Este
año que se termina, se ha cerrado con autores que irrumpen en el mercado
literario con fuerza y la verdad que me han gustado. Son Charlotte Link y Ruth
Ware, de ambas he leído dos novelas que sin grandes pretensiones se han sumado
a la lista final de un periodo repleto de buenas elecciones y que quiero
compartir con vosotros.
“Has
sido testigo de un asesinato...y nadie te cree. La invitación a un crucero de
lujo, que zarpa de Londres rumbo a los fiordos noruegos, es como un sueño hecho
realidad para Laura Blacklock, una joven periodista en horas bajas. Los
primeros compases de la travesía discurren conforme a lo previsto: el ambiente
del barco es suntuoso, el servicio, de primera categoría, y el pasaje derrocha
elegancia, simpatía y dinero. Sin embargo, todo cambia cuando, una noche, un
grito aterrador despierta a Laura, quien, estupefacta, observa cómo el cuerpo
de una mujer cae al mar desde el compartimento contiguo. Al dar la voz de
alarma, la tripulación le asegura que el camarote número 10 siempre ha estado
vacío y que no falta ningún pasajero a bordo. Así, con creciente inquietud,
Laura comprueba que... nadie le cree. Y lo peor no es que se sienta sola y
aislada, sino que una serie de extraños acontecimientos la convencen de que
ella puede ser la próxima víctima”.
La
verdad que la sinopsis es tan larga que un poco más y desvela el contenido del
argumento y hasta el final. Novela al estilo más clásico de thriller
psicológico con todos los ingredientes de este género. Una trama bien
construida alrededor de un hecho presenciado por una mujer que manifiesta haber
sido testigo de una desaparición, un ambiente asfixiante que crea una atmósfera
claustrofóbica física y psicológicamente hablando, un barco que contribuye a
reducir un espacio ya pequeño en el que veinte pasajeros pueden ser culpables
de lo ocurrido en el “camarote 10”, una mujer que decide
investigar algo que solo ha visto ella, giros argumentales continuos, tensión,
misterio…, no le falta de nada para hacer de este relato una novela entretenida
que atrapa por lo asequible de su lenguaje y redacción.
Comienza
algo lenta y cuesta engancharse, pero a medida que avanza va ganando en ritmo.
La narradora es la redactora de viajes que asume sin duda el protagonismo de la
novela, su experiencia se convierte en el eje alrededor del cual gira todo el
hilo argumental. Mujer de fragilidad emocional acusada, con hábitos muy cuestionables,
es la antihéroe por excelencia, víctima de situaciones de ansiedad que hacen
cuestionar su ya escasa credibilidad. Junto a ella una galería de actores que
forman el pasaje de este crucero cuya ambientación, es un logro más de esta
joven promesa británica de las letras contemporánea.
Buena
narración plagada de diálogos, lenguaje ágil y ameno, dividida en ocho partes y
capítulos numerados intercalados con mensajes de texto del novio y familiares
de Laura, algo que despista al principio y que prefiero no revelar su
justificación y algunos giros sorpresas
que la salvan de lo predecible que resulta por momentos y le inyectan un ritmo que flojea en ocasiones puntuales. No
obstante la calidad narrativa es justita, el final muy precipitado y
surrealista y hay detalles que no me han parecido justificados en la trama como
palabrotas excesivamente ordinarias y momentos de sexo que irrumpen sin aviso
ni “venir a cuento”.
Un
viaje inaugural de un barco de proporciones diminutas para poner en escena un
misterio que me ha recordado a la gran Agatha Crhistie, puede que este detalle
sea lo que me permita hacer una reseña buena de “este camarote 10”; yo
crecí y me apasioné con la lectura gracias a esta escritora y sus novelas, de
manera que reconocer parecidos es inevitable.
Recomendable
porque hay que dar oportunidad a esta segunda novela de Ruth Ware, mujer que ha
desempeñado tareas tan dispares como camarera, librera, profesora de inglés,
todas un paseo de formación hasta llegar a realizar una de las más difíciles
que existen, escribir; por ello os animo a leerla para así reconocer que esto
de entretener con “negro sobre blanco” es solo privilegio de “unos pocos”. Os
gustará.
“Las peores cosas de nuestra vida suceden siempre sin previo aviso, sin
que tengamos tiempo de prepararnos y muchas lo hacen imperceptiblemente”.
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