lunes, 11 de mayo de 2020

La casa del padre, Karmele Jaio


Me ha costado mucho empezar esta breve novela que llevaba algunas semanas quedándose atrás, el motivo es que leía una y otra vez la sinopsis y no acababa de convencerme, aunque estaba segura que algo fuerte me esperaba, tras leerla puedo deciros que es una novela que habla de hombres y de mujeres, de grupos violentos que conviven en la sociedad con nosotros, de miedos a que los hijos se hagan mayores, de temores hacia nuestros seres queridos, de heridas del pasado y de la masculinidad y el feminismo que a día de hoy ya nadie cuestiona.

“Ismael es un escritor que después del éxito se ve bloqueado. No es capaz de encontrar la voz para su próxima novela, no es capaz de narrar nada que suene natural. Además, últimamente sufre pesadillas y algunas de las noticias que aparecen le causan una gran angustia pensando que también les puede pasar a sus hijas.
Su madre sufre un accidente lo que no hace más que agravar la situación ya que a todo lo anterior se va a sumar que tiene que hacerse cargo de su padre, un padre con el que no se siente precisamente a gusto y los recuerdos que le provoca tampoco son placenteros.
Mientras, su mujer, que siempre le ha ayudado con sus textos, ahora que su vida familiar le deja más tiempo, ha vuelto a escribir, aunque no quiere Ismael lo sepa”.

Tal vez porque La casa del padre no es una novela que destaque porque pasen grandes cosas ni sea un relato épico o extraordinario o tenga un ritmo trepidante. Es más bien una novela de personajes complejos y de sus sentimientos que hay que leer recreándose en cada línea. Al decir esto no me estoy refiriendo a una novela coral, pues aquí hay un par de protagonistas principales: Ismael y su mujer Jasone, acompañados por la madre y el padre de Ismael, su hermana Libe, Jáuregui su editor y Aitor un primo de su infancia. No hay más personajes. En doscientas escasas páginas hemos conocido el retrato de familia que conforman estos “actores” que guardan complicadas relaciones entre sí y que dan cuerpo a un argumento que muestra el desván de sus personalidades, sus sueños ocultos y, sobre todo, sus palabras no dichas.
El eje sobre el que se muévela trama es la incapacidad de escribir de Ismael y la incidencia que este hecho acarrea en la convivencia con su esposa, ambos volcados en el mundo de la literatura y las editoriales. Una pareja de escritores con maneras muy diferente de afrontar sus expectativas laborales.
Estructurada en bloques con capítulos breves que toman como referencia a tres personajes para darnos tres puntos de vista diferentes sobre un mismo y universal tema: Ismael, Jasone y Libe, aunque esta última en mucho menor medida. De ellos, únicamente el de Jasone está narrado en primera persona, tal vez porque, aunque en principio pueda parecernos Ismael el protagonista principal, es en realidad Jasone el centro de la novela, el personaje en torno al cual se mueven los demás. Todos ellos comparten el peso de lo no dicho, lo anhelado y callado que les inquieta y que les enfrenta a sus propias contradicciones
Ismael es el reflejo de  la huella y las consecuencias que una determinada educación han ido dejando generación tras generación
Una novela sobre los roles de género, sobre la masculinidad y la feminidad que, a menudo de forma más pasiva que activa, se transmiten a través de la familia y la sociedad. En definitiva, La casa del padre es una novela inteligente y profunda sobre la construcción de la identidad como hombre y mujer que invita a la reflexión del lector independientemente de su sexo.
Además esta breve historia va a profundizar en el mundo de los libros, en lo que supone escribir, en las dificultades que entraña. Todo ello desde dos puntos de vista diferentes, del de una mujer que quiere retomar su vieja pasión por la escritura y la de un escritor en pleno bloqueo creativo, con la necesidad de entregar ya su novela y sin nada escrito.
Más allá de la escritura, la novela gira en torno a un problema muy actual en nuestra sociedad: ¿Qué es la masculinidad? ¿Qué papel ha de desarrollar el hombre? Porque eso es lo que se plantea Ismael, con un padre del que es consciente que nunca llegó a cumplir las expectativas que de él se esperaban.
La trama es en apariencia mínima, tan metido estás en conocer y compartir sentimientos con los personajes. A pesar de ello, tiene un final muy bueno que convence y le otorga puntos a la novela.
No tiene edad de lectores aunque estoy segura que la percepción variará con este detalle, es una novela que debe leerse para intentar entender un poco mejor cómo somos o cómo son nuestros padres y nuestra sociedad. Una novela muy emotiva por momentos y cargada de realismo.
Os la recomiendo por el tratamiento que hace de temas que nos afectan a todos, la educación recibida y sus consecuencias, la culpa, las heridas sin cicatrizar, los errores del pasado, las actitudes machistas de antes y de ahora, la pasión feminista, la valentía de las mujeres en un mundo de hombres, el valor de los sueños por conquistar y lo más importante porque encontraréis tantas interpretaciones como lectores y eso pocas veces ocurre. Os gustará.
“No importa quién fue mi padre, lo importante es el recuerdo que tengo de quién fue mi mejor maestro”.

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