domingo, 30 de junio de 2019

Piedras Negras, Eugenio Fuentes



El hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“Corre el año 2004. Marta Medina, la miliciana violista de aquella novela, muere en Francia, donde ha vivido exiliada casi toda su vida. En su testamento encomienda a su nieta Marthe que viaje a España para encontrar al hijo que se vio obligada a dar en adopción nada más nacer, en plena guerra. El detective Cupido localiza en Toledo al hijo de Marta, que fue adoptado por una poderosa familia y hoy es un rico empresario que se niega a creer la teoría sobre su verdadero origen”.
“Marthe decidirá viajar a España desde Toulouse, para cumplir el último deseo de su abuela, exiliada política en Francia, y recién fallecida: encontrar a un hijo robado durante la guerra civil. Para iniciar la búsqueda contratará al detective Cupido. El investigador descubrirá que el hijo robado aún vive, cuenta con 66 años, se llama Alejandro Garcilaso, y es un prohombre de Toledo. Garcilaso no deseará escuchar la historia que le cuentan Marthe y Ricardo Cupido sobre que él fue un niño robado —dispone de otros graves problemas—, por lo que la muchacha regresará desengañada a Toulouse. De manera incompresible, la hija de Alejandro Garcilaso morirá asesinada y su cadáver aparecerá representando una recreación truculenta inspirada en la Inquisición. Alejandro Garcilaso deseará llevar una investigación al margen de la policía y para ello contratará a Cupido”. 
Desde que descubrí a Eugenio Fuentes y su detective Ricardo Cupido, no he dejado de leer todo lo que ha escrito y escribe. La construcción de este personaje que aparece en sus novelas no responde al borracho expedientado, mal vestido con fracasos matrimoniales, desarraigado de las familias y con grandes problemas a la hora de relacionarse; para nada es así, al contrario, conquista a los lectores que reciben de buen agrado este cambio de registro hacia quien lleva el peso de la resolución del misterio.
Eugenio representa la novela negra tranquila, desprovista de esa violencia y crueldad a la que estamos acostumbrados y demuestra con ello que enriquecer este género no va en consonancia con los grados de dicha violencia y crueldad.
Séptima entrega de los casos del detective Cupido, narrada en tercera persona despliega una trama que tiene como punto de partida el atentado de los trenes de Atocho en Marzo del 2004. Ambientación bien cuidada tanto en los escenarios dentro como fuera de España; un relato que parte de un encargo y cuya trama despliega ramificaciones que nos van atrapando y enganchando página a página.
No escatima a la hora de construir sus personajes ni en abordar temas de aplastante actualidad, la burbuja inmobiliaria, los niños robados de la guerra, la fuerza de clanes familiares, la corrupción de la Iglesia y la frágil bonanza económica; todo para crear un relato con buen ritmo, giros argumentales continuos y tensión narrativa que nunca decae.
Un encargo resulta ser el punto de partida de la historia que rompe su sencillez a mediado del relato cuando hace aparición un crimen que acaba siendo el verdadero detonante de esa petición inicial. Las familias y sus secretos hacen su aparición con sus particulares e inolvidables fantasmas.
Recomiendo todas las obras de Eugenio Fuentes por lo amena e instructivas que son y además porque se pueden leer de manera aislada y todas mantienen el mismo esquema narrativo, es hoy por hoy uno de los escritores que con su prosa limpia e intensa más te hacen disfrutar de una historia bien contada.
“Lo malo de las historias de los viejos es que dan poco tiempo para resolverlas. No les falta mucho para morir y las historias se desvanecen con sus propias vidas”.

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