En esta ocasión me he inclinado por la historia de una niña,
la menor de siete hermanos, que creció en el seno de una familia extremista y
dictatorial bajo el paraguas de las convicciones religiosas mormónicas. Aislada
de cualquier institución gubernamental, sufre la soledad y privación de todo lo
ajeno a las reglas que ese lunático padre le impuso, lo que la llevó a vivir
como una salvaje desde su más tierna infancia.
Lo elegí por la buena campaña editorial que durante meses invadieron las redes sociales y los escaparates de las librerías, está escrito a modo de libro de memorias de experiencias terribles que me han dejado una sensación amarga por lo descarnado del relato y porque me ha recordado a esas películas americanas de pirados que tienen encerrados a los hijos, condenados a sus atrocidades y barbaries hasta que un golpe de buena suerte cambia sus desgarradores destinos.
“Nacida en las montañas de Idaho, Tara Westover ha
crecido en armonía con una naturaleza grandiosa y doblegada a las leyes que
establece su padre, un mormón fundamentalista convencido de que el final del
mundo es inminente. Ni Tara ni sus hermanos van a la escuela o acuden al médico
cuando enferman. Todos trabajan con el padre, y su madre es curandera y única
partera de la zona.
Tara tiene un talento: el canto, y una obsesión: saber. Pone por primera vez los pies en un aula a los diecisiete años: no sabe que ha habido dos guerras mundiales, pero tampoco la fecha exacta de su nacimiento (no tiene documentos). Pronto descubre que la educación es la única vía para huir de su hogar. A pesar de empezar de cero, reúne las fuerzas necesarias para preparar el examen de ingreso a la universidad, cruzar el océano y graduarse en Cambridge, aunque para ello deba romper los lazos con su familia”.
Con la
presentación y la sinopsis, nos podemos hacer una idea del grado de dureza de
la primera novela de esta escritora, a pesar de saber que en la realidad esto
no es lo habitual pero tampoco extraño, no deja de causar sorpresas las
condiciones en las que los seres humanos pueden llegar a vivir.
No es el
verano el momento más propicio para este tipo de libros, tal vez esa sea la
razón por la que no llegó a engancharme esta biografía sincera y descarnada que
me mantuvo sobrecogida demasiados capítulos, no precisamente lo que yo busco en
las horas de lecturas, además sus diálogos me parecieron poco espontáneos, a lo
que hay que unir los constantes saltos en el tiempo que dificultaban mis
esfuerzos por empatizar con Tara y su dura biografía.
Si tengo
que decir con brevedad cual es la temática, a mi entender es una historia de
superación personal que invita
a la reflexión, a comprender hasta qué punto los límites de la mente nos mantiene
encarcelados, cómo la apertura mental que provoca una buena educación puede
romper todas esas barreras y transformarnos por completo.
La novela se divide en
tres partes que coinciden con la infancia, juventud y madurez de la autora,
donde se relata la trayectoria de vida de la misma. Narrado en primera persona,
la misma que asume el protagonismo del relato junto a sus hermanos y padre que
completan el reducido número de personajes de esta familia mormona.
Historia bien hilvanada,
con un empiece potente pero con un ritmo desigual que pierde intensidad con el
paso de las páginas. Descripción detallada del ambiente opresivo, estricto y
duro, donde el maltrato psicológico es constante y que sirve para entrarnos de
lleno en la historia de manera directa. La reiteración de escenas que van sobre
esas situaciones de abusos me han resultado excesivas y al final han hecho más
lento el ritmo narrativo.
“Una educación” es el resultado de buscar
historias personales que conmuevan al lector y causan el suficiente impacto
como para dejar huella y tenga además una salida segura para un buen guion de
cine. Hay veces que una promoción exagerada triunfa y se logran las
expectativas marcadas, en mi caso y tras leer la buena acogida del libro, esto
no se cumple y aunque lo terminé confieso que me costó y no lo disfruté lo
deseado.
Lo recomiendo en base a
las buenas críticas que he leído en diferentes medios, por estar bien escrito y
por ser accesible gracias a su prosa sencilla y limpia; pero no porque a mí me
haya gustado, en ocasiones creo que la rara en gustos literarios soy yo, por
eso lo mejor es leerlo y salir de dudas. Os gustará.
“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.”
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