viernes, 1 de junio de 2018

Chamán, Noah Gordon



Para cerrar un mes de lecturas muy variadas, me he parado delante de las estanterías de libros leídos hace décadas y he decidido volver a disfrutar de “Chamán”, la segunda entrega de la saga de médicos Cole que tuve la oportunidad de leer lo que hoy me parece casi una eternidad.
“Escocés y vástago de una familia que ha practicado la medicina a lo largo de generaciones, el doctor Robert Judson Cole debe dejar su devastada tierra por razones políticas y emigrar a las nuevas tierras de América, tras llegar a Boston y trabajar con el eminente cirujano Oliver Wendell Holmes, seguirá camino rumbo al oeste hasta la frontera de Illinois y de allí a las tierras castigadas por la guerra de Gettysburg, un territorio que los colonos todavía no han podido arrebatar a los indios sauk, y donde le esperan las experiencias más intensas su vida profesional y sentimental”.
El escritor Noah Gordon es uno de mis preferidos, hoy por hoy creo haberlo leído todo, pero he de confesar que comencé hace muchos años a seguir su trayectoria literaria y en ocasiones me propongo reseñar novelas que dejaron en mí una sensación muy agradable.
“Chamán” es una historia de aventuras ambientada en la tierra de las oportunidades, en la colonización y conquista del Oeste americano, allí donde los reductos de indios nativos tuvieron que hacer frente a la llegada de oleadas de inmigrantes deseosos de una vida mejor. La ambientación es impecable tanto que llegan a ser excesivas, es quizás la parte más criticada de la novela aunque gracias al trabajo como documentalista, Noah Gordon permite hacernos una idea del episodio secesionista americano y dibujar un retrato de una época marcada por las relaciones interraciales y culturales del extenso continente americano.
Narra dos historias de dos generaciones de hombres dedicados al estudio de la medicina, padre e hijo, el segundo conocido con el apodo de “chamán”. Se les consideran descendientes de “El Médico”, aunque como lector chirria los siglos que han transcurridos desde aquel hombre del medievo y los protagonistas que se mueven en el siglo XIX. Esta, es una de las razones que hacen independiente la lectura de la novela aunque las referencias familiares sean del todo coherentes.
Las comparaciones con esa primera entrega son irremediables aunque no por ello acertadas. Está bien escrito, narración que sigue las líneas habituales de este periodista americano que tuvo sus inicios en los estudios de medicina que después abandonó y de los que hay buena cuenta en sus relatos.
Es un libro bonito muy recomendable para los que se inician en la afición por la lectura, seiscientas páginas que podrían haberse quedado en algo menos pero que va narrando los avances y transformaciones de la medicina tradicional desde su aparición, así como los efectos de esos cambios a lo largo de los siglos. Además el argumento tiene alguna que otra sorpresa que profundiza en las fracturas emocionales que acarrearon la invasión de los colonos blancos en tierras habitadas por indios que tuvieron que resistir ante su inminente extinción.
Entretenido, tal vez algo más flojo que el anterior pero como lectora y no experta os animo a leerlo, sin prisas sin exigencias y para disfrutarlo. Espero que os guste.
“No pierdas de vista las raíces, los cimientos, las bases de tu existencia…todo lo que no se ve es los que te sostendrá toda la vida”.

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