sábado, 30 de enero de 2021

Volver a casa, Yaa Gyasi

Cuando te llega una autora joven y desconocida, la verdad que lo agradeces con la esperanza de dar una oportunidad a alguien a quien no le precede la fama. No había escuchado nada acerca de la escritora estadounidense de origen ghanés Yaa Gyasi, y menos de esta su primera novela, que desde el principio me recordaba a las series de esclavos que acompañaron mi adolescencia, ha resultado ser una historia con una trama que no deja indiferente a nadie por mucho que la misma nos resulte familiar, un viaje en el tiempo cuyos inicios se remontan al siglo XVIII en la actual República de Ghana y Norteamericana hasta el presente. 

“Hijas de una misma madre y de padres pertenecientes a dos etnias distintas, Effia y Esi son dos hermanas de sangre que nunca llegarán a conocerse. Sus caminos están irremediablemente destinados a separarse: así, mientras Effia es obligada a casarse con un gobernador inglés y a residir en una fortaleza junto a la costa, Esi es capturada y enviada como esclava al sur de Estados Unidos”.

Volver a casa narra tres siglos de historia a partir de las vidas de ambas protagonistas, que nunca llegarán a conocerse, trazando la narración el devenir de las dos ramas de la familia en el marco de una serie de relevantes acontecimientos históricos:: las guerras tribales, el negocio del cacao, la llegada de los misioneros, la Ley de Esclavos Fugitivos de 1850, la Gran Migración Negra, la lucha por los derechos civiles y el renacimiento de Harlem en los años veinte, hasta llegar a la epidemia de heroína de los setenta.

No es una novela histórica, sino una historia íntima sobre dos familias. En cada capítulo, un personaje representa a una generación y, a través de su vida, nos situamos en un momento histórico concreto. Es una historia de historias que nos permite descubrir lo que va ocurriendo en las dos familias: la de los descendientes de Effia, que parten de una situación de poder, y la los de Esi, que viven en la pobreza y la esclavitud. Es un libro perfecto para acercarse a la historia de ese desgraciado episodio de la humanidad. Leída como una novela o un conjunto de relatos es perfecta si buscas algo fácil, pero no simple, que te mantenga interesado hasta el final. Nuestra joven escritora, escribe una novela honesta, en la que no solo dibuja el desastre que los colonos dejaron para siempre en el pueblo africano, también perfila la responsabilidad de África en su propio desastre.

Cada capítulo de esta novela está protagonizada por un personaje diferente. Comenzamos con la historia de Effia y seguimos con la de Esi y ambas serán las antecesoras de las personas que darán título a cada uno de los capítulos posteriores, que abarcarán más de dos siglos de Historia de Ghana y de Estados Unidos. A lo largo de sus capítulos se hablará del racismo, del machismo, del esclavismo, de la cultura africana y de la cultura afroamericana, de las drogas, del trabajo… Cada uno de los personajes tiene sus propios retos: a veces los superarán y otras veces se verán vencidos por la sociedad que les tocó vivir.

Sin duda el árbol genealógico que te encuentras en el inicio del libro, resulta muy muy práctico para conocer o recordar la rama de la que proviene cada uno de los protagonistas. He de decir que el libro es entretenido e ingenioso, se lee con bastante facilidad, pero a la vez me solivianta el hecho de que Yaa Gyasi parece repartir con mucho cuidado las culpas de la trata entre europeos y africanos. En trescientas setenta páginas consigue contar tres siglos de manera brillante y asequible a través de la alternancia de dos ramas familiares que avanzan de forma paralela en el tiempo gracias a la narración de sus descendientes. Aunque cada capítulo se centra en un personaje distinto, en ningún momento sientes que haya desconexión, al contrario, la autora, hila y entrelaza a la perfección cada personaje y momento histórico. El lenguaje de Yaa Gyasi es directo y poético al mismo tiempo, los sentidos se agudizan en cada línea, no dejando al margen ni siquiera los paisajes que los rodean, naturales o urbanos se llenan también de matices sensoriales que nos permiten transportarnos a los inmundos calabozos del Castillo del Cabo, la tierra roja y cálida de los asante, la oscuridad de las minas de Pratt City o la hermosa bahía de Chasepeaky.

Os la recomiendo aunque a veces resulta una lectura dura y oscura, sin embargo no hay victimismo ni melodrama, resulta cómoda por lo mucho que ya se ha escrito acerca de la esclavitud, una historia sobre historias contada desde el lado más humano de esta afroamericana que promete en el campo de las letras. Os gustará.

“Lo que haces por ti se desvanece cuando mueres. Lo que haces por el resto conforma tu legado”.

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