El comisario Jaritos se enfrenta
a un extraño grupo terrorista cuyas víctimas son fruto del azar. O eso parece.
Para Jaritos, el esperadísimo nacimiento de su nieto conlleva un significativo cambio en su vida privada. Sin embargo, la alegría por ese emotivo acontecimiento se ve eclipsada por la llamada que le anuncia el asesinato de un famoso empresario, un poderoso hotelero, muy conocido por sus contribuciones benéficas. ¿Un nuevo grupo terrorista? ¿Una venganza personal? No bien empieza la investigación, aparece un manifiesto reivindicando la muerte del magnate, sin explicar, sin embargo, los motivos; eso debe averiguarlo la policía, a la que los autores del manifiesto califican de esbirro del poder. Sólo se afirma que el hotelero merecía la muerte. No será la única víctima que se cobre ese extraño grupo. Todas ellas irreprochables, aparentemente. Hasta que Jaritos empiece a escarbar.
“Lo
que más difícil se hace en la vida familiar es que, justo cuando crees
dominarla situación, todo cambia”.
Para Jaritos, el esperadísimo nacimiento de su nieto conlleva un significativo cambio en su vida privada. Sin embargo, la alegría por ese emotivo acontecimiento se ve eclipsada por la llamada que le anuncia el asesinato de un famoso empresario, un poderoso hotelero, muy conocido por sus contribuciones benéficas. ¿Un nuevo grupo terrorista? ¿Una venganza personal? No bien empieza la investigación, aparece un manifiesto reivindicando la muerte del magnate, sin explicar, sin embargo, los motivos; eso debe averiguarlo la policía, a la que los autores del manifiesto califican de esbirro del poder. Sólo se afirma que el hotelero merecía la muerte. No será la única víctima que se cobre ese extraño grupo. Todas ellas irreprochables, aparentemente. Hasta que Jaritos empiece a escarbar.
Reconozco que soy muy aficionada a las novelas de
este escritor griego, especialmente por ser argumentos no excesivamente
violentos, sino más bien algo más que la mera resolución de un crimen como es
el caso de las actuaciones de Kostas Jaritos, el recurrente policía griego de
Markáris, personaje de ficción, discreto, amante de su familia, de gustos
cotidianos y espíritu tolerante y generoso.
Con esta descripción se me viene a la cabeza el teniente Colombo aunque Jaritos no incorpora el aire inocente y despistado; su
forma de actuar es directa y lo observa todo mientras no duda en alabar las
ideas que aportan quienes trabajan con él.
En “La hora de los hipócritas” los asesinatos terroristas
asumen el papel de justicieros de la sociedad. El argumento de la novela
desvela una Grecia en crisis que no superó el desastre financiero de Europa. La
trama no es muy original, tampoco la línea de investigación, sin embargo el
argumento tiene la intriga justa para involucrarnos, al ser una mezcla de drama
y misterio lo de menos son los asesinatos que, por otro lado, y a pesar de la
violencia que conllevan, quedan expuestos sin detalles siniestros; cuenta más
la intensidad de lo ocurrido puesto que compromete al funcionamiento de un
país, de los países desarrollados. El lector se mantiene interesado y motivado
para seguir investigando con la policía en un caso del todo realista, basado en
hechos totalmente actuales.
Los dos primeros casos se llevan a cabo de la misma manera,
mediante una bomba en el coche. En un principio no parecían tener nada en
común, aunque luego veremos que el punto de unión entre los asesinados residía
en el dinero: «relacionar los dos asesinatos. Por supuesto, el tercer atentado también tiene que ver
con el falseo de datos económicos y el cuarto es el detonante para que los
propios asesinos se entreguen pues la víctima no fue la directiva bancaria sino
el aparcacoches que intentaba sacarle el vehículo. El comando pretendía hacer
justicia con todos los hipócritas que se jactan de que todo va bien cuando en
realidad ni es así.
Lo mejor de las novelas de este escritor son las ausencias de
lo escabroso, la impecable narración, el uso del humor para quitar gravedad a
los hechos y excusa para denunciar los abusos sociales, la agilidad y el ritmo
que no llega a ser trepidante pero sí continuo, la manera en la que nos
presenta las desigualdades sociales, los rasgos más macabros de esta sociedad,
los desequilibrios económicos, los desmanes de los poderosos y el poder de la burocracia que asfixia al débil y
protege al “hipócrita”.
Para resumir y animaros a conocer a este escritor, os diré
que, el libro resulta entretenido y crítico con la sociedad en la que vive; se
trata de un thriller muy ligero, sin sobresaltos, en el que el autor nos hace
una crítica social y política bastante dura de la sociedad griega.
La historia está contada en primera persona y de
forma muy sencilla. Quizás lo que más me ha costado al leerlo es el montón de
nombres propios en griego, que han hecho que me pierda un poco, con una trama
interesante que te hace pensar; décimo tercer libro de la saga del comisario
Kostas Jaritos, de ágil lectura, y a diferencia de alguno de los títulos
anteriores te mantiene en vilo hasta el final.
Una
novela policíaca que, junto a una dosis de crítica social, te dejará intrigado
hasta la última página. Os
gustará.
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