“Tras la ventana” es el título de una novela de tarde de
domingo que se lee sola. Justamente en estos días de aislamiento social y
encierro preventivo, si algo podemos hacer es estar “tras la ventana”, y eso
justamente es lo que hago cuando quiero recordar que la calle y el mundo que
está fuera me espera y que cada día queda un poco mes para disfrutarlo. Hasta
entonces, los libros me permiten llegar allí donde ni remotamente puedo llegar
ahora.
“Desde la ventana se veía un enorme patio, recordaba al de la película de Hitchcock: “La ventana indiscreta”. Espiaban a vecinos y transeúntes y también imaginaban sus vidas…Aquella ventana sería el inicio de una historia llena de pasión que cambiaría su vida por siempre.”
No quiero extenderme mucho en la reseña de esta novela de doscientas
páginas. En las redes sociales anuncian títulos con respaldo editorial que en
ocasiones me llaman la atención, es el caso de la historia de unos personajes
muy de actualidad que se convierten en protagonistas de situaciones cotidianas
que se salen de lo creíble.
Relato corto, entretenido, ágil que engancha desde el principio y que sin
tener grandes giros argumentales, mantiene una tensión apropiada hasta el
final.
Personajes bien perfilados que encarnan particulares historias de vida que
se entrelazan hasta compartir un destino común.
Aunque pueda dar la impresión de que vamos a asistir al repertorio de
historias de vidas ajenas, no es del todo cierto, es una narración lineal que
sucede en un breve periodo de tiempo, sin saltos del presente al pasado y solamente
un episodio que juega un papel relevante es el que se contempla desde esa
ventana, el resto es parte de una trama que tiene lugar en diferentes
ambientaciones que nos pasean en Madrid y nos hacen viajar hasta la mismísima Colombia.
Personajes desarraigadas, solitarios, con cargas afectivas e historias de
familias que aportan esencia al argumento. Presencia generosa de personajes
femeninos alrededor de los cuales pivota la acción. Bien caracterizados y con
roles definidos que asumen hasta límites insospechados. Se empatiza con ellos,
se sufre por ellos y hasta se decide por ellos.
Descripciones justas, diálogos bien dosificados, explicaciones adecuadas y
un lenguaje ameno hacen de esta breve novela una lectura para todos los
públicos.
Me han resultado poco creíbles algunas de las vivencias de las
protagonistas, la facilidad con la que viajan por el mundo, la manera en la que
resuelven situaciones legales, las escasas consecuencias de actos delictivos y
lo resueltas que se muestran para que pase lo que pase a ellas todo le salga
bien. Hay que poner mucho de nuestra parte para salvar esta realidad novelada e
impensable. Eso junto al final tan “dulce” con el que se cierra esta historia
bastante erótica y sensual me obliga a invitaros a su lectura sin más
pretensiones que la de disfrutarla.
Es lo que yo diría una historia bien contada, con final feliz donde mueren
los malos y se salvan los buenos. ¿Se puede pedir más?. Os gustará.
“Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor se escapa por la ventana”.
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