lunes, 13 de abril de 2020

La chica de nieve, Javier Castillo


Por el número de reseñas que hago de este autor, no creo que quede duda de mi afición por sus novelas. Realmente la elección viene condicionada por la necesidad de buscar lecturas ágiles que no me comprometan mucho y especialmente entretenidas; las anteriores entregas de Javier Castillo cumplían estos requisitos de manera que en esta ocasión “La chica de la nieve” ha sido la elegida, curiosamente he disfrutado mucho más que “Todo lo que sucedió con Miranda Huff” aunque en general todas son muy recomendables.
Hasta hoy no me he dejado atrás ninguna de las historias contadas por Javier Castillo, no quiero comparar entre ellas y decir cuál es mejor, ni excluir unas en favor de las otras, son diferentes y entretenidas, por lo que os la recomiendo por igual.
“El desfile más famoso del planeta.
Una niña de tres años desaparecida.
¿Dónde está Kiera Templeton?”
“Nueva York, 1998, cabalgata de Acción de Gracias. Kiera Templeton, desaparece entre la multitud. Tras una búsqueda frenética por toda la ciudad, alguien encuentra unos mechones de pelo junto a la ropa que llevaba puesta la pequeña.
En 2003, el día que Kiera habría cumplido ocho años, sus padres, Aaron y Grace Templeton, reciben en casa un extraño paquete: una cinta VHS con la grabación de un minuto de Kiera jugando en una habitación desconocida.
Tras vender más de 650.000 ejemplares de sus anteriores novelas, Javier Castillo vuelve a poner en jaque la cordura con La chica de nieve, un oscuro viaje a las profundidades de Miren Triggs, una estudiante de periodismo que inicia una investigación paralela y descubre que tanto su vida como la de Kiera están llenas de incógnitas”.

Cuando me decido por este género pretendo que la novela básicamente me enganche, me provoque la necesidad de saber más de la historia a medida que avanzan sus páginas. Que suceda esto en días de “encierro” como los que estamos viviendo es un plus al placer de la lectura.
La chica de nieve quizás no es el thriller que muchos esperan, en la línea de los anteriores. Tiene un ritmo más pausado y regular, se centra en la investigación periodística que lleva a cabo nuestra protagonista, Miren Triggs, personaje alrededor del que pivota todo el relato. Thriller simple con una trama en la que no destaca nada en especial y que no esté trillada en el mundo de las novelas de suspense, tal vez lo novedoso sea el tratamiento y los temas para construir un argumento que gira alrededor de un secuestro, pero que no es este hecho el centro de la novela.
El despegue de la novela es de un enganche total, sucede en las primeras páginas y se mantiene hasta un desenlace coherente y creíble. Tras la tensión inicial del primer capítulo, el autor va entrelazando la resolución del caso con la desesperación de unos padres destrozados y con la lucha de una joven periodista de investigación por mantener activa la búsqueda de Kiera a pesar de los años y los pocos indicios.
El formato de la novela es su gran punto fuerte: capítulos cortos, desde varios puntos de vista y contados en diversos momentos en el tiempo: pasado y presente. Así, a través de saltos temporales, vamos conociendo la historia completa de una desaparición que cambia la vida de todo aquel que se acerca a ella. Y la conocemos por boca de un narrador omnisciente, pero también a través de la voz de Miren Triggs, un personaje lleno de aristas que se convierte en la protagonista de un caso que mantiene al lector en vilo hasta el final. Es una trama cuidada y llena de giros sorprendentes, ya que en esta novela todo puede pasar.
Respecto a los temas que están presentes en la novela, sin duda el fundamental es la búsqueda de la niña desaparecida, el drama humano de unos padres que tienen que enfrentarse a esa situación para la que no hemos nacido. Ahora bien junto a esta tragedia más común de lo que desearíamos, aparecen temas de aplastante actualidad como la inseguridad ciudadana, la venganza, los medios de comunicación, la prensa sensacionalista y sin duda el gran fondo de la novela que es el periodismo y en general el mundo de las comunicaciones a la hora de tratar cuestiones tan dolorosas como la desapariciones de niños.
Estilo narrativo dentro de lo que nos tiene acostumbrados Javier Castillo, muy directo sin perderse en descripciones innecesarias, con el acierto de presentar cada capítulo con una reseña espacio temporal que nos mantenga sin despistes en las secuencias de la historia. Lenguaje sencillo y asequible, con un despliegue de recursos ya conocidos en sus novelas anteriores y un repertorio de misterios que por el tiempo invertido para resolverlos y el papel otorgado a la protagonista, nos avisan de una posible segunda o más partes.
Me han faltado giros argumentales de esos que te dejan muerta/o y la sensación de que el autor/a está jugando con nosotros. Como compensación no ha escatimado en toques de oscuridad y momentos escalofriantes en los que la maldad no pasa desapercibida.
Un libro ágil y fácil de leer con una trama que engancha de principio a fin. Muy entretenido. Ideal para estos días en los que tenemos la mente más dispersa y el cuerpo “encerrado”. Permiten las novelas de este malagueño ser leídas de manera independiente tanto por los personajes como por su temática. Os gustará.
“Las huellas de las personas que caminan juntas en la adversidad, nunca se borran”.

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