.

El conocimiento de las emociones es un arma de callado poder. Nos acerca más a las personas para entenderlas, pero a su vez, también nos hace más vulnerable al dolor”.

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