Desde
hace meses, la novela histórica había pasado a un segundo plano en la elección
de mis lecturas; mezclado con aires de nostalgia y emotividad, decidí que esta
novela a modo de thriller y una ambientación exquisita, podría compensar ese
olvido imperdonable hacia una de las lecturas que más me hacen disfrutar. En
realidad es difícil de etiquetar, más bien es una mezcla acertada que le salvo
del encasillamiento en un género literario concreto.
Por una parte
es una novela histórica que nos va a mostrar la realidad de la Barcelona de la postguerra, por otro lado es una novela de crecimiento en la que
veremos cómo Nil va dejando atrás su niñez para tener que ir tomando
responsabilidades de adulto, sumando además los rasgos de novela negra que nos
muestra el lado más oscuro de la condición humana en todas sus facetas.
“Barcelona,
1945. Nil Roig es un chiquillo que se pasa el día en bicicleta transportando de
un cine a otro viejas bobinas de películas. El día de su decimotercer
cumpleaños es testigo de un crimen cometido en el portal de su casa. Mientras
el asesino huye después de haberlo amenazado de muerte en caso de no mantener
la boca cerrada, el moribundo le entrega el misterioso cromo de un actor de
cine de la época; un objeto perseguido y anhelado por un excomandante de la
Gestapo y un policía sin escrúpulos. El hecho de que el moribundo le dé el
cromo a Nil pronunciando el nombre de David, el padre desaparecido del
muchacho, arrastrará a este a resolver un secreto del pasado por el que pagará
un alto precio”.
Os cuento la historia, Nil es un niño que colabora en la economía
familiar, sostenida únicamente por su madre. Lo hace llevando bobinas de películas
a los distintos cines de la Barcelona de 1945. El día en el que cumple trece
años, recibe de su madre la cinta del “El gran dictador” y ese mismo día su
alegría se empaña al ser testigo de un crimen, antes de morir la víctima le entrega
el cromo de un actor y pronuncia el nombre de su padre, David, huido a Francia
en 1939.
Podría ser una historia más pero la
atmósfera de la Barcelona de posguerra la hace diferente, tanto es así que
junto al cine, se convierten en dos personajes imprescindibles en el relato. El
escritor nos pasea indistintamente por la pobreza de los barrios marginales y
nos somete igualmente a la contemplación de la riqueza del paseo de Grácia o el
Hotel Ritz, sin dejar atrás la comisaría de policía con el repertorio de
vivencias que allí se acumulan.
Pere Cervantes le saca provecho a este
ambiente a lo largo de las más de quinientas páginas del libro y consigue
introducirnos en esa ciudad con un ritmo narrativo continúo y una prosa bonita
y cuidada, algo imprescindible para disfrutar con su lectura.
Estructurada en cuatro partes que van desde 1945, 1947, 1949 y 2021, narrada en tercera persona a excepción
de la última que utiliza la primera que parece desconectar con las anteriores a
pesar de estar perfectamente justificada. Abarca un total de cuatro años para saltar en el tiempo, en su última parte, hasta en el año
2021.
Respecto a los personajes son muy buenos y frente a la
grandeza de alma de Nil y su madre, la maldad del inspector Valiente superable
gracias al resto de secundarios que completan un reparo humano con sentimientos
y emociones propias.
La parte histórica queda identificada en el marco en
el que suceden los hechos, la represión franquista, la resistencia republicana
de los maquis y la comunidad nazi que pudo seguir viviendo sus miserables vidas
en nuestro país. La parte emocionante viene de la mano de aquellos sueños que
nunca desfallecen encarnados en las salas de cine de barrio que abrían puertas
a otras vidas alejadas de la miseria, el miedo y el dolor.
El papel de las mujeres en la novela se aborda a modo de homenaje a esas mujeres fuertes que batallaron contra la soledad y las dificultades, sin más opción que seguir siempre mirando hacia delante.
Es una novela en la que se mezcla la intriga y el espionaje en un escenario de lujo, el séptimo arte, un viaje en el tiempo, un paseo por una etapa de nuestra triste Historia, con una trama bien consolidada y cerrada sin fisuras, un reflejo de la sociedad que compartió la España de p0sguerra.
Me hubiera costado hablar mal de este chico y sus
bobinas, no obstante quiero advertir que a muchos les puede parecer repetitiva
y sonar sus tópicos que aparecen en novelas que tienen este momento como
escenario; pero se disfruta y no siendo Premio Nobel, como digo yo, os la
recomiendo y espero que os guste tanto como a mí.
“El secreto de la felicidad es tener mala memoria”.