En esta
ocasión, he decidido darle una oportunidad a un autor desconocido en un regreso
a uno de los géneros que más me gustan. Una
historia de ficción criminal que rompe con lo que hemos leído en otras novelas
de género negro. No vais a encontrar la típica historia en la cual el policía
bueno acaba atrapando a los malos. No. Aquí todo es más trágico. Más brutal.
Pocas risas y mucho sufrir. Esperando que sea una serie de muchas más con este
detective que me rompió el corazón.
“Glasgow, enero de 1973. Cuando un joven, casi un adolescente, dispara a
una chica en mitad de una céntrica calle y después se suicida, el detective
McCoy tiene la convicción de que no se trata de un acto de violencia aislado.
Mientras lidia con un compañero novato, McCoy utiliza sus contactos para
acercarse a la familia más rica de Glasgow, los Dunlop, pues allí le llevan sus
pesquisas. En el mundo de los Dunlop, hay drogas, sexo, incesto; cada infame
deseo encuentra satisfacción, a expensas de los escalafones más bajos de la
sociedad, que incluyen al que fuera el mejor amigo de McCoy en el orfanato, el
narcotraficante Stevie Cooper. La juventud de Harry McCoy, su cabezonería, y su
temeridad, que le lleva constantemente a cruzar la raya de la legalidad, son
las únicas armas con las que cuenta para resolver su primer caso”.
El escritor escocés Alan
Parks nos
presenta una historia oscura de hombres malos, mafiosos, policías corruptos, en
la que no faltarán escenas de gran brutalidad y es que el autor recrea la época
de la entrada de la heroína y el coste que eso llevó en delincuencia y crímenes;
para contarnos un relato con el antihéroe detective McCoy. Un hombre que
arrastra demasiados problemas, no muy amante de la limpieza, bebedor, jugador,
frecuentador de prostitutas y que siente debilidad por la gente sin hogar, por
los desechados. Tiene una relación muy personal con un jefe criminal del
inframundo.
Novela
escocesa cruda, muy gráfica, con un fondo sombríamente real en la que se
recreará la pobreza, la cultura o las rivalidades criminales. Usó para contarla
una atmósfera opresiva dentro de un clima invernal donde no hay suficientes
capas de nieve para borrar toda la sangre. Narrativa maravillosa que nos coloca
en el lugar que corresponde con unos personajes vivos y unos diálogos
sobresalientes. Usando un lenguaje lleno de palabras malsonantes de la gente de
la calle, pero con una narrativa nítida que te hace pasar las páginas volando.
Una trama que se ajusta a la historia, no es que haya mucha violencia o abuso
sexual, es que era así, el autor solo trajo de vuelta la realidad.
No es una
de esas novelas negras de corte sencillo, fáciles de adivinar, es un viaje a la
mente del protagonista, con reflexiones sobre la ciudad, la sociedad de la
época y la propia vida laboral del detective, sin dejar atrás referencias
culturales e históricas.
Respecto
a los personajes, el
protagonista se come al resto, y algunos secundarios de los que te
gustaría saber más quedan algo desdibujados, como su compañero Wattie o la
malograda Janey, por poner dos ejemplos fáciles sin destripar la historia. Es
habitual ver a un protagonista que deja al resto en un segundo plano demasiado
marcado. Ahora bien, que esto no lleve a nadie a engaño.
La ambientación es uno de los puntos fuertes de la
novela, estamos ante una historia narrada en
tercera persona con una buena recreación de en el año 1973, transcurre en 20 días y
describe la ciudad de Glasgow mojada de bares y
pubs, barrios degradados, gente desesperada y desencantada, locales y saunas
sórdidas donde se practica la prostitución y todo está permitido.
El ritmo de la
narración no es excesivamente rápido pero mantiene la tensión y las ganas de
saber qué va a pasar a continuación, qué hay detrás de este crimen El estilo
narrativo es bueno y detallista. Aunque en general el ritmo de la historia no
decae, ha habido algún altibajo en la narración, en el sentido que a veces ha
bajado el ritmo y me ha parecido que se ha extendido demasiado, pero no lo
suficiente como para no llevarme buenas sensaciones.
Lo cierto es que en Enero sangriento se
queda algo corto. Junto a McCoy y el caso que investiga nos vamos a ir
perdiendo entre los asuntos más turbios que nos podremos imaginar, e incluso
aquellos que ni nos imaginamos. La
trama se va tornando cada vez más oscura, y cabe destacar el hecho de
que cada escena tiene sentido. Es decir, no nos encontramos ante un primer caso
aislado del que después nadie se acuerda simplemente para presentar a los
personajes. McCoy, es un detective de métodos poco ortodoxos y más fuera de la
ley de lo que debería, porque parece que ha llegado para quedarse.
La historia en sí no es original pues todo está inventado. Es
decir, no es la primera vez que estamos ante una historia de los bajos fondos y
de un policía que transgrede y se mueve en aguas poco convenientes pero se hace
una buena versión y ha estado bien para ser la primera. Os gustará.
“La paz a veces estimable, se paga con el caro precio de la
sangre”.
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