El hecho de leer tanto y contar con
poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que
comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar
sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que
consiga acortar el número de comentarios pendientes.”
Sandra
Valdés estudió Historia aunque trabaja con un contrato basura en la tienda de
ropa perteneciente a una cadena en Madrid. Y es que el trabajo en lo suyo está
muy mal sobre todo si no te quieres dedicar a la docencia. Por eso cuando
recibe la llamada de un amigo de toda la vida de sus padres preguntándole si
está interesada en realizar una biografía por encargo de Ofelia Arráez, gran
empresaria en el mundo de la moda del calzado, aunque no es lo que más le
apetece, y menos teniendo en cuenta que volvería a Monastil a casa de sus
padres, acepta el reto.
Lo que no imagina Sandra es
que a lo que tendrá enfrentarse y el cambio que ese trabajo supondrá en su
vida, ni imaginar los secretos que se ocultan en los noventa
años de esa mujer contradictoria y poderosa, sin saber que lo que va a
descubrir cambiará también su vida. Como es habitual en las novelas realistas
de Elia Barceló, la historia se articula en dos tiempos.
El pasado está lleno de secretos, de malentendidos, de versiones que no
casan entre sí. En su propio pueblo, Sandra irá descubriendo que nada es lo que
parece, que la vida está llena de sorpresas y no todas son agradables.
Aunque
la sinopsis puede decirnos todo de la novela, en realidad es la historia de una
investigación que desvelará los secretos del pasado que irremediablemente
alcanzan el presente. La historia de dos mujeres valientes que afrontaron el
riesgo de vivir bajo su determinación y deseos. El propio título lo dice, el
pasado se deja sentir como el eco que nunca se marcha, de hecho esta autora
destaca por el buen hacer narrativo y la cierta complejidad en la estructura temporal de sus
novelas, a las que dota de complicadas historias que se cruzan en los momentos
más inesperados. No hay que perder el referente que nuestro presente es
producto del pasado y por eso es importante sacarlo a la luz.
No es
una novela superficial, su estructura es algo compleja y original, de lectura
fácil y asequible que te engancha hasta el final por las dosis de intriga y
realismo con las que trabaja la autora. Todo esto nos llega a través de los
secretos, las mentiras, las pasiones, el deseo, la culpa, la ambición…, como
piezas de un rompecabezas que debemos cuadrar si se quiere resolver el
acertijo.
Se
impone la reflexión y la batería de preguntas que irremediablemente nos hacemos
en el transcurrir de nuestra existencia.
Dos
tramas interesantes por igual, cuyo potencial radica en sus propios personajes
potentes y bien caracterizados en un ambiente provincial y en el marco de las
modas. Sin duda esos personajes son otro punto fuerte de la novela, son
humanos, reales, bien dibujados y construidos, del día a día, expuestos a la
crítica de quienes les observan.
Narrada
con varias voces, por un lado la de Sandra que nos ofrece en primera persona el
desarrollo de la investigación, y por otro un narrador omnisciente que nos
aportan datos de un extraordinario fresco del siglo XX, desde el final de la
Guerra Civil hasta el desarrollismo económico a través del resto de los
personajes; junto a la aparición de cartas y extractos de escritos de otro
personaje, Selma, la labor del lector es ir cuadrando piezas y disfrutar de las
enormes sorpresas que nos regala la autora a lo largo de esta historia.
Tengo que destacar grandes denuncias presentes en
la novela: la precariedad laboral, la fiebre del ladrillo, los nuevos ricos...
masiva construcción y destrucción de zonas costeras.
Novela
intimista, bien escrita y narrada, tierna, ácida e incisiva de una saga
familiar donde el amor y el tiempo son valorados como bienes preciados,
expuesta en dos tiempos que consiguen casar en un final creíble y bien acogido.
Muy
recomendada aunque aviso que nada es lo que parece y que los problemas de esta
sociedad moderna como la soledad, la discriminación y el peso del pasado cobran
vida propia en una historia que hay que reflexionar. Os gustará.
“El pasado solamente existe en las
palabras con las que se cuenta”.
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