En estos días de confinamiento y privación de contacto
social, la compañía inestimable de los libros se hace imprescindible, es el
oxígeno que durante horas mantiene la respiración de una vida a la que le
faltan demasiadas emociones y que no por ello asume que lo importante es
sobrevivir. “Tierra” es el título de la novela que hace referencia a nuestro
planeta y aun siendo el nombre de una niña, no está exenta de invitaciones
hacia la reflexión acerca de los comportamientos que como especie mantenemos
con nuestros semejantes en el único espacio habitable conocido hasta ahora.
“En el interior de una cabaña
escondida en el bosque, un hombre hace una promesa a sus dos hijos: Pensad en
lo que más os gustaría tener en la vida. Si acabáis este juego, os prometo que
lo tendréis... Pero aquel juego nunca acabó. Treinta años después, uno de los
niños ha conseguido cumplir su deseo, su hermana no. Es ahora cuando ella
recibe un extraño regalo, un objeto que le va a permitir continuar el juego.
Ocho personas han decidido, voluntariamente, inscribirse en un concurso que
consiste en aislarse del mundo para siempre. La audiencia cree conocer todo
sobre ellos, pero ni siquiera sospechan las razones por las que han tomado esa
decisión. Esa misma niña, ahora periodista, debe averiguar la conexión entre el
regalo y esos ocho concursantes para poder cumplir su deseo, si es que aún
quiere hacerlo. La respuesta está en Islandia”.
Sinopsis algo misteriosa que no desvela con claridad la trama de la novela.
Es la última producción de Eloy Moreno que llega tras “Invisible”, “El
bolígrafo de gel verde”, “Lo que encontré bajo el sofá” y “El regalo”. Las he
leído todas y no encuentro explicación a ello puesto que no es un escritor que
me apasione, aunque he de decir que sus libros siempre me han dejado buena
impresión, la justa para seguir repitiendo.
Nada más empezar su lectura comenzó la confusión,
el esfuerzo para comprender el argumento y hacerme una idea de la historia se
fue disipando a medida que avanzaba en la lectura y sin agobios me daba una
oportunidad para disfrutarla. Es esta una novela
ambientada en los tiempos que corren, aunque bien podría parecer a priori un
poco futurista por la forma de enfocar algunos aspectos que relata.
El libro está narrado alternando entre el pasado y el presente,
el autor narra dos historias paralelas, la de un hombre sin escrúpulos que se
convierte en multimillonario tras producir programas de tele-realidad de gran
éxito mundial y la de uno de sus concursos más extravagantes, en el que ocho
personas son seleccionadas para crear una colonia en Marte sin posibilidad de regreso Pero como todo, siempre hay una parte mala. Y
esa parte mala, se oculta, se ignora.
Es una
historia de esas que hay que pararse cada cierto tiempo para procesar, porque lo que nos intenta
transmitir Eloy Moreno no es más que una realidad que tenemos a nuestro
alrededor. ¿Por qué no nos paramos a cuestionar las cosas que vemos? ¿Por qué
nos creemos todo lo que nos ponen los medios de comunicación? Nos falta juicio,
nos falta criterio propio… Y la historia de Eloy no es más que una historia ficticia que, si nos
paramos a pensar, no es tan ficticia.
De hecho
no es una distopía, ni un thriller, tampoco una novela negra, no llega a
historia familiar, mucho menos un cuento y para nada una novela romántica.
Todos
esos elementos de lo que no es, los metemos en una coctelera, los agitamos y
tendremos “Tierra”. Y no hablo de puzle, porque no son piezas diferentes
ensambladas, sino que están completamente mezcladas entre sí para darnos algo
diferente.
“Tierra” se podría leer como una novela de intriga, en
la que un par de personajes tienen que superar diferentes pruebas (muy
sencillas y básicas) para resolver un misterio, que en realidad son varios,
algunos más personales que otros, con raíces en el pasado. Aunque también se
puede leer como una crítica a la sociedad actual (manipulación de personas
mediante concursos y redes sociales…) o preocupación por el cambio climático,
lo cual la dota de una finalidad y contenido, un mensaje más allá de la
aventura, aunque los temas no se traten con demasiada profundidad ni
se aporten ideas originales o novedosas.
