miércoles, 9 de septiembre de 2020

Seguiré tus pasos, Care Santos

“El aire que respiras”, “Deseo de chocolate”, “Habitaciones cerradas”, “Media vida” y “Todo el bien y todo el mal”, son algunas de los títulos que he leído de esta escritora catalana autora de doce novelas y que hasta ahora nunca me ha decepcionado. Es la segunda parte de la bilogía empezada con “Todo el bien y todo el mal”, la autora es fiel a su estilo destacando por la facilidad de lectura y una trama que engancha desde la primera página. Un relato que nos lleva del presente al pasado bajo el marco de la Guerra Civil española. Lo mejor es que termina por desvelar misterios que se quedaron sin resolver en la primera entrega.

 “Reina, una mujer acostumbrada a tomar sus propias decisiones, recibe una llamada inesperada que puede cambiarlo todo: ha aparecido una carta repleta de secretos que su destinataria nunca leyó y que revela una nueva verdad. Al mismo tiempo, alguien pretende abrir la tumba de su padre, José Gené, muerto en extrañas circunstancias hace más de cuarenta y cuatro años en un pueblo de los Pirineos. La historia de su padre, y de aquellos que lo rodearon, llevará a la protagonista hasta Conques, una pequeña localidad de la provincia de Lleida, pero también a un día de un pasado lejano, el 26 de enero de 1939, cuando las tropas de Franco tomaron Barcelona. Un día de vencedores y vencidos después del cual nada volvió a ser como antes”.

Historia muy bien escrita que se puede leer independientemente de si se ha leído la primera parte, hay que echar paciencia a la hora de enfrentarse con este relato algo enrevesado que te lleva lo mismo a un pasado inmediato que lejano, a un regreso al presente y a momentos intermedios…y así toda la novela. Es sencillamente diferente, más que la historia de Reina, es la historia de su padre, de ahí los treinta años de viaje en el tiempo con el único propósito de conocer la juventud de sus padre, su paso por la guerra y su actividad como comerciante en la España de posguerra tras la victoria franquista.

Que nadie tema lo peor, no es una novela de la Guerra Civil Española, es una historia de amor obsesivo de un hombre que sigue los pasos de una mujer en esos años de dolor de nuestra España. Es por ello que nuestra protagonista es desplazada por su padre con quien tiene que compartir un protagonismo no negociable. Aunque nada tiene que ver el tema y el tratamiento entre ambas novelas, las dos conforman una unidad y tanto en una como en otra, los personajes están bien trazados  no son ni buenos ni malos, sino que tienen de todo un poco, lo que hace tan creíble esta historia que no te queda más remedio que reconocer lo buena que es.

Es por ello que uno de los puntos fuertes de esta novela, como en todas las de Care Santos, son los personajes muy reales y profundos, cargados de vivencias que dejan tras ello una historia única de vida.

La novela se estructura en dos tramas, la del presente que nos habla de Reina en la actualidad, de su viaje a Conques y de lo que averigua de su padre. La del pasado que nos retrotrae a la juventud de su padre, su llamamiento a filas, el estallido de la guerra y su prematura muerte. Dividida en cien capítulos de extensión aceptable, más una especie de  epílogo. En ambas tramas un narrador omnisciente es el encargado de hacernos llegar los hechos que van dando cuerpo a una historia intimista, con fuertes dosis de misterio, intriga y secretos familiares, incorporados con mesura hasta llegar a conformar un libro entretenido e inolvidable.

Ambientación impecable, con detalles que nos sitúan con precisión en los lugares donde transcurre la historia, utilizando un estilo sencillo, sin largas descripciones y un ritmo un tanto pausado que potencia la lectura ágil. Todo esto unido a la esa forma que tiene la autora de alimentar nuestra curiosidad hizo posible no solo terminarlo sino disfrutarlo desde principio a fin.

Podríamos estar ante una novela coral bastante creíble, donde tanto los recuerdos como los personajes silenciosos luchan por salir a la luz mediante palabras escritas o mediante cartas o mediante la memoria.

Care, no nos cuenta nada novedoso o que no sepamos, pero sí que nos recuerda las miserias que pasaron muchas personas y lo bien que supieron aprovecharlas otros.

Quiero terminar diciendo que “Seguiré tus pasos” es una novela que rinde tributo a la memoria y a la necesidad de no mantenernos ajenos a nuestro pasado, con sus luces y sombras, pero con la exigencia de conocerlo. Os la recomiendo para aquellos momentos en los que queráis disfrutar de una historia emotiva y cargada de sensibilidad, que no “sensiblona”. Os gustará.

“La vida no cuenta los pasos que has dado, cuenta las huellas que has dejado”,

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