viernes, 19 de julio de 2019

Tus pasos en la escalera, Antonio Muñoz Molina



El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

“Un hombre anticipa con ilusión el momento de reunirse con su esposa mientras ultima los preparativos de su nuevo hogar en Lisboa. Atrás queda una etapa de sus vidas en Nueva York marcada por el indeleble recuerdo del 11-S. Él se adelanta con la mudanza mientras Cecilia organiza el traslado de su proyecto científico sobre los mecanismos neuronales que rigen la memoria y el miedo.
   Un tranquilo barrio de Lisboa ofrece la promesa de un futuro que él se esmera en preparar con minucioso detalle. Pero incluso el refugio buscado y la rutina más apacible pueden resultar desconcertantes cuando la sospecha de una amenaza incierta altera su espera”.

Gestionar la decepción de una novela a la que avalaba un nombre como el de Antonio Muñoz Molina, no es algo para lo que estoy preparada, lo digo con ironía y precaución, porque vaya por delante que mi reseña es solo la opinión de una lectora, eso sí, algo indignada ante lo que para mí parece una “tomadura de pelo”.
Dice el final de la sinopsis: “novela de suspense psicológico en la que la memoria, la razón y el miedo son los elementos que determinan la realidad tangible. Sutil y progresivamente Antonio Muñoz Molina muestra que sometida a la lente de un microscopio, la realidad desvela fisuras que pueden derrumbar lo que con tanto cuidado nos hemos contado sobre nuestras vidas”. Por partes, lo del suspense lo he buscado tanto que he desistido sin haberlo encontrado, francamente dudo que exista y el resto de lo que arriba nos cuenta, me he perdido en “tangible”, de manera que no puedo decir que me haya servido para aclarar el argumento o las pretensiones del escritor.
He querido reconocer tres momentos en este libro de algo menos de trescientas páginas, un inicio donde esperas que se genere cierto interés por la historia, una mitad puramente descriptiva y anecdótica que ya pone en peligro la escasa atención generada y un final donde acabas convenciéndote que las hojas se pasan sin ocurrir nada más allá de las descripciones detallistas y accesorias que acaban saturando al lector más entregado.
Puede que esta visión de la novela me venga del hecho de haber pensado que me iba a encontrar con la historia de dos ciudades, Nueva York y Lisboa, algo erróneo y producto de mi fantasía; a cambio me he topado con una mezcla de vivencias personales y apocalípticas, de fines de varios mundos y de juicios finales que si no han llegado nos van a caer sin piedad.
Cincuenta y dos capítulos insufribles, los mismos que me he terminado con la esperanza de un desenlace que me compensara tal esfuerzo. Repertorios de temas que van desde el Atentado de las Torres Gemelas, la destrucción del planeta y el verano asfixiante a la reconciliación más íntima con uno mismo.
Hay que ser osada para decir que me ha resultado aburrida, lenta y tediosa la última novela de Antonio Muñoz Molina, pero mentiría si dijera lo contrario. Es desconcertante y creo que responde al éxito comercial o a una buena campaña promocional el hecho de haberla vendido como una obra a la usanza de este gran escritor, decir que es un thriller psicológico es una broma pesada y un resbalón para los que tanto amamos ese género.
Creo suficiente con lo dicho para no recomendarla, está claro que ni me ha cautivado ni será inolvidable ni siquiera por el hecho de haber utilizado Lisboa como referente geográfico, hasta en eso se ha quedado corto. Lo de siempre, solo soy una lectora que le gusta disfrutar de los libros y de buenas lecturas.

“Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño”.

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