jueves, 16 de abril de 2020

Tras la ventana, María de las Heras


“Tras la ventana” es el título de una novela de tarde de domingo que se lee sola. Justamente en estos días de aislamiento social y encierro preventivo, si algo podemos hacer es estar “tras la ventana”, y eso justamente es lo que hago cuando quiero recordar que la calle y el mundo que está fuera me espera y que cada día queda un poco mes para disfrutarlo. Hasta entonces, los libros me permiten llegar allí donde ni remotamente puedo llegar ahora.

“Desde la ventana se veía un enorme patio, recordaba al de la película de Hitchcock: “La ventana indiscreta”. Espiaban a vecinos y transeúntes y también imaginaban sus vidas…Aquella ventana sería el inicio de una historia llena de pasión que cambiaría su vida por siempre.

No quiero extenderme mucho en la reseña de esta novela de doscientas páginas. En las redes sociales anuncian títulos con respaldo editorial que en ocasiones me llaman la atención, es el caso de la historia de unos personajes muy de actualidad que se convierten en protagonistas de situaciones cotidianas que se salen de lo creíble.
Relato corto, entretenido, ágil que engancha desde el principio y que sin tener grandes giros argumentales, mantiene una tensión apropiada hasta el final.
Personajes bien perfilados que encarnan particulares historias de vida que se entrelazan hasta compartir un destino común.
Aunque pueda dar la impresión de que vamos a asistir al repertorio de historias de vidas ajenas, no es del todo cierto, es una narración lineal que sucede en un breve periodo de tiempo, sin saltos del presente al pasado y solamente un episodio que juega un papel relevante es el que se contempla desde esa ventana, el resto es parte de una trama que tiene lugar en diferentes ambientaciones que nos pasean en Madrid y nos hacen viajar hasta la mismísima Colombia.
Personajes desarraigadas, solitarios, con cargas afectivas e historias de familias que aportan esencia al argumento. Presencia generosa de personajes femeninos alrededor de los cuales pivota la acción. Bien caracterizados y con roles definidos que asumen hasta límites insospechados. Se empatiza con ellos, se sufre por ellos y hasta se decide por ellos.
Descripciones justas, diálogos bien dosificados, explicaciones adecuadas y un lenguaje ameno hacen de esta breve novela una lectura para todos los públicos.
Me han resultado poco creíbles algunas de las vivencias de las protagonistas, la facilidad con la que viajan por el mundo, la manera en la que resuelven situaciones legales, las escasas consecuencias de actos delictivos y lo resueltas que se muestran para que pase lo que pase a ellas todo le salga bien. Hay que poner mucho de nuestra parte para salvar esta realidad novelada e impensable. Eso junto al final tan “dulce” con el que se cierra esta historia bastante erótica y sensual me obliga a invitaros a su lectura sin más pretensiones que la de disfrutarla.
Es lo que yo diría una historia bien contada, con final feliz donde mueren los malos y se salvan los buenos. ¿Se puede pedir más?. Os gustará.

“Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor se escapa por la ventana”.

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