Esta
es la gran ventaja de los libros electrónicos, cuando acabas una
lectura y decides buscar entre las descargas una novela corta sin
grandes pretensiones y con la finalidad de entretenerte e incluso
aprender; puedes encontrar un sencillo y entrañable libro con un
título no menos original que el que ahora os comento.
“El
curioso incidente del perro a medianoche”, si esto ya
resultaba original, la portada completaba la intención del escritor.
Está escrita en primera persona y su narrador es un adolescente de
quince años con síndrome de Asperger; para los que nos dedicamos a
la enseñanza es familiar el comportamiento de quienes lo padecen y
para los que desconozcan sus rasgos decir, que es un síndrome
relacionado con el autismo. El tratamiento que se aprecia en la
narración es muy original y curioso. El autor británico le ha
otorgado al protagonista todo el peso del relato. Christopher vive en
un mundo real que no comprende pero del que forma parte, sin quererlo
asiste a la muerte del perro de su vecina y en ese momento decide
investigar las causas de tan desgraciado incidente. Aparece el
Christopher investigador, detective obsesionado con desvelar
semejante misterio y es esa trama la que nos aporta los rasgos más
claros de la personalidad de estos niños/adolescentes, sus
características, sus prioridades, sus condicionamientos sociales, la
curiosidad que motiva sus actos, las dificultades para comprender
desde su “mundo” los comportamientos de quienes les rodean.
Nos
encontramos ante un ser inteligente, de memoria fotográfica, enormes
habilidades con las matemáticas que discurre con una lógica y
razonamiento que a cualquiera de nosotros se nos haría imposible de
aplicar. No quiero describir el perfil de estos casos, prefiero
quedarme con lo entrañable de la historia, de la facilidad con la
que se empatiza con el protagonista, con su afán de superación y
con asumir que al margen de ese “detalle” que tiene nombre de "aspirador", Christopher es víctima de la separación de sus padres, de
la discriminación social, de las miradas furtivas, de los
calificativos que le recuerdan que es diferente y a la vez igual en
las vicisitudes de cualquier niño de su edad en los tiempos
actuales.
Relato
de escasas trescientas páginas que de no ser por la trama, fluidez
del lenguaje, intriga, aventura y final, podríamos llegar a pensar
que es un ensayo de psicología infantil.
Personalmente
el autor ha ido desarrollando una serie de personajes secundarios
gracias a lo narrado por el protagonista, luego en realidad es el
constructor de la novela; en el fondo hay que sufrir con él por el
hecho de ser un adolescente que se enfrenta valientemente a la vida
con los impedimentos añadidos de su “manera de ser”
Me alegré de la elección, me
resultó entrañable y además gracias a la investigación del
incidente disfrute de aventura, intriga, ternura y ritmo para no
abandonarla.
No deja indiferente y te proporciona
unas reflexiones que nos enriquecen en un mundo tan descarnado y
cruel como el que sin quererlo todos ayudamos a sostener.
“Leer
un libro es un diálogo constante, el libro habla y el alma
responde”.
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