Existen
momentos en los que ni yo misma sé las motivaciones que me llevan a elegir
ciertas lecturas. Muchas de estas elecciones, vienen determinadas por el hecho
repetitivo, de topar una y otra vez con ejemplares que se cruzan a todas horas
en escaparates, estanterías y centros comerciales; y a fuerza de mirar esa
extraña e injustificada presencia, llegas a sentir la obligación de frenar un
buen día y acabar con un proceso de desplante que tarde o temprano debía tocar
a su fin. Vamos que me lo encontraba allí donde menos pensaba y es la única
razón por la que sucumbí a su lectura. Por lo demás, francamente es el típico
libro que o gusta a rabiar o por el contrario no te deja ganas de volver a leer
nada del mismo autor.
“Desde su
niñez en Alaska, David Winkler ha vivido obsesionado por la nieve. Además,
David tiene un don: a veces puede ver cosas antes de que ocurran. Sus
premoniciones le permiten saber que un vecino será atropellado por el autobús o
que se enamorará de una mujer en un supermercado. Pero cuando David sueña que
su hija se va a ahogar en una inundación sin que él pueda salvarla, toda su
vida se desmorona. Huir de su familia, de su casa y de su propio futuro parece
el único modo de negar el sueño que lo atormenta.
Solo, sin
medios y sin saber si su hija ha sobrevivido o si su mujer ha conseguido
perdonarlo, David tendrá que comenzar una nueva vida. Hasta el día en que deba
enfrentarse a la decisión de buscar a las personas que dejó atrás”.
Anthony Doerr, saltó al mundo literario con “La
luz que no puedes ver”, sobra aclarar que no la he leído y que lo más
probable es que no lo haga. Para ser honestos, he de decir que he tenido que
entrar en otros blogs para saber si las impresiones acerca de esta novela, era algo
exclusivo mío o existían otros lectores con las misma visión que yo. Ha sido lo
peor que he podido hacer, salvo excepciones, a todo el mundo le ha parecido una
genialidad la forma de escribir de este ganador del Premio Pulitzer, todo un
mérito en el campo de la literatura contemporánea.
La sinopsis es de un enganche incuestionable,
despierta curiosidad y te atrapa con fuerza. La trama está centrada alrededor
de un personaje principal que por suerte se ha construido con acierto y
bastante bien definido; ahora bien, el argumento se mueve en unas idas y
venidas constantes en el tiempo y en el espacio que provocan confusión a lo
largo de toda la historia, con cambios bruscos de ritmo, demasiados rellenos en
la narración y escenas que se alargan de manera interminable; esos y otros
detalles hacen de una trama interesante un relato repetitivo y en muchos
capítulos aburrido y carente de algo que hiciera a “Sobre Grace” algo
especial. Resulta muy difícil diferenciar los momentos en los que el personaje
se refiere a sus sueños y los que realmente pertenecen a la realidad. Demasiada
irregularidad en el ritmo que acaba siendo lento ya desde antes de su mitad.
Aún así, es de agradecer que la trama aparezca
dividida en tres partes relacionadas con las vivencias del protagonista, de no
haber sido así, las seiscientas páginas se habrían hecho insufribles, y eso que
acabarlas ha sido todo un desafío. Demasiadas divagaciones, recuerdos, tecnicismos
y descripciones ponen en peligro la esencia de la novela, que sin duda goza de
buena ambientación y paisajes bien logrados. Para terminar mi repertorio de
quejas, he echado de menos personajes secundarios potentes, esos que otorgan
equilibrio a una historia con buen hilo argumental y que acaba maquillando
otros defectos evidentes.
Debo de ser algo “especialita” porque ya digo que
en los blogs aparecen reseñas que nada tienen que ver con la mía, pero es lo
grande de la lectura, que cada uno disfrute y perciba sensaciones diferentes y
no por ello, mejores ni peores. La terminé y la recomiendo, entre otras razones
por el enorme respeto que le tengo a los que ejercen la ardua tarea de
escribir; pero reitero que no es la novela inolvidable y que me confirma que la
etiqueta de los premios no es garantía de calidad. Espero que os guste.
“Nacimos para cometer errores, no para parecer
personas perfectas”.
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