El
hecho de leer tanto y contar con poco tiempo supone un desafío a la hora de
llevar al día el blog en el que comento mis lecturas; es por eso que faltando a
mi costumbre de no copiar sinopsis de los libros, me veo obligada a utilizarlas
al menos hasta que consiga acortar el número de comentarios pendientes.
“Adelaida
Falcón, una maestra caraqueña, fallece tras una larga enfermedad. Su hija
Adelaida, de treinta y ocho años, no tiene a nadie y vive en una ciudad donde
la violencia marca el ritmo diario de la existencia. Poco tiempo después del
entierro, encuentra su casa tomada por un grupo de mujeres a las órdenes de la
Mariscala. Llama a la puerta de su vecina sin hallar respuesta: Aurora Peralta,
a quien todos llaman «la hija de la española», ha muerto. En la mesa del salón,
una carta le comunica la concesión del pasaporte español: un salvoconducto para
huir del infierno”.
La novela me atrajo por su título y me sorprendió por el
contenido. No tenía ni idea de las fuertes connotaciones políticas de este
relato de algo más de doscientas páginas. Para adentrarme en sus historia tuve
que buscar información acerca de la escritora y sabiendo que era periodista comprendí
algo más esta novela venezolana con tintes de fuerte crítica a la Dictadura de
Maduro. Al principio te hace compartir lo relatado con otras sociedades
victimas de procesos dictatoriales, pero a medida que avanza asumes que está
muy focalizada en Venezuela y que sus situaciones son estrictamente
relacionadas con la ambientación de ese espacio de América Latina.
Narrada con mucho dramatismo desde la mirada del desarraigo y
las heridas por cicatrizar de su propia experiencia, intimista y valiente, no
me atrevo a decir si oportuna u oportunista.
Tiene un inicio muy bueno, la atención queda secuestrada a merced
de una lectura que se intuye breve pero intensa bajo el escenario político del
Chavismo y Maduro. Aquí en este espacio la autora nos cuenta los avatares de
Adelaida Falcón utilizados para denunciar los abusos y tiranía del que son
víctimas la mayoría de los personajes del relato.
Escenarios muy bien descritos que invitan a una reflexión
profunda, una ficción detrás de la cual se esconde la más cruda realidad. Los
temas que utiliza la autora para dotar de esa crueldad a la narración van desde
los recuerdos, la crisis de identidad, el peso de la memoria y la herida de la
emigración, emociones que transmiten en muchos momentos angustia y asfixia emocional.
Personalmente me ha resultado dura y cruel, la he vivido como
el retrato de una mujer con grandes soledades y un repertorio de hechos que
hacen pensar en un país inmerso en la violencia. Hay que leerlo sin prejuicios
y con la intención de disfrutar y valorar todos los puntos de vista de la
percepción de realidades muy concretas. Os gustará.
“No estás en este mundo para cumplir las expectativas de
otros, estás para cumplir las tuyas propias”.
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