viernes, 4 de septiembre de 2020

El murmullo de las abejas, Sofía Segovia

Sin más remedio hay que ir diciendo adiós al verano. Cerrar la etapa estival resulta de lo más penoso por la implicación de retorno a la realidad, que en su descanso temporal, nos espera a la vuelta de unos meses que nos han parecido demasiado breves. Tenía esta novela reservada para este momento con la finalidad de hacer del regreso algo “dulce” como la miel y creo que lo he logrado.

“Una mañana cualquiera un hombre de avanzada edad toma un taxi en la ciudad de Monterrey rumbo a Linares, su ciudad natal. El viaje solo llevará unas horas, pero el viejo habla y no para, como si delante de él se desplegara todo su pasado. Así, el taxista y los lectores vamos a conocer la historia de una familia mexicana de terratenientes, los Morales Cortés, desde el principio del siglo XX hasta hoy. De repente, en el fluir de las palabras, asoma el rostro amigo de un niño sabio que no puede hablar, pero oye lo que otros no saben o no quieren oír, y anda rodeado de abejas. Ellas son sus aliadas y las que sabrán guardar los secretos del caserón de Linares, un lugar donde viven mujeres hermosas y tercas y las naranjas tienen un sabor especial. Incluso la muerte es distinta en Linares, y el hombre lo sabe. Por eso viaja, habla, recuerda...”

Este libro es una entrañable historia a medio camino entre el realismo mágico latinoamericano y la novela histórica, mezcla de ficción y realidad en un marco como fue la revolución mexicana y la reforma agraria de comienzos del siglo XX, cuyo protagonista será Simonopio, quien dejará huellas de amor, polen y miel en los miembros de la familia Morales. Son casi quinientas páginas cuya estructura se nos presenta dividida en cien capítulos, narrados por voces diferentes que usara la autora en un esfuerzo por contarnos todos los detalles de esta historia tan singular.

La narrativa en principio me resultó un poco compleja (nunca me había topado con alguna de este estilo), cada personaje es protagonista de su propia parte en la historia, con el paso de las paginas resulta justificado todo lo que nos cuenta, para poder comprenderlos un poco mejor y conocer sus motivaciones y sentimientos.

El murmullo de las abejas cuenta con dos narradores que más o menos conforman dos líneas argumentales, pasado y presente, no muy delimitadas entre sí pero si distinguibles. Uno de ellos es una tercera persona que prácticamente es la que conduce toda la historia. Y una voz en primera persona para enlazar pasado y presente que nos da un punto de vista más subjetivo.

Respecto a los personajes están extraídos de la realidad con sus preocupaciones, pasiones, obsesiones, miedos, inquietudes como la familia Morales Cortés, conformada por Francisco, su esposa Beatriz, sus hijas Consuelo y Carmen, más adelante por el pequeño Francisco. El protagonista que guía la acción será Simonopio, cuyo origen es desconocido, fue encontrado por otro personaje, llamado la Nana Reja, abandonado al nacer, y cubierto de abejas. Físicamente tiene una deformidad en su boca y esto hace que no pueda comunicarse verbalmente con nadie, solo con sus abejas. Las sigue en sus largos viajes y ellas se comunican con él.

La ambientación está tratada con todo lujo de detalles, es un viaje en el tiempo y en el espacio. Los detalles del paisaje que nos brinda Sofía Segovia a medida que leemos y viajamos junto a los personajes me ayudó a imaginarme todo, a sentir aromas, sonidos, texturas y colores. Esta atmósfera sirve para dar cuerpo a las historias, cuentos y anécdotas de las vivencias del viejo Linares que la autora nos regala en cada párrafo de esta novela, sin sacrificar el bello realismo mágico que nos recuerda a escritores como Isabel Allende, Laura Esquivel o Gabriel García Márquez.

En la novela dos pilares fundamentales son la tierra y la familia como dos elementos que dan sentido a la vida. La tierra es nuestro hogar, a ella que nos aferramos, en ella echamos raíces y es testigo mudo de diferentes generaciones. Estas generaciones las forman la familia, alrededor de la cual todo gira y no necesariamente compuesta por vínculos de sangre porque también hay personas que llegan cualquier día y de cualquier forma para quedarse y compartir nuestros peores y mejores momentos.

La elección de esta novela coincidió con un cierre de mes y casi de temporada de verano y tiempo libre, es la ideal para evadirse hacia tierras llenas de olores y sensaciones que superan el drama y la tragedia que contienen sus páginas, lectura que deja momentos de paz que aligeran las futuras preocupaciones, solo queda disfrutarla sin más pretensiones y como siempre digo, sin ser jueces del trabajo de la escritora entre otras razones porque yo solo soy una lectora que nada sabe del arte de escribir. Os gustará.

“La vida no da garantías. A nadie. No espera a nadie. No tiene consideración con nadie”.

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