Desde
que me recreé en tan sencilla portada tuve la seguridad de
encontrarme ante una extraordinaria novela. El nombre de Himmler me
hizo dudar de si no se trataría de una obra más de la tragedia del
Holocausto judío, afortunadamente no es así y ha sido una enorme
satisfacción leerla en escasamente dos días; entre otras razones
por circunstancias que me han proporcionado tiempo sin límite para
ello.
Comencé
a leerla hace unos días en Bélgica y me apasionó desde el primer
renglón y mantiene la atención de los lectores durante la totalidad
de la misma.
Rose,
es una superviviente del genocidio armenio de 1905 ejecutado por los
turcos, amparada en tres pilares básicos de su vida; la risa, el
amor y la venganza, desarrolla su relato en primera persona
rememorando su experiencia como heroína y superviviente de un destino
impuesto pero al que le supo sacar gran partido. Nos encontramos ante
una mujer de mente fría, inteligente, brillante y lúcida cuyo
motivo en el transcurrir de los años ha quedado marcado por un deseo
de venganza sin prisas, esperando pacientemente la ocasión y el
momento de ajustar cuentas con la Historia y la Humanidad. Se podía
reflexionar sobre el pasaje que la mantiene unida a su inseparable
Biblia, “Ojo por ojo, diente por diente” y la
contrariedad de entenderlo como un canto a la esperanza.
Argumento
de enorme dinamismo, perfectamente trazado, linealidad cronológica
de los acontecimientos vividos y narrados por tan extraordinaria
mujer cuya desgracia minimiza con dosis de irónico humor. Aunque
ya lo dije al principio, la novela se aleja de las narraciones al uso
del extermino del pueblo judío, Himmler es un personaje más que se
cruza en la vida de Rose en el transcurso de su epopeya a lo largo de
uno de los siglos testigo de la barbarie y la sin razón humana.
Estilo
elegante, muy bien documentado, cargado de intimismo, dolor,drama,
ajustes de cuentas, muertes y desafíos. Es una demostración de la
superación y el testimonio fiel de como se puede recuperar y retomar
una vida de las dimensiones de la protagonista hasta llevarla a la
nada despreciable edad de ciento cinco años.
No
decepciona en absoluto, trazada en capítulos de una justa extensión,
al término de cada uno de ellos se espera más calidad, emoción e
intriga y el escritor ha dado respuesta a todas y cada una de esas
demandas.
No
sabría ubicarla en un género concreto porque se pasea entre lo
histórico y la novela negra, lo que aún la hace más especial. Sin
duda se empatiza con nuestra justiciera cocinera y por lo que le tocó
vivir se le perdonan sus “licencias para matar”.
“Hasta
mi último aliento e incluso después, no creeré en nada salvo en
las fuerzas del amor, la risa y la venganza”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario