Reconozco que este libro lo he
hecho esperar más de un año, leía una y otra vez su sinopsis y me atraía
poderosamente, luego me detenía en el número de páginas y me echaba atrás, como
si fuera el primero que abordaba con más de setecientas páginas…y así mes tras
mes.
En estos días de confinamiento
obligado que me están dando la oportunidad de contar con tanto tiempo, por fin “El
abrazo del monstruo” ha tenido su oportunidad y me alegro de ello. Creo que ha
sido el momento justo y adecuado para esta lectura trepidante en la que la
mezcla de terror, intriga y suspense me han proporcionado tardes de
entretenimiento y placer.
“Diego Arce es un reconocido escritor de novelas de misterio que no
atraviesa su mejor momento. Desde la publicación de su primera novela, que lo
catapultó a la fama, no ha conseguido reproducir el mismo logro y, después de
muchas presiones y de otros tantos fracasos literarios, accede a los ruegos de
su editor para resucitar en una nueva entrega al personaje al que debe su
éxito: un psicópata apodado «el Monstruo» que secuestraba a niñas en la
Barcelona modernista.
Pero una noche, mientras Diego y su mujer asisten a una fiesta, alguien
decide llevar la ficción a la realidad y revivir al Monstruo secuestrando a la
hija de Diego, Ariadna, de siete años, y en un juego macabro, proponer a Diego
tres pruebas que deberá superar en directo a través de internet, si quiere
recuperar a su hija. Comienza así una terrible carrera en doble dirección para
descubrir quién está detrás del secuestro. Al mismo tiempo que debe demostrar
al mundo hasta dónde es capaz de llegar para salvar a su hija, Diego también
tendrá que reconstruir su vida, con la ayuda de su mujer y del inspector Gerard
Rocamora, para descubrir en su pasado quién puede desearle tanto mal”.
Estamos ante
una novela total, con componentes de intriga, fantasía, amor, metaliteratura y
hasta terror, con toques a lo Stephen King,
a quien homenajea en sus páginas. Aunque el argumento nos resulte familiar
puesto que no es demasiado novedoso, al final el resultado ha sido bastante
bueno.
Es la
historia siniestra que cuenta las peripecias y avatares de la vida del escritor
Diego Arce, porque toda la novela está escrita a través de sus intereses y todo
el material está jerarquizado en función de la repercusión que tenga en él y en
el secuestro de su hija. La novela nos pregunta ¿qué seríamos capaces de hacer por salvar a nuestros hijos?. ¿Ustedes
lo saben? ¿De verdad?.
Esta pregunta plantea un
desafío para todos los lectores y nos introduce en el libro con la finalidad de
no perderla de referente a lo largo de la historia. Provoca sin duda un
despegue trepidante, macabro e imparable, con un ritmo intenso que no decae en
ningún momento del relato. Una historia sobre los terrores y fantasmas de la
infancia y como se proyectan en nuestra vida a pesar de ser adultos.
La
novela contiene dos en una, porque se narra en
dos planos distintos: por un lado, la Barcelona actual, la mayor parte
del tiempo, pero también la Barcelona modernista de la segunda década del siglo
XX. Su destreza para describir a la perfección estos escenarios del pasado es
absoluta. Aires de novela gótica con una belleza espectacular. A medida que
avanzamos iremos descubriendo poco a poco a los personajes, las tramas
principales y las sub tramas que nacen alrededor del tema del secuestro, que
como curiosidad decir que no absorbe el protagonismo del libro. Todo en una
atmósfera de superación, amor y enfrentamiento a los miedos y fantasmas más
profundos.
Es algo más que una novela negra. Además de encontrar los elementos que la
definen como parte de este género, igualmente hay una investigación policial,
ficción, misterio, elementos fantásticos, fragmentos de la obra que ha escrito
el protagonismo, metaliteratura y otros rasgos que no dejan lugar a duda sobre
como Félix se sirve de lo que se conoce como la novela “de género” de libre
creación.
