Una vez más la recomendación y préstamo de mi amiga Pepa me
ha proporcionado una lectura interesante e instructiva; la combinación de
novela negra de investigación y terror con las connotaciones históricas ha
resultado todo un acierto.
“Verano de 1852. Durante un paseo por los bosques del norte de Suecia, el pastor Lars Levi Læstadius y el joven Jussi descubren el rastro de una joven desaparecida días antes. Los malos presagios se cumplen al encontrar poco después el cuerpo de la chica con indicios de haber sido atacada por un oso. Læstadius, gran aficionado a la botánica y con un ojo muy bien entrenado para los detalles más pequeños, no ve tan claro que la muerte sea obra de un animal. Cuando una segunda joven sea atacada, en esta ocasión por un desconocido, Læstadius y su joven acompañante emprenderán una atípica investigación que pondrá contra las cuerdas a toda la comunidad”.
Lars Levi
Laestadius, un pastor samí aficionado a la botánica, y su joven pupilo Jussi, pasean
por los bosques mientras Laestadius enseña a Jussi a observar el mundo con
otros ojos, a fijarse en los detalles. Esto sería una vida aparentemente
tranquila y contemplativa, de no ser por
la desaparición de una joven que aparece muerta y con evidentes signos de
violencia. En esa comunidad del norte de Suecia no sería el único hecho
alarmante que rompería la normalidad de ese verano de 1852. Tras la aparición
del segundo cuerpo, a esta enigmática pareja no le queda dudas de que un
asesino anda suelto.
Antes de nada comentar
que ha sido inevitable acordarme de la novela “El nombre de la rosa” de Umberto
Eco, que narra la investigación alrededor de unos misteriosos crímenes en una
abadía del norte de Italia. Guillermo de Baskerville y su pupilo Adso son en
esta ocasión los encargados de la investigación. El paralelismo entre este
pastor luterano y su también pupilo, además de la ambientación histórica, me
han recordado las semejanzas entre ambas novelas.
No se le puede
negar la trama negra de la historia en la que se asiste a dos necesidades
vitales, mantener la aparente calma y la búsqueda de la verdad dirigidas por
maestro y aprendiz.
La investigación
nos llega relatada por Jussi casi en su totalidad, aunque el protagonismo es
asumido a partes iguales sin restar sabiduría a las enseñanzas detectivescas de
Laestadius. Grandes reflexiones sobre la maldad o la bondad de las personas
aparecen sin permiso para reivindicar las costumbres y la belleza de una
comunidad donde no todo es inseguridad y terror.
Desde el punto de
vista narrativo me ha gustado la elegancia de la prosa, muy cuidada y nada
vulgar, parecía una novela clásica con un aprovechamiento del contexto
histórico y una dosis de suspenses admirables. El grueso de la novela está
narrada por Jussi a modo de narrador omnisciente junto con las intervenciones
de su maestro. A lo largo de la historia iremos conociendo los orígenes de este
joven y la propia vida del pastor.
Un entorno bien
tratado que nos muestra una comunidad pequeña, en la que sus habitantes viven
dispersos en granjas entre bosques y marismas a las que llegan los ecos de los
problemas políticos y religiosos actuales que se entremezclan con las
tradiciones y supersticiones más ancestrales.
Un libro emocionante con un pastor actuando a lo Sherlock Holmes incomodando con sus deducciones. Juntando
realidad y ficción no sabes muy bien que parte del reverendo es real o sí el
autor le dio una dosis mayor de dramatismo para hacerlo más interesante. Cosa
que logra sin ninguna duda. Nos atrapa su narrativa en una historia que
consigue transportarnos hacia los valles situados en los márgenes del ártico.
Un libro que página a página nos introduce en la forma de vivir de las personas
de finales del siglo XIX. Mientras seguimos una historia llena de suspense.
La resolución de los asesinatos mantiene el enganche al libro, Læstadius, personaje real,
un pastor sami que basó sus sermones en la propia Biblia y que denunció la situación de los samis como pueblo
acosado, no representado y cabeza de turco de todos los males de esta época. El
pastor no puede permanecer en silencio frente a la opresión y busca la verdad sobre todas las cosas. Estáis ante una
historia de minoría sin voz, de perseguidos que no reciben justicia. Es una
vieja historia, lo sé, pero por desgracia no ha caducado.
Buen ritmo en la
mayor parte del relato, aunque he de decir que el inicio resulta más lento y
tarda en tomar velocidad, entrado en materia, el autor secuestra nuestra atención
hasta el final del mismo.
De manera que con esta reseña puedo deciros que “Cocinar un oso” es una novela que vale la pena leer, para nada
es un thriller al uso, pero combina perfectamente la novela negra con la histórica,
magníficamente escrito. Es una mezcla homogénea de historia e investigación
criminal que se vuelve más interesante en cada página que leemos. Una
ambientación fabulosa, unos personajes carismáticos y hasta una historia de
amor. No
es una obra maestra de la novela negra pero sí un libro entretenido e
interesante que espero os guste tanto como a mí.
“Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo
perfecto.”
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