No es la primera vez que leo a este escritor natural de Vizcaya, “El extraño verano de Tom Harvey” fue mi iniciación, no estuvo mal y atraída por la breve pero intensa sinopsis de “El mentiroso”, me he decidido en este tórrido mes de agosto a disfrutar de lo que es sin duda un thriller de intriga psicológica donde la verdad y la mentira se confunden entre la delgada línea de la realidad y el recuerdo. Es entretenido y garantía para pasar un par de tardes de lectura amena acompañada por el suspense y la sorpresa de un final que no decepciona.
“El
protagonista despierta en una fábrica abandonada junto al cadáver de un hombre
desconocido y una piedra con restos de sangre. Cuando huye, decide tratar de
reconstruir él mismo los hechos. Sin embargo, tiene un problema: no recuerda
apenas nada de lo ocurrido en las últimas cuarenta y ocho horas. Y lo poco que
sí sabe es mejor no contárselo a nadie. Así arranca este thriller que nos
traslada a un pueblo costero del País Vasco con casas de muros resquebrajados
por las noches de tormenta: una pequeña comunidad donde, solo aparentemente,
nadie tiene secretos para nadie”.
Al igual que en otras ocasiones, os adelanto que es una
novela “pegamento”, la comienzas y hay que llegar hasta sus últimas páginas; es
uno de los requisitos de un buen thriller, enganchar desde el principio para
llegar a un final que te deje con la boca abierta. Es una historia que narra el
propio protagonista, Alex, y lo hace recordando y desvelando con todo lujo de
detalles lo ocurrido hasta llegar a lo que contemplan sus atónitos ojos.
Mikel Santiago no escatima en detalles, la ambientación es
espectacular, un recóndito pueblo del País Vasco donde viven el resto de los
personajes a los que iremos conociendo poco a poco, sirve de marco para dar
vida a este relato. Belleza de sus calas, descomunales acantilados, carreteras
inaccesibles y lugares que en algunas ocasiones se permite el lujo de inventar.
Junto con la amnesia creo que son dos protagonistas de excepción la novela.
Es por eso que tal vez la portada haya sido el primer enganche que he sufrido incluso antes de abrir el libro, esa imagen me ha parecido una elección muy acertada y es que todo está justificado en esta historia, nada aparece sin motivo ni razón.
No es nuevo, al menos en mí, ir cambiando de culpable a lo
largo de la trama, es casi imperativo en toda buena obra de intriga, me pasé la
mayor parte de la lectura aplaudiendo el hecho de saber quién era el asesino y
el mismo tiempo siendo testigo de mi error; eso es un acierto en el escritor y
una manera de ser fiel a la novela. La explicación son los numerosos giros
argumentales que no te dejan indiferente y que prueban lo mucho que a veces te
implicas en aquello que lees.
Respecto a los personajes, destaca el abuelo de Alex,
pescador jubilado que coquetea con el Alzheimer y que marca el repertorio de
relaciones familiares, la vida presente de Alex y su pasado. Los demás
personajes son muy variopintos. La criada rusa, heredera millonaria, escritor
famoso, actor de renombre y todos se mueven en dos ambientes opuestos el del
glamour y el de las dificultades más cotidianas.
El lenguaje elegido por Mikel es sencillo y ágil, con
bastantes diálogos nada espesos que aportan un interés continuo, te da tiempo a
las conjeturas que solo el escritor podrá resolver tras atar todos los cabos
sueltos de este rompecabezas de eventos y personajes. Agradezco que no haya idas
y venidas en el tiempo, facilita el centrarnos en lo que ocurre que no es poco.
No se trata de una novela de acción,
no cuenta con un ritmo trepidante, pero sí tiene lo suficiente para hacerte
querer seguir leyendo y descubrir qué es lo que ha pasado. Te lleva a pensar
diferentes hipótesis y por el camino estás enfrascado en la historia.
Trama acontecida en pocos días en los que transcurren la aparición
y posterior ordenación de las piezas que faltan en la historia. Narrada en primera persona que
contagia los sentimientos y las incertidumbres de Alex. Estructurada en sietes bloques con títulos que ayudan a
perfilar el transcurrir de la historia, alternando extensiones de larga
duración con otras más reducidas. Es el recorrido del viaje personal de nuestro
“desmemoriado” protagonista, en un ambiente de lujo, mientras intenta recordar
lo sucedido y aclarar sus propias sospechas.
Me ha gustado ir de menos a más, de lo sencillo a lo
complicado, a lo profundo. Igualmente me ha resultado acertado la manera en la
que la madeja se va desenrollando, el papel de los secundarios, el tratamiento
de las enfermedades, de los secretos, de las descripciones tanto emocionales
como físicas, las dosis justas de violencia y esta trama que avanza sin prisas
hasta un final inquietante y muy
conseguido.
He de reconocer que he disfrutado leyéndola, de manera que
recomendable. Espero que os guste.
“La memoria es como el
mal amigo, cuando más falta te hace, siempre falla”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario