En esta ocasión, la elección ha recaído en el
escritor sevillano Isaac Rojas al que ya conocía por otros libros. Me apetece
de vez en cuando lecturas que me permitan leer historias cortas que te dejen
con la boca abierta por su originalidad y sencillez. Es justo lo que he
encontrado en esta selección de relatos que abordan asuntos de
actualidad y de la vida española de los últimos años, todas muy cercanas
que expanden nuestra comprensión de la sociedad en la que vivimos.
Tiza roja incluye más de cincuenta relatos, organizados
siguiendo las secciones de un periódico, a modo de reconocimiento del vínculo
que los une al ámbito de la prensa, dado que todas las historias han
aparecido en diarios durante los últimos años.
Isaac es considerado uno de los novelistas llamados “sociales”, en total
son seis las novelas publicadas, de las que he leído “La habitación oscura” y “El
país del miedo” y puedo decir que el calificativo está muy bien puesto.
Las historias que narra en este libro son a cuál de todas más originales
y a la vez reconocibles. Podría decantarme por alguna de ellas, aunque estoy convencida de que os gustarán todas.
La ventaja de estos libros es poder leer aisladamente dichos relatos,
pero recomiendo que se haga según aparecen, ya que no hay necesidad de alterar
el orden que el escritor ha elegido para nosotros.
Nada más abrir el libro, nos encontramos con un prólogo que muestra la
primera reflexión crítica, una reivindicación del escritor por
encargo, frente a la romantización de la figura del escritor como un genio
libre o acaso doblegado solo a su inspiración. Pero no es así, el escritor,
hoy, está sujeto a leyes del mercado cultural y, en ocasiones, produce por encargo;
El motivo de estas palabras son precisamente las 50 historias de “Tiza roja”,
todas encargos hechos al escritor para ser publicados en medios periodísticos,
rodeados de noticias y reportajes, y pensados para ser leídos en ese contexto.
El repertorio de temas tratados es la justificación para
poner en evidencia la sociedad que nos define, la precariedad económica, la
incertidumbre personal, los ataques laborales, la comercialización de lo
privado, el machismo, pero también la solidaridad, la organización y la
respuesta colectiva y todo debido al hecho de la importancia adquirida por las
preocupaciones que nos rodean y la impotencia ante la mala gestión de esta
crisis social que dura ya demasiado tiempo.
Podría recomendar alguno, por ejemplo el del lazo amarillo en el paso de
la procesión de la Virgen, el de la vida de un hombre relatada a través de sus
movimientos bancarios, el boicot a Coca-Cola e incluso el de la tragedia de los
campos de refugiados.
Por hablar de los temas más sugerente os digo que la escasez material,
el miedo al despido, el papel de las redes sociales, las peripecias para llegar
a fin de mes, la homofobia, el racismo y el terror como herramienta
intimidatoria en el mundo laboral, dan vida a buena parte de estas cotidianas y
frecuentes historias que bien podían ser las nuestras.
No nos sorprende el autor al mostrarnos la cara buena de estas
situaciones tratadas con ironía y humor, que en el fondo no dejan de ser dramas
reales, tirando de beneficios de las mismas, a la hora de relatar como la
sociedad responde en buena manera con solidaridad, compañerismo, organización y
respuesta de supervivencia cuando la vida nos lleva al límite de lo soportable.
Esa fina ironía de este sevillano, consigue mostrarnos y abrirnos los
ojos a una realidad repleta de abusos, atropellos y despropósitos diarios que
solo nuestra apatía e indiferencia nos impediría ver.
No quiero desvelar el origen del título, mejor que os leáis todos los
relatos y así lo descubráis solos
Especialmente
divertidos e inquietantes a la vez resultan los ‘Anuncios por palabras’, el de
la empresa que ofrece la reconstrucción de recuerdos o el de los mensajes de
los pomos de la puerta de los hoteles…Todas
en el fondo son situaciones alarmantemente
reconocibles en la vida española de las últimas décadas.
En esta llamada y
toque de atención que nos da Isaac, se encuentra una invitación a no olvidarnos
de las otras realidades que sin ser la nuestra forma parte de nosotros. Os
garantizo entretenimiento y un par de tardes de lectura amena. Os gustará.
“Los
colores al igual que nuestras facciones, cambian con las emociones”.
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