Estructurada en tres partes con un epílogo que tras
reflexiones y explicaciones de todo lo sucedido, cierra la novela sin quedar
ningún cabo suelto y todo ello escrito con un estilo ágil, una prosa sencilla y
tensa dentro de su elaborado y marcado
carácter descriptivo que dibuja imágenes en la mente del lector, junto a
cuarenta capítulos cortos, escenas
impactantes y tintes góticos, hacen de esta novela un thriller escrito para leer casi sin respiro que sumerge al
lector en una espiral de la que no se puede ni se quiere salir.
Utiliza un narrador omnisciente que cuenta los entresijos
de la historia, y Félix Palma desde el principio juega con nosotros al igual
que lo hace con Diego Arce, su escritor, nos involucra en la historia hasta el
punto de obligarnos a decantarnos por un claro culpable y hacernos caer en el
error, secuestrando así nuestra atención hasta el final.
Es en esta estructura compleja y a la vez fácil de
seguir donde se van hilvanando y cosiendo todos los frentes abiertos en la
historia a modo de rompecabezas que se monta alrededor del secuestro y
resolución de los retos a conseguir para la liberación de la niña.
Respecto a los personajes, un repertorio limitado
de ellos que en ocasiones detestamos y en no pocas veces aceptamos. Algunos
evolucionan y otros responden a clichés conocidos, pero sin duda es uno de los
puntos fuertes del libro, su tridimensionalidad de todos ellos. Un minucioso trazado psicológico es la seña de identidad de los
personajes principales que pasean por las páginas de la novela, llenos de
matices, de luces y sombras, como cualquier ser humano. Empezando por Diego con
un perfil lleno de miedos, dudoso de sí mismo y, sobre todo, arrastrando una
pesada losa de la que no se puede librar.
Las
relaciones que se establecen entre los pocos personajes permiten al autor
profundizar en un tema tan antiguo como la literatura misma: el de la
complejidad de estas relaciones, el de la oscura naturaleza de los lazos que unen
a los seres humanos. Una historia de destinos que se entrecruzan suele estar
cargada de secretos. Y todos los personajes de El abrazo
del monstruo los tienen. Tal vez por eso nos conquistan, por
sus secretos, su cobardía, su fragilidad, su verosimilitud.
Muchos
son los temas que se atreve a tratar este gaditano, el azar, las relaciones
familiares, la amistad, la confianza, el peso de los recuerdos, el monstruo
interior que todos llevamos, las segundas oportunidades y la veracidad de los
héroes y su papel en nuestras vidas.
Y es que esta novela va más allá de un simple thriller y plantea cuestiones tales como los
traumas de la infancia y su peso en la edad adulta y la necesidad
de afrontarlos y enfrentarnos a ellos para poder avanzar. También el mal, es
otro de los grandes temas presentes a lo largo de una lectura en la que el autor consigue trasladar la asfixia y el miedo y
nos hace partícipes de esa carrera contrarreloj en la que se convierte la
búsqueda de Ariadna. No ha querido dejar atrás el autor el impacto de las
redes sociales y el morbo de las sociedades modernas, dispuestas a ser
espectadores de los más macabros y humillantes espectáculos, demostrando que lo
que antes tenía cabida en otros escenarios hoy nos lo proporciona la televisión
e Internet.
El libro me ha tenido muy enganchada aunque
reconozco que le sobran ciertos tramos que me han obligado a leer en saltos,
tal vez por las prisas de conocer el final de la investigación y conocer si mis
sospechas eran acertadas. Está bien eso de haber formado parte del misterio,
del entretenimiento y de la tensión del relato que en todo momento iba “in
crecendo”.
Una novela que desde su inicio no te dará tregua y
cuándo te quieras dar cuenta sus más de 700 páginas te parecerá que te ha
durado un suspiro. Os gustará.
“El tamaño de nuestros monstruos, dependerá del
miedo que le tengamos.”
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