La Segunda Gran Guerra llega a su fin y el
mundo emprende una tortuosa reconstrucción. Concluidas sus funciones como
colaboradora de los Servicios Secretos británicos, Sira afronta el futuro con
ansias de serenidad. No lo logrará, sin embargo. El destino le
tendrá preparada una trágica desventura que la
obligará a reinventarse, tomar sola las riendas de su vida y luchar con garra para
encauzar el porvenir.
Entre hechos históricos que
marcarán una época, Jerusalén, Londres, Madrid y
Tánger serán los escenarios por los que transite. En ellos
afrontará desgarros y reencuentros, cometidos arriesgados y la experiencia de
la maternidad.
Sira Bonnard —antes Arish
Agoriuq, antes Sira Quiroga —
ya no es la inocente costurera que nos deslumbró entre patrones y mensajes
clandestinos, pero su atractivo permanece intacto.
Cuando supe de la publicación de “Sira”, la continuación
del “Tiempo entre costuras”, me emocioné lo justo, desconfiaba de esta segunda
parte y debo decir que en parte acerté.
Llegó a las librerías el 14 de abril y
escasos días después ya la había leído, nada que ver esta vuelta de aquellos
personajes ni tampoco la repercusión que tuvo su predecesora. Es la quinta novela
de la escritora María Dueñas.
Centralmente, la
novela “Sira” se
desarrolla y transcurre entre junio de 1945 y agosto de 1947; y en tal sentido
comprende 83 capítulos distribuidos en cuatro partes, cuyos rótulos aluden los
epicentros geográficos donde la protagonista vive, actúa e interactúa:
“Palestina”, “Gran Bretaña”, “España” y “Marruecos”; a lo que se añade el
“Epílogo” y la “Nota de la autora”.
No quiero hacer una reseña basada en comparaciones,
algo bastante difícil por otra parte, pero sin quererlo el enfoque es poco
acertado. Mientras en la primera se nos daban a conocer pinceladas del contexto
histórico sin sacrificar la historia personal de la protagonista ni mucho menos
el ritmo de la trama; ahora es justo lo contrario, páginas y páginas de
información histórica, que en esencia, ni nos va ni nos viene para lo que son
las vivencias de Sira y eso que ella es la voz narrativa. La información
irrelevante ha hecho que me agotara la lectura y estuviera tentada de
abandonarla en numerosas ocasiones. Soporífero, cansino y carente de interés y
para colmo aparece una mujer reportera y espía que nada tiene que ver con su
identidad de costurera.
Por si fuera poco el recurso de recordar la
vida anterior de Sira se convierte en un relatar machacón de lo que conocimos
en la primera novela, un poco está bien, ayuda al lector a recordar, pero
abusar para extender el relato se hace repetitivo e innecesario y hace pensar
en el detestado relleno que desanima al lector.
No quiero seguir hablando mal de la novela,
estoy segura que es solo mi humilde opinión, es parte de la sensación de pensar
que la autora ha querido abarcar demasiado y el resultado al menos para mi
gusto no es el esperado.
Termino con la alusión a un final muy del
estilo al “Tiempo entre costuras”, lo mismo dentro de otros 12 años aparece
nuevamente Sira y sus andanzas.
Siento que he perdido el “Tiempo” pero eso
no quiere decir que la novela no vaya a gustar, hay afortunadamente lectores
para todos los gustos.
“El tiempo que se disfruta es el verdaderamente vivido”.
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