Desde
que supe de la publicación de este libro difícil de encuadrar en un género
concreto, estuve muy pendiente de su salida al mercado, creo que las ilusiones
depositadas en uno de los escritores que más me gustan y de aquello que tuviera
que contarme el paleontólogo padre de Atapuerca, merecía la pena estar al “loro”
y no perder el tiempo para leer lo que seguramente me iba a gustar.
No
puedo valorar ni positiva ni negativamente su lectura, es cierto que hace un
repaso sencillo y asequible a la
incógnita de por qué somos como somos y y cómo hemos llegado a donde estamos,
algo que a diario nos preguntamos con enorme curiosidad y difícil respuesta.
Al
parecer en la cabeza de Millás siempre había estado el interés por entender la
vida, los orígenes y su evolución, de manera que se dispuso a conocer, junto a
uno de los mayores especialistas de este país en la materia, Juan Luis Arsuaga,
las razones que nos ha llevado a ser como somos y el camino recorrido para
ello.
Fue
una propuesta para la elaboración de un relato entre escritor y sabio en la
materia. Una combinación del ingenio de uno y la percepción original del mundo
como la que tiene el escritor; entre “un sapiens y un neandertal”.
Durante unos
meses, ambos visitaron lugares y escenarios de la vida cotidiana, así como
emplazamientos únicos donde aún quedan huellas de lo que fuimos y de nuestro
lugar de procedencia como humanidad y cada una de las salidas supuso un bagaje
de información muy útil para dar vida a este libro en el que la originalidad de
Millás se reconoce fácilmente.
Un nuevo
experimento que surge de una visita a Atapuerca y de la presentación de una
novela en el Museo
de la Evolución Humana, donde conoció a Juan Luis Arsuaga, surgiendo en ese
mismo momento la idea de si sería posible poner en papel las explicaciones que
un sapiens le daría a un neandertal acerca de los misterios de nuestra
existencia.
La idea se materializó tras la
aceptación de Arsuaga quien a través de numerosas visitas a sitios muy
diferentes como un yacimiento arqueológico, una juguetería, al campo, a la
sierra, al Museo del Prado, a una
maternidad, a un tanatorio, a una exposición de canarios, un parque infantil,
va aportando explicaciones sencillas que quedarán por escrito como si de un
relato sobre la existencia se tratara, pero siempre con un lenguaje desprovisto
de tecnicismo, coloquial, ameno y muy instructivo.
Que nadie piense que es un manual
científico pesado y cargado de datos acerca de localizaciones, fechas y
descubrimientos; se trata de una invitación a reflexionar sobre cuestiones
biológicas y filosóficas que se nos pasan por la cabeza a diario, cuestiones
tan habituales como la selección natural, nuestro parentesco con los monos,
nuestra bipedestación, los cambios de nuestra cabeza y lo mejor de todo cómo ha
influido nuestra especie en otras con las que compartimos nicho ecológico y que
puede descubrirnos los misterios del funcionamiento del mundo como especie
superior.
Reconozco que me enganchó, mi curiosidad
sigue intacta con el paso del tiempo, el tema siempre ha sido de un atractivo
para mí incuestionable, pero a medida que pasaba las hojas, no digo que me
aburriera, pero me desilusionó, aunque no lo suficiente como para abandonarlo.
Se puede leer de un tirón en una tarde, hay pasajes muy entretenidos como el
que tiene lugar en un restaurante japonés, pero para los que ya conocemos
bastante del tema, o nos encargamos de manejarlo en nuestra tarea de docente,
leer datos que ya conocía puso en peligro la buena nota que sin duda hay que
darle al libro.
Las conversaciones de estos dos “cerebros”
no dejan indiferente a nadie, nunca se sabe lo suficiente acerca de nuestros
orígenes y de los pasos dados hasta llegar a lo que somos. Es un libro escrito
con el habitual sentido del humor de Millás que ayuda a suavizar el punto
magistral de las aportaciones de Arsuaga y que hace de cada explicación una
enseñanza nueva para almacenar en nuestra maleta de conocimientos.
Me gustaría recomendar el libro sin
reticencias porque encontrar juntos a dos mentes inquietas como Millás y
Arsuaga no se disfruta todos los días, el paseo que nos proporcionan por la
vida desde que nacemos hasta nuestra vida adulta es una gozada y más si está
salpicado de intelectualidad y humor hábilmente dosificado de la mano de este
grande de la pluma. Además hay algo que compensa mi pequeña “decepción” y es el
hecho de saber lo útil que resultará a quienes deseen saber más sobre la hominización,
o como es mi caso repasar “cosillas” que siempre se olvidan. Una conversación
entre ciencia y literatura es un regalo que se traduce en una oportunidad impensable.
Os gustará.
“El que no está dispuesto a perderlo todo, no está preparado para ganar
nada”.
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