martes, 20 de febrero de 2018

Las caras del tigre, Alfonso Mateo Sagasta


Curiosa portada con aires de modernidad que bien podía responder al dicho de “una imagen vale más que mil palabras. El hombre, en este caso la mujer y el mono, de fondo la ciudad, los grandes edificios testigos de la “evolución” y transformación social y económica de nuestra especie. Lo encontré hace meses en la biblioteca, pude leer la sinopsis bastante morbosa y trágica y sin adivinar el tema que escondía, me sumergí en sus páginas de las que he sacado una impresión algo contradictoria y confusa…, tanto o más que el misterio que aún queda por resolver acerca de nuestros verdaderos y primitivos orígenes.
En una carretera de la sierra de Madrid chocan un autobús y un camión cargado de propileno. La explosión no deja ningún superviviente, y la aseguradora Ajorca S.A. envía a su mejor técnico para dirimir responsabilidades. La elegida es Matilde Gil, recién divorciada y con dos hijos pequeños, a quien siempre secunda su eficaz, inestable y singular ayudante, Pajarito.
Para mayor complicación, en mitad de la tragedia aparecen unos restos orgánicos difíciles de identificar: el ADN no comparte el cien por cien de sus componentes con los de la especie humana. A partir de ahí, Matilde y Pajarito deberán enfrentarse a uno de los mayores misterios de la historia -envueltos en una disputa con siglos de antigüedad- mientras se dirigen, lentamente, hacia una revelación estremecedora.
Comienzo de esos que se llaman “pegamento”, un accidente espeluznante y la maquinaria se pone en marcha, todo muy real y cotidiano, ambulancias, bomberos, policías, investigadores, técnicos…, algo fácil de imaginar por la familiaridad que tenemos con imágenes que llegan a diario a través de los medios de comunicación. No hay supervivientes y los interrogantes se acumulan a la hora de dirimir responsabilidades y hacer frente a las indemnizaciones por parte de la aseguradora de los vehículos implicados. Hasta ahí muy normal, ahora bien desde que los restos de ADN no vinculados a ningún pasajero hacen su entrada en escena, es cuando verdaderamente me “emocioné” y las conjeturas que iba planteando me adelantaban a la propia investigación, deseosa de aportar datos acerca de dichos restos.
Tras ese despegue y una vez conocidos los protagonistas, el ritmo de la novela se mantiene en las cincuenta primeras páginas, para ir perdiéndose en un debate y exposición de teorías sobre los orígenes de la humanidad, que francamente entendí por ser profe de Historia, pero que sin duda hacen peligrar la lectura de la misma por el repertorio de explicaciones entre creacionistas y evolucionistas, que sin quererlo aparcan intermitentemente la esencia de thriller del argumento inicial.
Para resumir el autor madrileño ha mezclado el suspense y la investigación policiaca con datos científicos y planteamientos filosóficos, generando una trama no carente de intriga pero recreada en el gran misterio de la evolución de nuestra especie. A grandes rasgos es fácil de leer, el lenguaje está bien cuidado y los tecnicismos utilizados con mesura, no resulta difícil sacar conclusiones y aprender de lo ajeno al misterio que mueve el relato; pero me ha parecido que los personajes carecen de originalidad, demasiados estereotipos y situaciones forzadas que acaban provocando un final flojo y poco creíble.
Respecto a la ambientación hay que decir que comienza en Madrid, pero que al igual que nuestro recorrido evolutivo, Alfonso nos regala un viaje que nos lleva al otro extremo del mundo, en una búsqueda incansable de respuestas sobre el origen de unos tatuajes que portaba la “especie” desconocida y que acaba identificando como parte de una de las tribus más antiguas del planeta, los “Dayaks”, naturales de Borneo, los mismos que regalan a la novela una revelación sobrecogedora.
A pesar de no haber sido la lectura inolvidable, personalmente la he disfrutado porque el tema me apasiona y la documentación es impecable no dejando excesivamente aparcado el hilo argumental, que hilvana con acierto en este cóctel de temas que forman parte de nuestra esencia como especie.
Recomendada para los curiosos y los que quieran saber más de “nosotros mismos”.
“No mires atrás y te preguntes ¿Por qué?. Mira adelante y pregúntate ¿Por qué no?.

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