martes, 14 de abril de 2020

Tierra, Eloy Moreno


En estos días de confinamiento y privación de contacto social, la compañía inestimable de los libros se hace imprescindible, es el oxígeno que durante horas mantiene la respiración de una vida a la que le faltan demasiadas emociones y que no por ello asume que lo importante es sobrevivir. “Tierra” es el título de la novela que hace referencia a nuestro planeta y aun siendo el nombre de una niña, no está exenta de invitaciones hacia la reflexión acerca de los comportamientos que como especie mantenemos con nuestros semejantes en el único espacio habitable conocido hasta ahora.

 “En el interior de una cabaña escondida en el bosque, un hombre hace una promesa a sus dos hijos: Pensad en lo que más os gustaría tener en la vida. Si acabáis este juego, os prometo que lo tendréis... Pero aquel juego nunca acabó. Treinta años después, uno de los niños ha conseguido cumplir su deseo, su hermana no. Es ahora cuando ella recibe un extraño regalo, un objeto que le va a permitir continuar el juego. Ocho personas han decidido, voluntariamente, inscribirse en un concurso que consiste en aislarse del mundo para siempre. La audiencia cree conocer todo sobre ellos, pero ni siquiera sospechan las razones por las que han tomado esa decisión. Esa misma niña, ahora periodista, debe averiguar la conexión entre el regalo y esos ocho concursantes para poder cumplir su deseo, si es que aún quiere hacerlo. La respuesta está en Islandia”.

Sinopsis algo misteriosa que no desvela con claridad la trama de la novela. Es la última producción de Eloy Moreno que llega tras “Invisible”, “El bolígrafo de gel verde”, “Lo que encontré bajo el sofá” y “El regalo”. Las he leído todas y no encuentro explicación a ello puesto que no es un escritor que me apasione, aunque he de decir que sus libros siempre me han dejado buena impresión, la justa para seguir repitiendo.
Nada más empezar su lectura comenzó la confusión, el esfuerzo para comprender el argumento y hacerme una idea de la historia se fue disipando a medida que avanzaba en la lectura y sin agobios me daba una oportunidad para disfrutarla. Es esta una novela ambientada en los tiempos que corren, aunque bien podría parecer a priori un poco futurista por la forma de enfocar algunos aspectos que relata.
El libro está narrado alternando entre el pasado y el presente, el autor narra dos historias paralelas, la de un hombre sin escrúpulos que se convierte en multimillonario tras producir programas de tele-realidad de gran éxito mundial y la de uno de sus concursos más extravagantes, en el que ocho personas son seleccionadas para crear una colonia en Marte sin posibilidad de regreso Pero como todo, siempre hay una parte mala. Y esa parte mala, se oculta, se ignora.
Es una historia de esas que hay que pararse cada cierto tiempo para procesar, porque lo que nos intenta transmitir Eloy Moreno no es más que una realidad que tenemos a nuestro alrededor. ¿Por qué no nos paramos a cuestionar las cosas que vemos? ¿Por qué nos creemos todo lo que nos ponen los medios de comunicación? Nos falta juicio, nos falta criterio propio… Y la historia de Eloy no es más que una historia ficticia que, si nos paramos a pensar, no es tan ficticia.

De hecho no es una distopía, ni un thriller, tampoco una novela negra, no llega a historia familiar, mucho menos un cuento y para nada una novela romántica.
Todos esos elementos de lo que no es, los metemos en una coctelera, los agitamos y tendremos “Tierra”. Y no hablo de puzle, porque no son piezas diferentes ensambladas, sino que están completamente mezcladas entre sí para darnos algo diferente.
“Tierra” se podría leer como una novela de intriga, en la que un par de personajes tienen que superar diferentes pruebas (muy sencillas y básicas) para resolver un misterio, que en realidad son varios, algunos más personales que otros, con raíces en el pasado. Aunque también se puede leer como una crítica a la sociedad actual (manipulación de personas mediante concursos y redes sociales…) o preocupación por el cambio climático, lo cual la dota de una finalidad y contenido, un mensaje más allá de la aventura, aunque  los temas no se traten con demasiada profundidad ni se aporten ideas originales o novedosas.
Así, la obra alterna dos historias, ambas interesantes y, en algunos aspectos, relacionadas, con William Miller, creador de varios concursos de éxito como nexo común, utilizándolas (manipulando) para resolverse, de alguna manera, mutuamente.
Una de ellas, la narración en primera persona de Nelly, que relata su vida familiar mientras se embarca, junto a su hermano, en la resolución de un “juego” propuesto por su difunto progenitor, continuación del que iniciaron en la infancia, con desenlace traumático.
Igualmente desastrosa es la otra historia, centrada en el relato de lo que sucedió en un concurso años atrás, cuyo anunciado dramático final se va desarrollando sin prisa (a veces con detalles irrelevantes, innecesarios), en tercera persona, lo que el autor utiliza para la mencionada crítica a la manipulación de todo tipo (emocional) mediante las redes sociales, las mentiras que se quieren creer, la adicción a ciertas tramas sin importar si son reales, etc...
Los relatos funcionan muy bien, ambos son interesantes, la información es constante, creando nuevas intrigas y ganas de saber qué es lo que pasó, en un caso, y lo que va a pasar, en el otro. La alternancia entre ambas tramas es lo suficiente ágil y equilibrada como para no perder el hilo de lo que va ocurriendo, ni el interés por ninguna de ellas.
Eloy se caracteriza por su forma de escribir: capítulos muy cortos, intercalando distintas historias, intriga, cambios de escenas inesperados, saltos temporales y mezcla de tiempos verbales, junto a una ambientación muy lograda gracias a las descripciones de paisajes y entornos de esa parte helada del planeta.
Respecto a los personajes, la novela esta sobrada de “actores” nunca mejor dicho. Los dos protagonistas son hermanos, Nel y Alan, los hijos del magnate de la televisión Willian Miller. Ellos eliminaron su vínculo y ahora se encuentran ante alguien que es casi un desconocido. La situación les obliga a buscarse, a recordar más cosas de la niñez y a reconstruir los lazos que había entre ellos.
Eloy confiesa que les pone motes a algunos porque así es más fácil que quien lo lea los recuerde que con sus nombres de verdad, una licencia original de este joven informático dedicado al arte de la escritura. Evidentemente no es una novela en la que el autor se entretenga en exceso a penetrar en las psicologías de los personajes, pero sí que están perfilados con lo suficiente para que resulten creíbles cada uno en sus peculiaridades y secretos que poco a poco iremos desvelando.
Me ha gustado el recurso de ir anticipando en muchos momentos cómo va a complicarse la situación para tal o cual personaje, eso ha generado curiosidad, tensión e interés por acabar la lectura.
Aunque pueda parecer una novela compleja, en el fondo destaca por su sencillez narrativa propia de sus anteriores historias, bien planificada y estructurada, y muy entretenida, de esas que crean “adicción” y resulta difícil abandonar, con el aliciente de intentar transmitir un mensaje y critica más allá de la aventura o la resolución del misterio.
“Tierra” es una novela emotiva y reflexiva que profundiza en las relaciones humanas, que nos alerta de la dictadura del “ahora”, de la delgada línea entre la verdad y la mentira, del impacto de los realitys trucados, del deterioro de la sociedad en la que vivimos, el poder de las cadenas televisivas y las relaciones entre padres e hijos, pero también entre hermanos. Con todo esto, el autor va haciendo partícipe al lector como espectador activo en una historia que no decae a pesar de lo previsible del desenlace.
Tuve algunas dudas acerca de la reseña que iba a escribir sobre “Tierra”, al sopesar todos los factores reconozco que me ha gustado a pesar de ciertos ratitos de aburrimiento por lo repetitivo de conceptos y datos que ya se sabían desde el inicio del relato. La manera en la que aborda el tema del ecologismo y el planteamiento como lectura para todos los públicos, ha hecho que me decantara por hablar bien de este libro. No hay que perder como referente el estilo y las intenciones del autor y como curiosidad os comento que el lanzamiento de “Tierra” la editorial tenía en mente un concurso en las redes por el que se regalaba un viaje para dos personas a Islandia, promocionando el libro a modo de guía. Os gustará.

“La Tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a ella.”

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