sábado, 19 de agosto de 2017

Después del amor, Sonsoles Ónega


La desconfianza que siempre acompaña a los libros galardonados con algún premio se ha convertido en algo inevitable a la hora de elegir un libro; si a eso se une que forman parte del entramado “Planeta”, ya el margen de convencimiento se reduce considerablemente, y si rematamos con un autor conocido por los medios de comunicación de según qué informativo, acaba poniendo en serio riesgo mi voluntad como lectora y mis esperanzas de acierto.
Por desgracia y a pesar de la belleza y buen gusto de su portada que es quizás lo más original e inolvidable, siento haber dado en la diana con “Después del amor”, novela premiada con el Premio Fernando Lara 2017 a la periodista Sonsoles Ónega, con la historia de amor imposible de Carmen y Federico, en un momento de la Historia de España donde nada era fácil y mucho menos amarse clandestinamente.
“Carmen viajaba en un tren desde Barcelona cuando un cruce de miradas cambió su vida para siempre. Era 1933, y Federico Escofet y Carmen Trilla, él, capitán del ejército; ella, una esposa atrapada en un matrimonio infeliz, tejieron una historia de amor que ni las habladurías, ni la guerra civil, ni el exilio lograrían deshacer, pero que dejó en los tres hijos de Carmen la huella del desarraigo”.
Tras el “Tiempo entre costuras” con la que disfruté mucho, cuando leo estas pequeñas sinopsis creo que voy a encontrar “más de lo mismo” y con una es más que suficiente, de hecho nunca las obras posteriores de María Dueñas me han atrapado tanto como aquella. Generosa y con reticencias, quise saber si la madrileña Sonsoles Ónega, la cara del telediario delante del Congreso, podía al menos igualarla y contarnos una buena historia que ya se preveía costumbrista, con el amor como eje conductor, con tópicos de la época, trasfondo histórico trillado y estereotipos de una sociedad llena de prejuicios como la España de inicios del siglo XX.
Basada en hechos reales, la relación de estos personajes con nombres propios no deja de estar bien narrada; pero ni el argumento es original, ni el tema es interesante ni la potencia de sus personalidades dejan una huella inolvidable. Me enfrentaba a seiscientas páginas que me desilusionaron en las treinta primeras, seguía avanzando expectante por el momento histórico que servía de escenario a estos amores prohibidos y no pasaba nada, era empalagosa y sensiblera, muy sobrecargada de sentimentalismo y emociones ajustadas a los clichés de este tipo de historias.
La ambientación en Barcelona es perfecta para describir la situación política de un país que presagiaba duros momentos políticos, la llegada de la Segunda República, la emergencia de los Nacionalismos, especialmente el catalán y las vísperas de la Guerra Civil Española; un telón de fondo bien trabajado por la autora a quien hay que reconocerle una labor de documentación muy buena.
Dividida en 76 capítulos, con una dedicatoria inicial y un epílogo que cierra la novela, escrito con prosa correcta, elegante, cuidada, lenguaje acorde a las clases sociales en las que se mueven nuestra pareja y los personajes secundarios, pero con un ritmo lento y repetitivo que llega a ser cansino, que no avanza que se recrea en convencionalismos de una sociedad encorsetada y caduca donde no parece que estos “amoríos” puedan ser ya delito.
“Después del amor”, es una novela que a pesar de lo exprimido de su argumento, puede gustar a un público mayoritario y de hecho aunque no está en los éxitos de venta, al parecer y por las reseñas de las redes sociales está siendo bastante leído. Personalmente puede ser perfecta para llevarla al cine, para que los que no hemos disfrutado de ella la visualicemos y pongamos cara a Federico y Carmen, dos bellezas que nos atraparan irremediablemente por la magia de la imagen, por la puesta en escena de su valentía y lucha por la identidad de una mujer que no encajaba en la época…, eso y otras bondades que tendrá la novela y que yo no se las he visto.
Para no ser tan negativa en la reseña, añado que está bien estructurada, que es fácil de seguir, que no hay giros argumentales que pierdan al lector, ni sorpresas que amarguen a los que estén metidos en las penalidades y sufrimientos de los amantes, predecible y  con un final que dejo a gusto “del consumidor”.
No la recomiendo por lo dicho en otras ocasiones, leer no es un vicio, es un placer que hay que pagar en su justa medida, que somos pocos los que leemos pero leemos mucho y hacer un desembolso económico requiere un esfuerzo para la mayoría de los lectores. La decepción por adquirir novelas tan publicitadas confirma que muchas no son para premios y menos cuando se ha llegado a terminar por el simple hecho de respetar la labor que hay detrás de un escritor. Espero que como siempre la decisión final sea vuestra.

“El amor depara dos máximas adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar”.

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