viernes, 3 de abril de 2020

El mapa de los afectos, Ana Merino


Hace semanas que estoy poniendo al día el Blog de Lecturas, han sido casi cien libros pendientes de comentar y ya voy viendo la luz al final de esta tarea pendiente. No siempre se cuenta con el tiempo que deseamos para dedicarnos a lo que más nos gusta, así es que ya es hora de cambiar el encabezado de los comentarios y presentar las lecturas como es habitual en mí.
Intentando superar una situación extraordinaria a nivel mundial, el confinamiento que vivimos de manera impuesta, nos lleva a buscar salidas que nos permitan hacer llevadera las muchas horas encerradas y es por ello, que sin alejarme de aquello que más me gusta, me permito elegir libros que me hagan fácil la privación de libertad a la que estamos por razones lógicas condenados.
Fruto de esta reflexión es “El mapa de los afectos”, una ternura de obra que a pesar de sus duros momentos vale la pena leer.

 “Valeria, una joven maestra de escuela que tiene una relación secreta con Tom, que le lleva treinta años, se enfrenta al dilema de los sentimientos y quiere entender el significado del amor. En el pueblo donde enseña, Lilian desaparece sin motivo aparente mientras su marido está en la otra punta del mundo. Greg, un hombre a quien le pierden las mujeres, frecuenta un club de alterne de los alrededores para ahuyentar su descontento, hasta que un día se ve descubierto de la peor manera posible.
A partir de momentos como estos en el transcurrir de una pequeña comunidad rural, nos adentramos en los misterios cotidianos de sus habitantes. Las vidas de todos ellos no solamente se irán cruzando a lo largo de más de dos décadas, sino que estarán condicionadas por la fuerza magnética de los afectos, la aleatoriedad del azar o por la justicia poética que a veces nos traen los acontecimientos más inesperados”.

Cuantas veces busco novelas como estas y no las encuentro, algo más doscientas páginas de “afectos” en un repertorio de pequeñas historias sin un hilo argumental común pero compartiendo las vivencias de los habitantes de un pequeño pueblo norteamericano. Una novela que nos muestra algunas situaciones muy duras de sufrimiento, de pérdida, de humillación, pero en las que prevalece la idea de que pese a todo, la gente buena está ahí y gracias a ellos el mundo sigue siendo un lugar en el que merece la pena vivir junto a ellas.
La manera de narrar de la escritora demuestra que es una creadora de historias en la que no siempre el final es feliz, en las que la búsqueda del amor y el cariño se logran, de manera fortuita por protagonistas que viven experiencias escondidas de sus vecinos, que evocan ausencias, donde ocurren crímenes inexplicables, junto a familiares en permanente tensión, desconociendo la vida del semejante más próximo, con familiares víctimas de dramas y vicios inconfesables; y lo mejor de todo con el objetivo de seguir siempre hacia adelante con sus vidas.

Dividida en veintidós capítulos más un epílogo, es una novela coral en el sentido más estricto de la palabra, porque no hay ningún protagonista principal. A través de los diferentes capítulos de El mapa de los afectos, iremos viendo pasar a distintos habitantes de un pequeño pueblo del interior de los Estados Unidos. Los conoceremos a través de lo que podríamos considerar pequeños relatos, casi como si cada capítulo fuera un relato. Pero esto tampoco es así, porque un relato tiene un principio y un final, y no todos los capítulos tienen lo que podríamos considerar un final.
Los personajes interaccionan entre capítulos, algo aceptable dentro de los miembros de una misma comunidad. Un libro en el que todo se marca por un tiempo que va pasando sin que nada lo detenga.
Todo un lienzo de actores con sus sentimientos y emociones marcados por una impronta psicológica y sentimental que se recrea en lo bueno de cada personaje sin omitir la cara mala de cada uno de ellos. Así veremos el caso de una mujer tóxica en sus relaciones con los demás, un cura abusador, una asesina, un putero… nada de esto empaña la idea de que la gente buena es más abundante que la mala.
Sencillamente inolvidable, la lectura debe hacerse de manera lineal para poder entender el sentido de estas historias cotidianas de secretos, apariencias e ilusiones y especialmente de afectos que perviven en el tiempo. Es el libro que se recomienda cuando alguien quiere algo “diferente” con garantías de éxito. El tono intimista con el que Ana Merino nos ha hecho llegar estas historias la hacen merecedora del Premio Nadal 2020. Libro para “mimar”. Os gustará.

“El medio para hacer cambiar de opinión, es el afecto no la ira.”

1 comentario:

  1. 𝙼𝚎 𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚊𝚋𝚊 𝚖á𝚜 𝚍𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚎 𝚕𝚒𝚋𝚛𝚘.
    𝚄𝚗 𝚜𝚊𝚕𝚞𝚍𝚘

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