miércoles, 6 de enero de 2021

Delparaíso, Juan del Val

 

Cuando se vive un encierro involuntario como los que estamos viviendo en estos últimos tiempos, que llamen a tu puerta y una amiga te visite en la distancia y te deje como compañía un libro, la verdad que no tiene precio. Mi querida SitaNines, no vino sola, “Delparaiso” venía con ella, este simpático y entretenido libro se quedó para hacerme pasar un par de tardes de entretenimiento y como siempre vaya por delante mi agradecimiento y cariño a una de las personas que sin duda merece el “Paraíso”.


“Delparaíso” es un lugar seguro, vigilado las 24 horas. Las 70 casas de Delparaíso suponen una fortaleza inexpugnable, pero en su interior se expande con la misma facilidad que fuera el miedo, el amor, la tristeza, el deseo y la muerte. ¿Acaso tiene sentido protegerse de la vida?. Es, dicen, una de las urbanizaciones  más seguras de Europa. Las vidas de los habitantes de Delparaíso se enredan con la misma facilidad que las de cualquier vecino, pero puede que no todas sean tan anodinas como parecen. Detrás de cada puerta se esconde una historia diferente. Y cuando esas historias se cruzan el resultado puede ser como una bomba lanzada en mitad de la aparente paz”.


Nunca había leído nada de Juan del Val, de hecho me sonaba su nombre pero asociado a la televisión y a otros medios de comunicación, aunque no tiene la calidad literaria de otros escritores, reconozco que ha sabido plasmar los rasgos de este mundo hermético, tan particular que aunque lejano no nos es desconocido y con el que sin duda no me identifico. Puede resultar una lectura frívola por su aparente sencillez, incómoda y divertida, pero debajo de estas historias existe un dilema moral que no deja indiferente a nadie.

Novela coral de innumerables personajes con vidas particulares que acaban entrecruzándose en un argumento que parece un “Gran Hermano” en plan urbanización de vecinos de la vida real, donde la condición humana se refleja en sus más diversos aspectos, guiados por un repertorio de sentimientos muy bien administrados.

Juan del Vals escoge a seis familias que viven en esta urbanización privilegiada para adentrarse en sus hogares y destripar sus secretos, mentiras y misterios. Todos sus miembros provocan relaciones imperfectas que sirven para aparentar de puertas para adentro y para afuera sus comportamientos sociales en lo que es la burbuja del dinero.

Todas tienen en común el escenario en el que suceden, podríamos decir que esta historia es la unión de varias de distintos personajes, por lo que cada uno de nosotros nos identificaremos o rechazaremos unas u otras, dependiendo del momento por el que estemos pasando. He tenido la sensación de que algunos relatos se quedaban a medias, que con algunas páginas más hubieran quedado más completos y por el contrario, a otras les sobraban.

Los dilemas morales aparecen como un hilo conductor, nos acechan hasta provocar opiniones  diversas por la complejidad de las relaciones humanas que dan vida a estas historias, la manera de comunicarse entre padres e hijos, las diferentes formas de entender el sexo o el matrimonio, esas familias destrozadas que aparentan ser perfectas y esa forma metafórica de mostrarnos, que cada uno vivimos en nuestro particular nicho de confort.

Me he imaginado a la perfección ese espacio físico al que solo se puede pertenecer si eres parte de lo más selecto y adinerado de una clase marcada por su poder adquisitivo, sin poder evitarlo lo he situado en Madrid, tipo Moraleja y esos sitios, un lugar con cámaras, vigilantes de seguridad, barreras en las que tienes que parar para acceder a las viviendas…, vamos el control en estado puro; el típico “Paraíso” en el que “dinero no es sinónimo de feliz”, es justo como lo había imaginado, más infelicidad de la que se puede digerir.

Muestrarios de vidas como las de Sergio y Yolanda, la familia feliz que lo es de puertas para fuera pero que su vida en el interior de su hogar es casi un infierno, que luchan por seguir viviendo en un lugar que no pueden pagar; Luis y Eli, que saben que su matrimonio está roto pero siguen ahí; Lorena y Luca cuya pasión sigue casi como el primer día pero cuyos principios e intereses son totalmente distintos; Mayte, quién para mí es una de las mejores de esta historia, una mujer hecha a sí misma, que está ahí porque puede estarlo y a quien le da igual lo que piensen de ella, y Pablo y Gloria, los últimos en llegar y que han encontrado una seguridad que necesitaban para seguir viviendo. Al fin y al cabo familias más o menos normales pero en un lugar en el que las apariencias importan, y mucho.

Yo diría que “Los ricos también lloran”, vamos que en Delparaíso encontramos problemas de drogodependencia, problemas financieros, homosexualidad tardía, robos, suicidios, infidelidades, malas relaciones entre padres e hijos, estafas, ricas camufladas, soledades…, es decir como todos los mortales pero con un falso glamour, en el que parece que el lujo es más un castigo que un premio, que vivir con más agudiza esos problemas que parecen reservados a los pobres.

Los personajes me han hecho disfrutar, al principio parecían fríos e insulsos pero reconozco que representan muy bien las diferencias sociales, sin duda me quedo con los cuatro primos rumanos que representan la felicidad con lo mínimo, la capacidad de adaptación, la resignación de sus destinos y la fuerza para gestionar el hecho de ser chivos expiatorios de todos los males de esta sociedad racista y excluyente.

Narración sincera y escenas descritas sin tapujos, con naturalidad, que muestran mucho más de los personajes de lo que nos cuenta sobre ellos en sus breves descripciones. Una novela sobre la vida y sobre cómo las distintas personas pasamos por ella y la huella que dejamos en aquellos de los que nos rodeamos. Una historia en la que están muy presentes la culpa, la avaricia, los prejuicios, las apariencias pero también el amor, el arrepentimiento, la lucha y la valentía.

Os la recomiendo porque en el fondo es divertida a pesar de las reflexiones a las que te enfrenta, era como estar relatando a una amiga lo que ocurre en un patio de vecinos en modo “vieja del visillo” que todo lo ve y que nada le sorprende. No he contado que esta trama encierra un misterio por resolver al más puro estilo detectivesco y que mantiene el interés de la lectura hasta el final. Espero que os guste aunque he echado en falta un desenlace acompañado de una buena moraleja, que cada uno aporte la suya propia.

“Me callé y no dije nada, porque quien sabe amar a gritos, sabe llorar en silencio".

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