viernes, 12 de julio de 2019

Naturaleza casi muerta, Carme Riera


El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.

En noviembre de 2007 el estudiante Erasmus Romain Lannuzel, alumno de la Universidad Autónoma de Barcelona, desapareció misteriosamente sin dejar rastro. El hecho, todavía no esclarecido, da pie a esta novela, que parte, asimismo de otra misteriosa desaparición, la de Costantinu Iliescu, estudiante rumano. Su novia y dos de sus compañeros Erasmus denuncian los hechos y remueven cielo y tierra para encontrarlo, pero tanto la policía como las autoridades universitarias creen que Iliescu se ha marchado voluntariamente. Sin embargo pronto tendrán que cambiar de opinión. Los acontecimientos que se suceden tras la desaparición del estudiante rumano evidencian que algo terrible, oscuro y macabro está pasando en la universidad.
Un equipo de policías, entre los que destaca la subinspectora Manuela Vázquez, inicia una exhaustiva investigación en la que las pistas falsas y los posibles sospechosos se multiplican. Pero a pesar de sus pesquisas y esfuerzos no logran encontrarlo. En la mente de profesores, policías y alumnos se cierne la espesa sombra de quien parece ser un meticuloso y sanguinario asesino”.

Durante el periodo estival es raro que este tipo de libro no caiga en mis manos. A decir verdad lo busco casi como una obligación. Me sorprendió que Carme Riera hiciera una incursión en la novela negra, al parecer la primera y la última de sus experiencias en dicho género.
Naturaleza casi muerta parte de un suceso real: la desaparición de manera misteriosa de Romain Lannuzel en el 2007, un estudiante francés con una beca Erasmus en la Autónoma de Barcelona, del que no se ha vuelto a saber nada.
Riera crea una situación pareja con Iliescu, un becado Erasmus, cuyo paradero se pierde quedando solo la búsqueda de él por parte de dos compañeros de estudios. Poco a poco la propia Universidad se involucra pero la ocupación de la misma por los ‘antibolonia’ le resta efectividad, más aún creyendo los demás que se ha marchado voluntariamente. Aunque todos los componentes básicos del género negro están aquí presentes la autora ha querido ir más allá transmitiendo sentimientos diferentes de los habituales ligeramente hitchcocknianos como la impotencia, la incredulidad, la burocracia o la frustación. Esa veta individual ahonda en cada uno de los personajes sacándolos del escenario y colocándolos en la vida real, sintiéndolos cercanos.
Novela que engancha desde el principio convirtiéndose en la lectura de “piscina” entretenida y con garantías de terminar. Alejada del género detectivesco dónde uno o varios son los iluminados mientras son demás son medio tontos. Riera focaliza diferentes personajes o situaciones para ir cambiando rápidamente a otros. Este efecto crea un ritmo y una tensión compleja aunque también apela a la complicidad del lector haciéndole saber más que los propios personajes.
Lenguaje claro y sencillo. Narrada en tercera persona con la presencia de numerosas voces y escenarios y otras historias hilvanadas a la perfección que aportan ritmo y tensión al argumento inicial. Personajes creíbles y cercanos que protagonizan los momentos de máxima tensión del relato.
La crítica social tan ligada a la novela negra subyace tras el relato tanto de profesiones o gremios como de la sociedad en general. Los profesores y sus intereses no salen bien parados, tampoco los estudiantes y sus tretas, el clasismo de nuestro mundo siendo el desaparecido de la Europa del este desnuda nuestras carencias.
Curioso el guiño a Vázquez Montalbán a la hora de llamar a la subinspectora encargada del caso de la misma manera.
Novela negra entretenida, con buenas dosis de intriga y despliegue de pistas que te involucran en la historia aunque los personajes resultan algo frágiles. El final no me ha convencido y no ha dado respuestas a todas las preguntas que impulsaron el hilo argumental. Muy recomendable, lectura agradable que espero que os guste.
“En cada paseo por la naturaleza, uno recibe mucho más de lo que anda buscando”.

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