jueves, 1 de febrero de 2018

La isla de las mil historias, Catherine Banner


Nunca me han dado pereza las historias familiares, confieso que Gabriel García Márquez y su “Cien años de soledad”, fue una de las primeras novelas de este estilo, que provocaron en mí una afición que con el paso del tiempo he ido cultivando sin racaneo alguno.  Es casi de manual decir, que le siguió Isabel Allende y “La casa de los espíritus” y luego vino “Las cien voces del diablo” de Ana Cabrera Vivanco y “La casa de los amores imposibles” de Cristina López Barrio. Podría estar nombrando novelas del llamado realismo mágico durante toda la reseña, pero es más apropiado centrarse en la novela de Catherine Banner, en su “isla” y en sus “historias” para contaros mi humilde opinión y vaya por delante de paso, el animaros a leerla por el simple hecho de disfrutar de unos días de lectura llena de imaginación y buenas dosis de Historia.
"Una pequeña isla perdida en el Mediterráneo, entre Sicilia y el norte de África, es el escenario imaginado por Catherine Banner para desarrollar esta cautivadora alegoría sobre la radical transformación de Europa durante los últimos cien años. La historia comienza con la llegada a Castellamare de Amedeo Espósito, un joven originario de Florencia que viene a ocupar el puesto de médico permanente en ese remoto peñón, donde el tiempo parece haberse detenido antes de la primera guerra mundial. Allí establecerá su hogar e iniciará una larga saga cuyos miembros, hábiles narradores de historias, transmitirán de generación en generación los secretos de la familia y los avatares de un siglo vertiginoso y convulso”.
Dentro del género de la narrativa contemporánea, no deja de ser una novela de ficción con rasgos de histórica. La realidad de cuanto acontece en una isla de proporciones mínimas a lo largo de un siglo, nos llega a través de un relato familiar en el que Amadeo Espósito, con “s”, es el hilo conductor y patriarca de un clan que nace, vive y se desenvuelve en un espacio algo estrecho y en ocasiones asfixiante, en el que sus vidas han ido confeccionando una tela de araña repleta de supersticiones, conflictos fraternales, misterios, amoríos, fracasos, envidias, milagros, desastres naturales y un paso del tiempo inevitable para todos y cada uno de los personajes que aparecen en este cuadro costumbrista, alegórico y con claros tintes de fábula.
Es el primer libro para adultos de esta escritora británica muy curtida en obras infantiles. Gusta el inicio original e impactante que tiene, inmediatamente retrocede al pasado para presentar al protagonista principal y sin entretenimientos, regresa al presenta para tirar de un argumento que corre paralelo a la vida de sus personajes. Cada uno de ellos vive sus propias experiencias y de sus manos avanza el relato y su particular evolución. Resulta muy fácil seguir porque casi todos se mantienen a lo largo de las quinientas páginas, que no resultan pesadas, aunque en ocasiones los saltos temporales los hacen envejecer precipitadamente, algo que chirria en la narración.
Dos aspectos están muy presentes en “Las mil historias”; el primero, el aislamiento y hermetismo de la isla con respecto al exterior, su afán por conservar la identidad de la isla y protegerla de lo que ocurre fuera de ella y el segundo el papel tan extraordinario otorgado a las mujeres en un mundo de hombres.
Cuando he dicho que tenía mucho de histórica me refería a la manera inteligente de hilvanar el paso del tiempo y los efectos que dejaron en estas vidas los grandes acontecimientos del siglo XX. Cada miembro de esta galería de personajes es testigo de las dos Guerras Mundiales, de la llegada del primer coche a la isla, la luz eléctrica, la televisión, el impacto del aterrizaje del hombre en la luna, el fenómeno del turismo de masas, Internet, la aparición del euro y hasta la crisis económica; y todo con un estilo ágil, sencillo y ligero.
No quiero alargar la reseña porque está claro que os la recomiendo. Novela llena de fantasía donde en ocasiones es difícil diferenciar la leyenda de la realidad, pero engancha, tiene sus buenas dosis de humor, bien ambientada y en líneas generales se disfruta cuando de antemano sabemos lo que hemos elegido, a sabiendas de que no siempre buscamos “Premios Nobeles”, porque esos muchas veces tampoco son tan buenos. Espero que os guste.
“Mi vida es una encrucijada repleta de desafiante maleza, dispuesta a distraerme del monótono zumbar de los días. Fiel a mis armas, y aliada de mis miedos”.

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