Comentar y hacer una reseña de una novela de Víctor del Árbol es una auténtica osadía por mi parte, intentaré contar las impresiones de “El hijo del padre” con prudencia y humildad ya que de otra manera sería imposible.
Diego Martín es un respetable
profesor universitario hecho a sí mismo. Hijo de emigrantes extremeños y
andaluces llegados a Barcelona en los años cincuenta cree haber roto con sus
raíces con una vida totalmente alejada de aquella para la que parecía predestinado,
pero el pasado siempre está ahí y la sombra de su padre sigue pesando sobre sus
hombros más de lo que querría, quizá la maldición que pesa sobre los hombres
Martín, de la que le habló su abuelo siendo niño y el enfrentamiento ancestral
entre su familia y los Patriota, caciques del pueblo del que provienen, sigan
más vivos de lo que piensa y quizá él mismo se esté convirtiendo en aquello que
tanto odia. El detonante será Martin Pearce, el enfermero encargado de su
hermana Liria, ingresada desde hace años en un centro psiquiátrico. Martin,
detrás de su aspecto atractivo y carácter solícito y afable, esconde otra cara
que hará que la vida de Diego Martín estalle por los aires.
¿Qué
hizo Martin Pearce para desatar a un Diego desconocido? ¿Qué ocurrió para que
este rompiera con su familia y se enfrentara con todos ellos? Diego todavía
recuerda ese pasado con la mirada del niño que fue y comprende que quizá ha
llegado el momento de verlo con unos nuevos ojos.
Novela poderosa y potente del
autor de “Un millón de gotas” y otras tantas novelas que no pasan de puntillas
por ningún lector. Todo un recorrido por el amor y el dolor, un thriller con una carga emocional y dramática enorme, que toca muchos temas, desde
la ausencia de cariño de un padre, la verdad, la enfermedad mental, la deshumanización
que existe en el mundo y especialmente en España en la primera mitad del pasado
siglo.
Es sin duda un thriller en el que conforme se desarrolla la historia,
quedas atrapado desde el principio, con un inicio tremendo que te lleva a una
espiral de tramas que se abren unas detrás de otras, en el marco de aquellos caóticos
años de la primera mitad del pasado siglo XX y en el 2010. Cuenta la
trayectoria vital de una modesta familia, los Martín que se
cruza con la de un cacique, don Benito Patriota, que escenificará la
metáfora de odios y traiciones de la España de preguerra y posguerra.
La novela comienza con una intensidad muy alta, reconociendo Diego Martín
que ha matado a una persona, y acaba con un nivel igual de intenso, con otra confesión,
la de su padre sobre él.
Os cuento que el hecho de conocer algo tan fuerte como lo que se desvela al inicio no le quita
interés al lector por saber qué viene después.
Respecto a los personajes, gran activo de la novela, se ramifica a través de una cantidad importante que
incluso, por sí mismos, podrían protagonizar su propia historia, desde su
abuelo Simón, pasando por su padre, y llegando a su hermana Liria y a su abuela
Alma Virtudes, una mujer de la época, abnegada, soportando el peso de una
sociedad patriarcal…Ya de por sí, el título se presenta como una intrigante
invitación a la lectura de la novela, que conforme se desarrolla deja entrever
una oscura relación de odio pero a la vez amor entre el protagonista, Diego
Martín, y su padre.
Es una novela amarga que sobrepasa los límites de la dureza extrema, con un repertorio de sentimientos y de penalidades, que produce una enorme tristeza, cada una de sus páginas sobrecoge más que la anterior.
La narración comienza,
en los años actuales, con unas notas manuscritas de Diego Martín en la cárcel:
“Secuestré a Martin Pearce, lo torturé y le maté disparándole en la cabeza.
Después llamé a la policía y esperé”. Inmediatamente la acción se retrotrae a
su primera infancia y a partir de ahí el autor va narrando hasta la actualidad
determinados periodos de la vida del protagonista, de su abuelo, de su padre y
de sus hermanos, sobre todo de Liria, la más joven, encerrada en un centro
psiquiátrico y desencadenante final de la tragedia.
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