sábado, 1 de agosto de 2020

Una educación, Tara Westover

En esta ocasión me he inclinado por la historia de una niña, la menor de siete hermanos, que creció en el seno de una familia extremista y dictatorial bajo el paraguas de las convicciones religiosas mormónicas. Aislada de cualquier institución gubernamental, sufre la soledad y privación de todo lo ajeno a las reglas que ese lunático padre le impuso, lo que la llevó a vivir como una salvaje desde su más tierna infancia.

Lo elegí por la buena campaña editorial que durante meses invadieron las redes sociales y los escaparates de las librerías, está escrito a modo de libro de memorias de experiencias terribles que me han dejado una sensación amarga por lo descarnado del relato y porque me ha recordado a esas películas americanas de pirados que tienen encerrados a los hijos, condenados a sus atrocidades y barbaries hasta que un golpe de buena suerte cambia sus desgarradores destinos.

“Nacida en las montañas de Idaho, Tara Westover ha crecido en armonía con una naturaleza grandiosa y doblegada a las leyes que establece su padre, un mormón fundamentalista convencido de que el final del mundo es inminente. Ni Tara ni sus hermanos van a la escuela o acuden al médico cuando enferman. Todos trabajan con el padre, y su madre es curandera y única partera de la zona.

Tara tiene un talento: el canto, y una obsesión: saber. Pone por primera vez los pies en un aula a los diecisiete años: no sabe que ha habido dos guerras mundiales, pero tampoco la fecha exacta de su nacimiento (no tiene documentos). Pronto descubre que la educación es la única vía para huir de su hogar. A pesar de empezar de cero, reúne las fuerzas necesarias para preparar el examen de ingreso a la universidad, cruzar el océano y graduarse en Cambridge, aunque para ello deba romper los lazos con su familia”. 

Con la presentación y la sinopsis, nos podemos hacer una idea del grado de dureza de la primera novela de esta escritora, a pesar de saber que en la realidad esto no es lo habitual pero tampoco extraño, no deja de causar sorpresas las condiciones en las que los seres humanos pueden llegar a vivir.

No es el verano el momento más propicio para este tipo de libros, tal vez esa sea la razón por la que no llegó a engancharme esta biografía sincera y descarnada que me mantuvo sobrecogida demasiados capítulos, no precisamente lo que yo busco en las horas de lecturas, además sus diálogos me parecieron poco espontáneos, a lo que hay que unir los constantes saltos en el tiempo que dificultaban mis esfuerzos por empatizar con Tara y su dura biografía.

Si tengo que decir con brevedad cual es la temática, a mi entender es una historia de superación personal que invita a la reflexión, a comprender hasta qué punto los límites de la mente nos mantiene encarcelados, cómo la apertura mental que provoca una buena educación puede romper todas esas barreras y transformarnos por completo.

La novela se divide en tres partes que coinciden con la infancia, juventud y madurez de la autora, donde se relata la trayectoria de vida de la misma. Narrado en primera persona, la misma que asume el protagonismo del relato junto a sus hermanos y padre que completan el reducido número de personajes de esta familia mormona.

Historia bien hilvanada, con un empiece potente pero con un ritmo desigual que pierde intensidad con el paso de las páginas. Descripción detallada del ambiente opresivo, estricto y duro, donde el maltrato psicológico es constante y que sirve para entrarnos de lleno en la historia de manera directa. La reiteración de escenas que van sobre esas situaciones de abusos me han resultado excesivas y al final han hecho más lento el ritmo narrativo.

 “Una educación” es el resultado de buscar historias personales que conmuevan al lector y causan el suficiente impacto como para dejar huella y tenga además una salida segura para un buen guion de cine. Hay veces que una promoción exagerada triunfa y se logran las expectativas marcadas, en mi caso y tras leer la buena acogida del libro, esto no se cumple y aunque lo terminé confieso que me costó y no lo disfruté lo deseado.

Lo recomiendo en base a las buenas críticas que he leído en diferentes medios, por estar bien escrito y por ser accesible gracias a su prosa sencilla y limpia; pero no porque a mí me haya gustado, en ocasiones creo que la rara en gustos literarios soy yo, por eso lo mejor es leerlo y salir de dudas. Os gustará.

“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.”

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