El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un
desafío a la hora de llevar al día el blogg en el que comento mis lecturas; es
por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo
obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de
comentarios pendientes.
Es habitual estar atenta a las “segundas partes” de
novelas que quedan abiertas en sus tramas y que amenazan con tener incluso una
tercera y más. En el momento en el que vi en los escaparates de las librerías “La
Quinta Víctima”, supe que J. D. Barker había vuelto con su repertorio de terror
físico y psicológico y su abanico de perrerías espeluznantes. Tras su lectura
confirmo que ante un final abierto habrá que esperar una última entrega que
cerrará esta frenética y cardíaca trilogía.
“El
FBI ha retirado del caso Anson Bishop (el asesino de El Cuarto Mono) a Porter y
su equipo, que pronto se enfrentan a una nueva serie de asesinatos: tras estar desaparecida
durante tres semanas, el cuerpo de Ella Reynolds aparece en un estanque del
Parque Jackson, aunque el agua hace meses que se heló. Además, lleva la ropa de
otra joven desaparecida hace tan sólo dos días. Porter y su equipo empiezan a
reconstruir las pistas de este nuevo caso y, al mismo tiempo, en secreto,
Porter sigue el rastro de Anson. Cuando sus superiores lo descubren, Porter
queda suspendido de sus funciones mientras Clair y Nash buscan al asesino del
lago. La pista de Anson llevará a Porter desde Chicago hasta Nueva Orleans y a
Carolina del Sur. A cada paso que da, Anson parece estar manipulando los
acontecimientos, siempre un paso por delante y Porter se da cuenta de que el
único lugar más oscuro que la mente de un asesino en serie es la de la madre
que le dio la vida”.
Lo primero recomendar la lectura del “Cuarto Mono” antes que
entrar en la “Quinta víctima”, solo así se entiende la oleada en cadena de crímenes
protagonizada por este asesino en serie. Lo bueno de este género es lo adictivo
que resulta desde el principio y la manera de enganchar a través de una acción
dividida en diferentes líneas encaminadas a la caza de este criminal.
Resulta en su argumento más compleja que la anterior, más
abierta en su conclusión y por tanto difícil de aventurarse en la trama de la
tercera entrega. Menos impactante aunque más descriptiva que "El cuarto Mono" y por supuesto no apta para
todos los públicos. Retorcida y sádica con grandes giros argumentales que
secuestran nuestra atención.
Me atrevería a decir que se convierte en una novela coral por
el exceso de personajes que aparecen y el despliegue de datos de cada uno de
ellos, tanto que sus papeles roban protagonismo al asesino haciendo de sus
actos intervenciones secundarias.
Novedosa resulta la narración “epistolar” de la infancia del
asesino a modo de diario, exposición que nos aporta datos para entender los
comportamientos de esta alma diabólica.
Personajes y víctimas bien seleccionadas y justificadas
aunque como lector llegue a crearse una confusión entre quién mata y quién
muere y el por qué.
A pesar de que hay partes muy relacionadas con la entrega anterior de
la trilogía, otras no mantienen vinculación ninguna.
Estructurada en capítulos breves que se alternan entre los
recuerdos y la familia del asesino y la trama que avanza imparable con una
crudeza de escena que te obligan a cerrar los ojos.
Mi opinión humilde es que por supuesto no decepciona y menos
cuando ya sabes y encuentras lo que buscas al elegir este thriller del género
de novela negra; ahora bien, por momentos el autor complica en exceso las
tramas en un esfuerzo por evitar lo
previsible y sacrifica la lógica y lo evidente en el último momento con el
propósito de garantizar atención y espectáculo.
Demasiadas torturas y cortes de capítulos que quedan sin
resolver que no serán motivos suficientes para no leer lo que está por venir.
Os gustará.
“No puedes jugar con Dios sin conocer bien al Diablo”.
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