“El 10 de marzo de 2021 los doscientos cuarenta y tres pasajeros
de un avión procedente de Paris aterrizan en Nueva York después de pasar por
una terrible tormenta. Ya en tierra, cada uno sigue con su vida. Tres meses más
tarde, y contra toda lógica, un avión idéntico, con los mismos pasajeros y el
mismo equipo a bordo, aparece en el cielo de Nueva York. Nadie se explica este
increíble fenómeno que va a desatar una crisis política, mediática y científica
sin precedentes en la que cada uno de los pasajeros acabará encontrándose cara
a cara con una versión distinta de sí mismos”.
Así de escueto y sencillo es el resumen de este libro al que
podemos añadir que ha ganado el Premio Goncourt, considerado uno de los más
importantes de Francia y gracias al cual, Hervé Le Tellier ha sido encumbrado
por su estilo mordaz y directo. No es la primera vez que desconfío de los
premios y respecto a “Anomalía” solo puedo decir que me ha
parecido original y diferente.
La novela trata de un avión comercial que entra en una turbulencia, sus
pasajeros son personas normales, entre ellas hay un escritor. El avión avisa a la
torre de control del aeropuerto para dar a conocer las dificultades del vuelo, del
que sale más o menos airoso, ya que tras momentos de incertidumbre el
comandante se ve rodeado de cazas a ambos lados que lo escoltan hasta el
aterrizaje; algo que tras creer que era una broma lleva al piloto a la sorpresa
máxima.
En realidad “La anomalía” trata del Protocolo 42 basado en detectar
contingencias aéreas y las actuaciones a seguir con ellas. A medida que
avanzaba en la lectura me fui metiendo en la dinámica narrativa,
encontrándome un repertorio de vidas atractivas,
llenas de matices, capaces de mantener cada una de ellas una novela por sí
solas, todas compartiendo un mismo espacio, el avión en mitad de una tormenta,
para sacarlos de allí con una profunda reflexión sobre la capacidad del ser
humano para reaccionar a lo inverosímil.
No está escrito siguiendo los esquemas de un género único, más bien
utiliza unos y otros, reconocemos rasgos de un thriller que fusiona géneros
y rompe barreras, de la ciencia ficción a la indagación filosófica y del
futurismo, al clásico de aventuras más impactante.
En la “Anomalía”, se mezclan la física, las matemáticas, la filosofía, la
religión, la política y todo bajo un equilibrio que persigue dar explicación a
tan increíble fenómeno.
La novela se centra en la vida de once personajes que viven sus propias
contradicciones al verse cada uno duplicado en otro que son ellos mismos, pero
con la salvedad de que para unos, los aterrizados en junio, hay tres meses que
no han vivido. Además nos ofrecen sus diferentes perspectivas, lo que nos lleva
a una suerte de enredos entre cada uno de ellos según corresponda al avión de
marzo o al de junio.
Así pues, todos, a través de su “yo” interpuesto, su otro “yo”, los
aterrizados en marzo, serán sabedores de los que le acaecerá en los próximos 90
días. Esta es la gran incógnita que motiva a seguir leyendo, si en realidad los
243 pasajeros que aterrizaron en junio reproducirán la vida de los de marzo.
Y con esto que acabo de contar no queda más que catalogar la novela de
ciencia ficción, aunque no es menos cierto que lo original está en las
historias de cada uno de esos personajes y no en el esfuerzo que hacemos por
darle una explicación racional.
El libro se presenta en capítulos de corta duración, bajo una estructura
aparentemente compleja, lenguaje ameno, dosis de humor y una idea principal, la
de confrontar al ser humano con su yo absolutamente idéntico en un intento por
desvelar un suceso inexplicable y fuera de toda lógica.
Es un libro que entretiene, no es mi preferido, pero saca al lector de la
zona de confort y lo invita a pensar continuamente puesto que es en las cinco
últimas páginas cuando parece vislumbrarse el final del secreto.
Que nadie espere un libro a la manera clásica, no obstante creo que será
del agrado de muchos lectores. Espero que os guste.
“El tiempo que se disfruta es el verdadero tiempo vivido”.
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