Así, la
obra alterna dos historias, ambas interesantes y, en algunos aspectos,
relacionadas, con William Miller, creador de varios concursos de éxito como
nexo común, utilizándolas (manipulando) para resolverse, de alguna manera,
mutuamente.
Una de
ellas, la narración en primera persona de Nelly, que relata su vida familiar
mientras se embarca, junto a su hermano, en la resolución de un “juego”
propuesto por su difunto progenitor, continuación del que iniciaron en la infancia,
con desenlace traumático.
Igualmente
desastrosa es la otra historia, centrada en el relato de lo que sucedió en un
concurso años atrás, cuyo anunciado dramático final se va desarrollando sin
prisa (a veces con detalles irrelevantes, innecesarios), en tercera persona, lo
que el autor utiliza para la mencionada crítica a la manipulación de todo tipo
(emocional) mediante las redes sociales, las mentiras que se quieren creer, la
adicción a ciertas tramas sin importar si son reales, etc...
Los
relatos funcionan muy bien, ambos son interesantes, la información es
constante, creando nuevas intrigas y ganas de saber qué es lo que pasó, en un
caso, y lo que va a pasar, en el otro. La alternancia entre ambas tramas es lo
suficiente ágil y equilibrada como para no perder el hilo de lo que va
ocurriendo, ni el interés por ninguna de ellas.
Eloy se
caracteriza por su forma de escribir: capítulos muy cortos, intercalando distintas
historias, intriga, cambios de escenas inesperados, saltos temporales y mezcla
de tiempos verbales, junto a una ambientación muy lograda gracias a las
descripciones de paisajes y entornos de esa parte helada del planeta.
Respecto
a los personajes, la novela esta sobrada de “actores” nunca mejor dicho. Los dos
protagonistas son hermanos, Nel y Alan, los hijos del magnate de la televisión
Willian Miller. Ellos eliminaron su vínculo y ahora se encuentran ante alguien
que es casi un desconocido. La situación les obliga a buscarse, a recordar más
cosas de la niñez y a reconstruir los lazos que había entre ellos.
Eloy
confiesa que les pone motes a algunos porque así es más fácil que quien lo lea
los recuerde que con sus nombres de verdad, una licencia original de este joven
informático dedicado al arte de la escritura. Evidentemente no es una novela en
la que el autor se entretenga en exceso a penetrar en las psicologías de los
personajes, pero sí que están perfilados con lo suficiente para que resulten
creíbles cada uno en sus peculiaridades y secretos que poco a poco iremos
desvelando.
Me ha gustado el recurso de
ir anticipando en muchos momentos cómo va a complicarse la situación para tal o
cual personaje, eso ha generado curiosidad, tensión e interés por acabar la
lectura.
Aunque pueda parecer una
novela compleja, en el fondo destaca por su sencillez narrativa propia de sus anteriores
historias, bien
planificada y estructurada, y muy entretenida, de esas que crean “adicción” y
resulta difícil abandonar, con el aliciente de intentar transmitir un mensaje y
critica más allá de la aventura o la resolución del misterio.
“Tierra”
es una novela emotiva y reflexiva que profundiza en las relaciones humanas, que
nos alerta de la dictadura del “ahora”, de la delgada línea entre la verdad y
la mentira, del impacto de los realitys trucados, del deterioro
de la sociedad en la que vivimos, el poder de las cadenas televisivas y las relaciones entre padres e hijos,
pero también entre hermanos. Con todo esto, el autor va haciendo partícipe al
lector como espectador activo en una historia que no decae a pesar de lo
previsible del desenlace.
Tuve algunas dudas
acerca de la reseña que iba a escribir sobre “Tierra”, al sopesar todos los
factores reconozco que me ha gustado a pesar de ciertos ratitos de aburrimiento
por lo repetitivo de conceptos y datos que ya se sabían desde el inicio del
relato. La manera en la que aborda el tema del ecologismo y el planteamiento
como lectura para todos los públicos, ha hecho que me decantara por hablar bien
de este libro. No hay que perder como referente el estilo y las intenciones del
autor y como curiosidad os comento que el lanzamiento de “Tierra” la editorial
tenía en mente un concurso en las redes por el que se regalaba un viaje para
dos personas a Islandia, promocionando el libro a modo de guía. Os gustará.
“La Tierra no nos
pertenece, nosotros pertenecemos a ella.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario