Nunca
me han dado pereza las historias familiares, confieso que Gabriel García
Márquez y su “Cien años de soledad”, fue una de las primeras novelas de este
estilo, que provocaron en mí una afición que con el paso del tiempo he ido
cultivando sin racaneo alguno. Es casi
de manual decir, que le siguió Isabel Allende y “La casa de los espíritus”
y luego vino “Las cien voces del diablo” de Ana Cabrera Vivanco y “La
casa de los amores imposibles” de Cristina López Barrio. Podría estar
nombrando novelas del llamado realismo mágico durante toda la reseña, pero es
más apropiado centrarse en la novela de Catherine Banner, en su “isla” y en sus
“historias” para contaros mi humilde opinión y vaya por delante de paso, el
animaros a leerla por el simple hecho de disfrutar de unos días de lectura
llena de imaginación y buenas dosis de Historia.
"Una pequeña isla perdida en el
Mediterráneo, entre Sicilia y el norte de África, es el escenario imaginado por
Catherine Banner para desarrollar esta cautivadora alegoría sobre la radical
transformación de Europa durante los últimos cien años. La historia comienza
con la llegada a Castellamare de Amedeo Espósito, un joven originario de
Florencia que viene a ocupar el puesto de médico permanente en ese remoto
peñón, donde el tiempo parece haberse detenido antes de la primera guerra
mundial. Allí establecerá su hogar e iniciará una larga saga cuyos miembros,
hábiles narradores de historias, transmitirán de generación en generación los
secretos de la familia y los avatares de un siglo vertiginoso y convulso”.
Dentro del género de la
narrativa contemporánea, no deja de ser una novela de ficción con rasgos de
histórica. La realidad de cuanto acontece en una isla de proporciones mínimas a
lo largo de un siglo, nos llega a través de un relato familiar en el que Amadeo
Espósito, con “s”, es el hilo conductor y patriarca de un clan que nace, vive y
se desenvuelve en un espacio algo estrecho y en ocasiones asfixiante, en el que
sus vidas han ido confeccionando una tela de araña repleta de supersticiones,
conflictos fraternales, misterios, amoríos, fracasos, envidias, milagros,
desastres naturales y un paso del tiempo inevitable para todos y cada uno de
los personajes que aparecen en este cuadro costumbrista, alegórico y con claros
tintes de fábula.
Es el primer libro para
adultos de esta escritora británica muy curtida en obras infantiles. Gusta el
inicio original e impactante que tiene, inmediatamente retrocede al pasado para
presentar al protagonista principal y sin entretenimientos, regresa al presenta
para tirar de un argumento que corre paralelo a la vida de sus personajes. Cada
uno de ellos vive sus propias experiencias y de sus manos avanza el relato y su
particular evolución. Resulta muy fácil seguir porque casi todos se mantienen a
lo largo de las quinientas páginas, que no resultan pesadas, aunque en
ocasiones los saltos temporales los hacen envejecer precipitadamente, algo que
chirria en la narración.
Dos aspectos están muy presentes
en “Las mil historias”; el primero, el aislamiento y hermetismo de la isla con
respecto al exterior, su afán por conservar la identidad de la isla y
protegerla de lo que ocurre fuera de ella y el segundo el papel tan
extraordinario otorgado a las mujeres en un mundo de hombres.
Cuando he dicho que tenía
mucho de histórica me refería a la manera inteligente de hilvanar el paso del
tiempo y los efectos que dejaron en estas vidas los grandes acontecimientos del
siglo XX. Cada miembro de esta galería de personajes es testigo de las dos
Guerras Mundiales, de la llegada del primer coche a la isla, la luz eléctrica,
la televisión, el impacto del aterrizaje del hombre en la luna, el fenómeno del
turismo de masas, Internet, la aparición del euro y hasta la crisis económica;
y todo con un estilo ágil, sencillo y ligero.
No quiero alargar la reseña
porque está claro que os la recomiendo. Novela llena de fantasía donde en
ocasiones es difícil diferenciar la leyenda de la realidad, pero engancha,
tiene sus buenas dosis de humor, bien ambientada y en líneas generales se
disfruta cuando de antemano sabemos lo que hemos elegido, a sabiendas de que no
siempre buscamos “Premios Nobeles”, porque esos muchas veces tampoco son tan
buenos. Espero que os guste.
“Mi vida es una encrucijada
repleta de desafiante maleza, dispuesta a distraerme del monótono zumbar de los
días. Fiel a mis armas, y aliada de mis miedos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario