sábado, 30 de diciembre de 2017

De parte de la princesa muerta, Kenizé Mourad

En ocasiones, me pierdo en mis pensamientos y hago una recopilación mental de aquellas novelas que leí hace décadas y además de asustarme por los años que han pasado, me sorprendo del grato recuerdo que guardo de muchas de ellas. “De parte de la princesa muerta” es uno de estos libros inolvidables. Quiero acertar que era por allá por 1989 cuando un amigo me la recomendó por su temática histórica, conocedor de mi gusto por este género y mi especialidad como docente de Historia. Ya entonces me pareció muy buena y en esta ocasión al releerla, reconozco que la he saboreado de otra manera, pero sigo pensando que es un precioso relato mezcla de realidad y de imaginación bajo el trasfondo biográfico de nuestra autora.
“Estambul, 1918: esta historia comienza en la corte del último sultán del Imperio otomano. La princesa Selma tiene siete años cuando ve cómo se desmorona su mundo. Condenada al exilio, la familia del sultán se traslada a Líbano. Éste será el principio del complicado viaje que Selma hará a lo largo de su azarosa vida, un camino que la conducirá a la India y a París en el que encontrará al amor de su vida... y lo perderá para siempre”.
Si tuviera que “vender” la novela para convenceros de que la leáis, os diría que es un paseo por la Historia, un emocionante recorrido por el siglo XX, por los acontecimientos más relevantes de Europa y especialmente de Turquía, la caída del Imperio Turco Otomano, sirve de escenario para narrar la reconstrucción de la vida de la madre de  Kenizé Mourad, la escritora turco-india-francesa, autora de este viaje físico y emocional a modo de homenaje a un personaje al que no tuvo oportunidad de conocer.
Son seiscientas páginas que acobardan de entrada al lector, es justo por tanto avisar que el principio es algo lento, pero la trama está muy bien planteada y acaba enganchando. El ritmo es ameno, pero es cierto que algunos pasajes y momentos de este periplo resultan áridos y densos, pero las descripciones de las diferentes culturas, las costumbres y los escenarios, acaban supliendo ese pequeño inconveniente. Quizás la parte primera me atrajo menos, tras la infancia de Selma, la gran protagonista, todo es más interesante y atractivo.
Una historia de vida que refleja la lucha por adaptarse a los cambios provocados por el exilio, a la aceptación de las formas sociales de occidente en contraste con la cultura turca. Bien documentada, no en vano está dividida en cuatro partes, cada una en un territorio diferente; Turquía, Líbano, India y París, a cual de todas descritas a la perfección según el proceso de adaptación vivido por nuestra “princesa muerta”.
Solo he encontrado un aspecto algo desaprovechado y es el papel de algunos de los personajes, desde mi humilde opinión se podía haber sacado mucho más de ellos. Sin duda me quedo con el eunuco Zeynel que representa tantos valores que mejor que lo descubráis vosotros.
La novela fue considerada en sus momentos como un gran bestseller, a mí me resulta chirriante unir este concepto con el de novela histórica, pero imagino que estará relacionado con el impacto de ventas que tuvo en sus inicios. En esta segunda lectura he disfrutado más porque tuve la oportunidad de viajar a Estambul, y reconocer calles y lugares que aparecen en la novela te permite integrarte en el relato con más facilidad.
Os la recomiendo sin “peros”, aunque reconozco que le pueden sobrar páginas no sabría eliminar pasajes, en el fondo todos están justificados y prescindir de ellos haría peligrar el armazón de la historia. Seguro que los amantes de la novela histórica la consideran perfecta. Deseo que os guste.
 “Los cambios vitales decisivos empiezan con pequeñas  trasformaciones, anodinas en apariencias, lo complicado no es conseguir hacer las cosas a la vez, sino ser capaz de hacerlas todos los  días”.

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