lunes, 4 de junio de 2018

La novia gitana, Carmen Mola


Ya era hora de disfrutar de una lectura apasionante. En las últimas reseñas he dejado patente mi disgusto por no encontrar el libro que me quedara con la boca abierta, o lo que es mejor, con ganas de más. “La novia gitana” presenta una sinopsis ajustada a la calidad de lo narrado y eso es muy de agradecer. Impresionantemente bien escrita y con el deseo de un “continuará…”
“En Madrid se mata poco», le decía al joven subinspector Ángel Zárate su mentor en la policía; «pero cuando se mata, no tiene nada que envidiarle a ninguna ciudad del mundo», podría añadir la inspectora Elena Blanco, jefa de la Brigada de Análisis de Casos, un departamento creado para resolver los crímenes más complicados y abyectos.
Susana Macaya, de padre gitano pero educada como paya, desaparece tras su fiesta de despedida de soltera. El cadáver es encontrado dos días después en la Quinta de Vista Alegre del madrileño barrio de Carabanchel. Podría tratarse de un asesinato más, si no fuera por el hecho de que la víctima ha sido torturada siguiendo un ritual insólito y atroz, y de que su hermana Lara sufrió idéntica suerte siete años atrás, también en vísperas de su boda. El asesino de Lara cumple condena desde entonces, por lo que solo caben dos posibilidades: o alguien ha imitado sus métodos para matar a la hermana pequeña, o hay un inocente encarcelado”.
Aunque la sinopsis se alarga, prefiero dejarla aquí y no desvelar más de la novela. Dentro del género negro, policiaco, de suspense y terror; cuenta con todos los ingredientes necesarios para mantenernos pegadas a estas páginas desde el momento uno. Hay cierto misterio alrededor de la autora que se presenta bajo un seudónimo, pero eso es irrelevante, personalmente me ha recordado a Pierre Lamaitre por el ritmo frenético de las acciones, los giros argumentales, la expectación que genera cada fin de capítulo y la tensión narrativa que no decrece en ningún momento del relato.
Trama compleja y bien trazada. Parte de dos historias paralelas, una de ella se desarrolla a modo de prólogo al inicio de cada una de las cinco partes en la que está estructurada la novela, escrita en cursiva, marcando la diferencia con respecto al nudo principal. A su vez, 78 capítulos de una brevedad agradecida sirven para poner en escena las ramificaciones de una historia llena de subtramas que sin duda y a juzgar por el final, vaticinan una serie al cargo de nuestra potente investigadora, Elena Blanco.
Ambientada en Madrid, cuenta con una calidad narrativa de lujo contada por un narrador omnisciente que en tiempo presente nos atrapa y sumerge en una investigación coherente y creíble, descargada de sentimentalismos y adornos, aunque con una cuidada intención de no herir al lector. No quiere decir esto, que no asistamos a escenas de una crudeza y repugnancia que nos acaben poniendo a prueba, pero para nada hace peligrar la lectura ni plantear el abandono de la misma.
Es difícil decidir que ha sido más relevante, la trama o los personajes; definitivamente creo que la grandeza de ambos elementos es lo que hace de “La novia gitana” una novela que avanza descomunalmente en el tiempo y en el espacio.
Son protagonistas con personalidades muy potentes, construidos a la perfección, con rasgos que los hacen únicos y con pasados que marcan el devenir de la propia historia. Elena Blanco representa el elemento femenino que coordina la investigación y cuya trayectoria de vida se va a ver salpicada por uno de los casos más determinantes de su carrera policial.
Quiero hacer referencia a los innumerables temas de radiante actualidad que aborda con inteligencia y valentía; la homosexualidad, el racismo, el Alzheimer, las costumbres y como no el papel de las redes sociales. Para cerrar los elogios de “La novia gitana”, quiero avisar del final de “traca” que pone cierre a lo que a mi humilde parecer tiene toda la pinta de ser la primera de una larga serie de entregas de la Brigada de Análisis de Casos de la inspectora Blanco.
Podría alargar mis buenas impresiones pero queda patente lo mucho que me ha gustado y por tanto el grado de recomendación que se deja ver en la reseña. Bien escrita, perfectamente narrada y mejor construida…, de manera que “a por ella”.
“El infierno existe y ahora sé que su horror está hecho de jirones del Paraíso”.

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