Propuesta
que encontré en un blogs de lectura y que ha sido todo un acierto. Hacía tiempo
que no disfrutaba tanto de un libro cuyas páginas encierran una historia muy
bien contada, tierna e intensa que tardaré en olvidar.
“Una familia, un tío muerto y un tragicómico viaje de
Viena a Montenegro Cuando el tío Willi muere, Lorenz, inmerso en una crisis
vital, y sus tres tías se enfrentan a todo un reto. Willi siempre había querido
ser enterrado en su país natal, Montenegro. Pero al no tener dinero para
trasladar el cadáver de otra forma, emprenden sin pensarlo un viaje ilegal en
un Fiat Panda desde Liesing, Viena, hasta los Balcanes. A lo largo de los más
de mil kilómetros de trayecto, las aventuras de la familia Prischinger se
entrelazan en un complicado mosaico. Tras la guerra, Mirl, la hermana mayor,
debe asumir la responsabilidad muy joven y lo único que quiere es marcharse de
la fonda familiar, lejos del campo. Pero ni la ciudad ni su matrimonio resultan
ser lo que había soñado. Ya de niña, Wetti está más interesada en los animales
que en las personas. Trabajando como mujer de la limpieza en el Museo de
Historia Natural, pronto conoce las colecciones de preparados mejor que cualquier
experto, y escandaliza a la sociedad vienesa criando ella sola a una hija de
piel oscura. Y Hedi, la más joven, conoce a Willi en un momento de su vida en
el que ya casi ha renunciado a sí misma. Porque las tres hermanas sufrieron una
gran pérdida de muy jóvenes. Y las tres se culpan de ello”.
Desde luego las
historias de familias siempre han sido una curiosidad para mí, si a ello le
unes que los miembros se llevan bien, el disfrute está garantizado. No me
agradan las tensiones familiares que te hacen recordar que la realidad existe,
prefiero un viaje en el tiempo y en carretera de la mano de tres tías y un
sobrino que pretenden ejecutar la última voluntad de su entrañable pariente.
Sin duda es un
viaje a través de cinco países lleno de percances y anécdotas protagonizadas
por estos personajes, pero lo que gusta es el “viaje” al pasado para conocer
profundamente a la familia Prischinger al completo, sus orígenes, costumbres y
legado que se reconocen en los más jóvenes de esta singular tribu. Así, esta novela nos invita a hacer al
menos tres viajes importantes: uno en el presente de la narración, en dirección
a Montenegro, con el cadáver de Willi descongelándose rápidamente mientras las
tías se lo ponen difícil a Lorenz con su parloteo y sus incesantes incursiones
en las bolsas de comida, y otros dos que nos transportan del pasado al presente
para conocer mejor a Willi, Hedi, Mirl y Wetty.
El joven
protagonista, Lorenz, está viviendo un momento difícil profesional y
personalmente cuando sus tías le implican en la aventura más estrafalaria que
jamás habría podido imaginar: un viaje en un Panda rojo desde Viena hasta
Montenegro con sus tres entrañables tías y un cadáver congelado. Ese es el
punto de partida de la novela, pero tiene mucho más, a los largo de sus más de
cuatrocientas páginas, con capítulos alternos y en dos líneas temporales, nos
contarán la vida de estos hermanos, se centrarán principalmente en las tres
tías de Lorenz, a pesar de que el hilo conductor es conseguir llevar en cadáver
en un coche, que no huela, que no les pillen, que no tengan un accidente, es en
los capítulos dedicado a la historia de estas hermanas donde la escritora se
recrea e incluye datos históricos sutiles para situar a los personajes dentro de
un contexto, con zascas a la sociedad tremendos, hace una historia familiar
contada a trozos por cada hermana, singular e individual, porque cada una de
ellas lo son, pero que al mismo tiempo cada una tira de las otras, ninguna se
queda atrás, haciendo de esta parte de la novela una historia melancólica,
dulce, y conmovedora.
Destaca
el equilibrio en la manera de intercalar pasado y presente, momentos tristes
con divertidos, tragedia con comedia. Es precisamente en esta estructura
narrativa basada en intercalar la actualidad con la vida pasada de la familia
donde encontramos la esencia de esta preciosa historia.
Como en las mejores sagas familiares, los secretos,
la culpa y la complejidad psicológica de sus protagonistas son los ingredientes
principales para tejer una trama que, de atrás adelante y viceversa, moldea las
necesidades vitales de sus personajes. Las tres tías de Lorenz guardan, cada
una de ellas, fragmentos de vida que se irán descubriendo poco a poco en esas
retrospecciones al pasado, desde el más lejano de 1953 hasta el de solo unos
pocos años atrás, en 2001. Son cincuenta años de vida que conocemos a lo
largo de menos de dos mil kilómetros, lo que media de Viena a Kotor, la ciudad
montenegrina destino del panda rojo. Este esperpéntico viaje consigue aligerar la
soledad, el miedo, la culpa, el desamor, las dificultades de las relaciones
familiares y la muerte.
Muy televisiva me ha recordado a la película de “Pequeña
Miss Sunshine” y no me ha costado poner de famosas a las protagonistas y por supuesto
al joven y abnegado sobrino.
Que nadie crea que
es desternillante y cutre el argumento, es una novela entrañable y divertida,
pero también dramática pues sus personajes, a pesar de su carácter optimista y
divertido, han sufrido mucho a lo largo de sus vidas por las pérdidas familiares.
Una historia que nos invita a explorar en la personalidad de todos y cada uno
de sus personajes principales, además de en la historia social reciente (y no
tanto) de Austria.
Estoy segura que
junto a otros títulos, “El vals hacia atrás” será de los que recomendaré cuando
me pregunten por una lectura que guste a todos los lectores. Os gustará.
“Lo importante de
las familias no es vivir juntos, es permanecer unidos hasta la eternidad.”
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